Amor Forzado.

...En palabras de la protagonista Isabella......

Descendí lentamente por las escaleras y allí estaba Rosa, quien de inmediato se acercó para ofrecerme su ayuda en el descenso.

—¡Buenos días, mi señora! ¿Cómo amaneció el día de hoy? ¡Le hice unos hotcakes deliciosos! —dijo Rosa con una amplia sonrisa en su rostro.

—Muchas gracias buenos días!, amanecí muy bien y ustedes.!?. Rosa. ¿Alessandro no va a desayunar? —pregunté, un tanto preocupada.

—El patrón salió muy temprano esta mañana —respondió Rosa, notando que mi expresión cambiaba a una de tristeza.

—Desayunaré con ustedes —dije, tratando de convencerme de que Alessandro seguramente estaría acompañado de Renata en algún lugar.

Mientras desayunaba escuchaba la plática de las empleadas, hablando de sus amores, mientras en mi cabeza estaba Alessandro y lo que había pasado anoche.

Una vez que desayuné sali con chofer al hospital, estaba contenta en ir pues siempre mi sueño había sido ser doctora.

Cuando finalmente llegué al consultorio, para mi gran sorpresa, allí se encontraba Alessandro, y mi corazón comenzó a latir con fuerza. La emoción me invadió al verlo, y sentí cómo mi pulso aumentaba.

Sin perder tiempo, él se acercó a mí con determinación. Sin pronunciar una sola palabra, tomó una silla de ruedas y me ofreció que me sentara. Con un gesto amable y atento, me ayudó a acomodarme y, con cuidado, me condujo hacia el consultorio del doctor. Su acción hablaba más que mil palabras, y en ese momento, su presencia me brindó una sensación de confort y seguridad.

Buenos días señora de Kim lee.!_ dijo el doctor con una sonrisa

—¡Hola, doctor! —exclamó Isabella mientras Alessandro permanecía quieto a su lado, en silencio.

—Cuéntame, ¿cómo te sientes? En un momento te llevaré a hacerte una tomografía para descartar cualquier problema —dijo el doctor, sonriendo con amabilidad.

—La verdad es que me siento un poco mejor; creo que no necesito la tomografía, la inflamación ya ha disminuido —respondi , dirigiendo la mirada hacia el doctor con una mezcla de confianza y preocupación.

—Sé que has trabajado para un doctor, y por eso tienes un buen conocimiento sobre estos temas. Sin embargo, aun así, te haré la tomografía, aunque tienes la razón a lo que dices, Alessandro me pido que me cerciorara que estuvieras bien.—replicó el doctor con una actitud comprensiva.

Observé cómo Alessandro salió del consultorio y, al hacerlo, me quedé sola con el médico. Tras concluir todos los exámenes, el doctor intercambió algunas palabras con Alessandro y luego volvió a dirigirse hacia mí.

—Isabella, tenías razón, estás mejorando muy bien. Tu tobillo solo necesitará un par de días más de descanso y estarás como nueva —comentó el doctor con una sonrisa alentadora.

En ese momento, el chofer de Alessandro entró al consultorio para buscarme y me llevó hasta el auto. Me asistió amablemente para que pudiera subir y acomodarme. Mientras tanto, busqué por todas partes a Alessandro, pero parece que él ya se había ido.

Señora, la llevaré a casa.!_ dijo el chófer mirándome por el retrovisor.

Si gracias.!_ dije mientras recargaba mi cabeza en la ventana y miraba el paisaje de camino a casa.

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Después de tres días de estar confinada en mi habitación, buscando recuperarme, me di cuenta de que no había tenido contacto alguno con Alessandro. Su ausencia era palpable; parecía haber desaparecido por completo de mi vida. Su comportamiento previo me llevó a cuestionar mis decisiones, y comencé a pensar que tal vez había tomado la decisión correcta al optar por no estar a su lado aquella noche, pues me hubiera sentido tonta al ver que el volvía a desaparecer para estar con Renata. Sin embargo, en medio de esa soledad abrumadora y del aburrimiento que me acompañaba, recibí una carta de Inés.

Mientras me arreglaba, cepillándome el cabello con cuidado para salir al jardín, Rosa entró en la habitación con una sonrisa en el rostro y exclamó: ¡Mi señora, ha llegado una carta!. Su entusiasmo fue un pequeño rayo de luz en mi estado melancólico.

Sentí una inmensa alegría al leer el nombre de Inés en la carta que acababa de recibir. Cada letra que componía su saludo parecía estar impregnada de cariño y nostalgia.

Querida Isabella:

No tienes idea de cuánto te extraño. La casa se siente desolada sin tu presencia; cada rincón recuerda los momentos que compartimos y se siente vacía en tu ausencia. Sin embargo, me llena de felicidad saber que te encuentras bien. Me gustaría muchísimo conocer cómo van las cosas en tu matrimonio con Alessandro. Recuerdo con claridad la reacción de la señorita Renata cuando se enteró de tu unión; se volvió completamente loca, al parecer no lo esperaba en absoluto.

Nunca olvides cuánto te quiero, mi querida niña. Te deseo toda la felicidad del mundo y no te preocupes por mi ya estoy juntando dinero para poderte visitar.!

Con cariño,

Inés

Mis lágrimas salieron como cascadas y un dolor profundo en el pecho me dejó sin palabras.

Rosa enseguida me abrazó.

Extraña mucho a su familia no es así.!_ dijo rosa.

Así es rosa, estar aquí sola y encerrada me ha hecho extrañar mi vida.!_ dije secando mis lágrimas.

Vamos señora ya no esté triste, en el jardín le están esperando las nuevas flores que le traje para plantar en el jardín.!_ dijo rosa tomando mi mano.

Si claro vamos.!_ dije saliendo de la habitación asta el jardín para mirar todas las flores que había comprado rosa para que yo pudiera sembrar en el jardín.