Lo que empezó como una noche de copas y diversión termina por unir los destinos de dos personas con vidas completamente opuestas.
Marcos Ashford es un hombre frió, arrogante y calculador, acostumbrado a tener todo a sus pies.
Miranda Gonzales es una chica amable y extrovertida que no tiene miedo a divertirse.
¿Podrán ambos sobrellevar las adversidades y abrirse paso al amor?
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Química
—¡QUE TU HICISTE QUÉ!
—Shh...baja la voz Eugenia— Lo último que quiero es que todo un restaurante se entere de mi vida.
—Perdón...es solo que no puedo creer lo que me estás diciendo. Tu y nuestro jefe...esto es algo para no creer.
—Ya sé, yo tampoco me lo esperaba, además, lo más raro de todo es que antes de irse me miró como si en serio estuviese arrepentido de lo que hizo— O tal vez, solo me lo imaginé, estaba tan distraída en el hecho de que él no recuerda nada que pude haber imaginado cualquier cosa.
—¿Me estás diciendo que el mujeriego más grande de esta ciudad, se arrepintió de acostarse contigo? Eso no me lo creo.
—Eso ya no importa, se haya arrepentido o no ambos quedamos en que haríamos como que nada sucedió.
—Waoh...Eres tan robotica como él.
—¿Robotica? ¿Yo?
—Si, tú...¿Qué mujer en este mundo pierde su virginidad y luego tan tranquilamente decide que mejor debería olvidarlo?— La clase de mujer que claramente cometió un error y lo mejor para mantener su trabajo es olvidar la noche anterior.
—Necesito el trabajo, Eugenia. Tu lo sabes mejor que nadie, no pienso pedirle ayuda a mis padres y mucho menos regresar derrotada.
—Bueno, en eso tienes razón. Tus padres están esperando el momento en el que les ruegues por su ayuda— Y eso no va a pasar nunca. Mis padres pueden controlar a todos los que quieran con su dinero pero nunca más volverán hacerlo conmigo.
Tal vez tardé 21 años en irme de su casa pero ha sido de las mejores decisiones que he tomado y de las cuales no me arrepiento de nada.
—Ya sé que esta pregunta está de más pero, ¿Te cuidaste?
—Claro que lo hice. ¿De verdad me crees tan tonta como para no hacerlo?
—Tan solo pregunto. Si estabas tan fuera de si como para acostarte con tu jefe tal vez no hayas tenido tiempo de pensar en cuidarte.
—Quédate tranquila, si me cuide— Es bueno saber que ella se preocupa por mí. Es la única persona que tengo desde que llegué a esta cuidad.
—Bueno, pero ya fuera de todos los arrepentimientos...¿Al menos te gustó?— Deberia decir que fue mejor de lo que pensé.
—Fue bastante bueno.
—¿Solo bueno?— Sé perfectamente que ella está esperando la historia con lujos y detalles.
—Tuvimos bastante química, no sé...No fue nada amoroso pero aún así, podía sentir que ambos lo deseábamos. Fue algo intenso— ¿De verdad ambos lo deseábamos? o ¿solo yo? no, es mi jefe, se que es atractivo pero desde los tres años que llevo trabajando para él nunca lo había visto con otras intenciones. En especial por la reputación que tiene con las mujeres.
—Bien, si en verdad lo disfrutaste entonces no fue una perdida total, brindemos por eso.
—Eugenia, es medio día.
—Eres una aguafiestas.
—Tuve suficiente anoche. Por cierto, ¿Te iras hoy a casa de tu familia para esperar el año nuevo?
—Si, me iré esta tarde. De verdad hubiese querido que vinieras conmigo.
—Ya sabes que debo regresar al trabajo el lunes— No me fascina pasar el año nuevo sola pero, es algo para lo que me preparé al huir de casa e irme a una ciudad en donde no conocía a nadie.
—Y tu sabes que ya no vivimos en la esclavitud, ¿no?
—Mejor terminemos nuestro almuerzo.