Embarazada De Un Millonario Loco

En su oficina, Hansel intentaba hacer una videollamada con sus padres a través de la laptop. No pasó mucho tiempo antes de que el rostro de su madre, hermosa, limpia y bien cuidada, apareciera en la pantalla.

“Hola, mamá.”

“Hansel... ¿estás en el apartamento?” preguntó su madre.

“¿Cómo estás, cariño?”

“Estoy bien, mamá. ¿Y tú?”

“Yo también estoy bien aquí.”

“¿Dónde está papá?”

“Papá viene en un momento. Estaba atendiendo una llamada. Hansel, ¿por qué no vuelves a la mansión?”

“Prefiero estar aquí, mamá. Quiero entregarle una invitación a mamá.” Hansel finalmente dejó de hacer rodeos.

“¿Una invitación de quién, cariño?”

“Me voy a casar, mamá... dentro de tres días.”

“¿Casarte? Pero ni siquiera le has pedido la mano a Livia. Se supone que primero es la pedida y luego el matrimonio, Hansel,” respondió su madre con una risa suave.

“No me caso con Livia, mamá.” Las palabras de Hansel hicieron que la risa de su madre se detuviera.

“¿Cómo?” preguntó la madre, sin comprender lo que quería decir Hansel.

“Me voy a casar con la mujer que elegí. Aquí, en Jakarta.”

“Hansel, deja de jugar. mamá tiene colesterol y dolor de cabeza,” dijo su madre mientras se masajeaba la cabeza, desinteresada en lo que Hansel decía, que consideraba una broma.

“Es mejor que le digas a papá. Dentro de tres días, ven aquí para asistir a mi boda,” insistió Hansel a su madre. Ella aún quería responder, pero Hansel habló rápido.

“Voy a colgar.” Y colgó la llamada.

Unos minutos después, el teléfono de Hansel sonó. Era una llamada de su padre. Seguramente su padre quería preguntar sobre los planes de boda de Hansel. Hansel y su padre nunca habían podido discutir bien como un padre y un hijo normales. Sin duda, la conversación no sería fácil esta vez.

Desde que tenía diez años, su padre había sido un verdadero dictador. Le obligaba a estudiar en casa y a enfocarse en aprender sobre negocios desde muy joven.

Hansel ni siquiera había podido jugar a la pelota con sus compañeros de su edad. Solo en la escuela secundaria comenzó a tener dos amigos, y eso fue gracias a la elección de su padre, asegurándose de que Hansel estuviera siempre bajo su supervisión.

Desde su adolescencia, había sido prometido a Livia, quien tenía su misma edad, hija de un socio y amigo cercano de su padre en Alemania. Ambos estudiaron en la misma universidad en Alemania hasta graduarse. Hansel, Dika, Livia y Zein.

Fue solo cuando Hansel se cansó de la educación de su padre que comenzó a poner excusas para continuar su educación de posgrado en Jakarta. Hasta que finalmente conoció a Kaila.

Hansel ignoró la llamada de su padre. Sabía lo que iba a suceder. Sin duda, solo habría peleas si no hacía lo que su padre deseaba.

Hansel envió un mensaje a Dika.

“Dika, prepara un guardaespaldas para cuidar de Kaila sin que ella lo sepa. Porque papá ya sabe sobre mis planes de boda y seguramente intentará interrumpir.” Hansel presionó el botón de enviar.

“Lo haré.” Fue la respuesta de Dika.

Dika y Zein siempre fueron testigos de cómo su padre castigaba severamente a Hansel cada vez que cometía un error en su aprendizaje empresarial. Por lo que Dika prometió siempre defender a Hansel y estar de su lado hasta la muerte. Dika no tenía padres. Ellos habían fallecido en un accidente automovilístico mientras viajaban por negocios junto con su chófer. Dika vivía con los restos de la fortuna de sus padres, que eran administrados por el padre de Hansel, quien era amigo del padre de Dika.

Los padres de Dika fueron muy buenos. Criaron a Dika de manera normal y llena de amor. También apreciaban a Hansel, pero él no podía ir a visitar a otros lugares por orden del dictador.

Sin embargo, la madre de Hansel le había dado suficiente amor para que, gracias a eso, Hansel pudiera crecer con bondad.

Recordar a Kaila hizo sonreír a Hansel, deseando con ansias casarse con esa chica. Luego salió de su oficina y se dirigió hacia la habitación de Kaila.

Sin embargo, al abrir la puerta de la habitación de Kaila, de repente su frente se frunció junto con la mirada de sus ojos.

“¿Dónde está él?!”

***

Con un pijama de una sola pieza, Kaila cargaba a Gavin que ya estaba dormido en sus brazos. En medio de la noche, Kaila logró salir del ascensor y ahora ya estaba en el área de estacionamiento del apartamento.

Continuó caminando rápido, su respiración era entrecortada. Kaila no podía quedarse quieta y solo se resignaba a ser el juguete de Hansel.

Cuando ya estaba en el centro del garaje, Kaila detuvo su paso. Miró a su alrededor, tratando de encontrar una motocicleta que pudiera haber sido abandonada por su dueño junto con las llaves.

Sin embargo, todo lo que veía eran coches.

“Demonios… ahora recuerdo que este apartamento es solo de Hansel, así que no habrá otro residente aparte de él.”

El sudor empapaba su cuerpo, el peso de Gavin, que empezaba a crecer, hacía que sus brazos delgados estuvieran cansados.

De repente, un destello de luz cruzó cerca de donde estaba Kaila. Miró hacia la luz y se sorprendió al ver a un grupo de guardias junto con su cuidadora.

Kaila soltó un pequeño grito. “Seguramente vienen a buscarme.”

Rápidamente, Kaila corrió a buscar un lugar para esconderse. Se agachó al lado de un coche mientras seguía sosteniendo a Gavin. Su respiración se aceleraba, su corazón latía con fuerza.

“¡Busquen en cada coche!” se oyó la orden de uno de los hombres.

Los ojos de Kaila se abrieron de par en par, su posición ya no era segura. Se levantó nuevamente, corriendo encorvada hasta que encontró una puerta. Tal vez dentro había un almacén.

Cuando se dirigía hacia esa puerta, alguien gritó detrás de ella: “¡Allí! ¡La Señorita está allí!”

Kaila se sorprendió, ¿acaso ya la habían visto? Pero no quería mirar atrás. Aumentó la velocidad y finalmente logró alcanzar la manija de la puerta.

Luego, cuando la puerta de hierro se abrió, Kaila de repente se rindió. Porque en ese momento, frente a ella había un hombre alto que la miraba con intensidad.

“Ha-hansel…” susurró Kaila.

***

A la mañana siguiente, Hansel salió con Kaila hacia la oficina, pero en un coche diferente. Hansel con Dika, mientras que Kaila iba con el conductor que también era su guardaespaldas secreto.

Sin olvidar que Hansel llevó a Kaila primero a un ginecólogo para consultar sobre qué método anticonceptivo debería usar. Y la elección fue la inyección.

Gavin quedó con su cuidadora y también acompañado por un artista dentro del apartamento de Hansel.

El coche de Hansel llegó primero, así que él y Dika entraron antes a su oficina. Kaila llegó después.

La expresión de Kaila era tensa y pálida. Debido a su comportamiento la noche anterior, Hansel había estallado contra todos los empleados del apartamento. Todo tipo de muebles estaban esparcidos por el suelo cuando Kaila regresó. Incluso en las mejillas de la cuidadora de Gavin se podían ver claramente las marcas de una bofetada rojas. Kaila se sintió muy culpable, porque por su culpa, todos habían sufrido las consecuencias. Desde entonces, Hansel no volvió a hablarle.

Y esa mañana, de acuerdo con el plan anterior, después de ir al ginecólogo, Kaila fue llevada a la empresa para trabajar como de costumbre. Sin embargo, Kaila se sentía un poco nerviosa, temerosa de que alguien la viera llegar en un coche. Porque todos los días solía usar una moto escúter.

Parece que alguien la vio bajarse del coche. Era Mika. El corazón de Mika se llenó de rabia, pensando que Kaila seguramente tenía un amante rico. Tenía que informarle a Hansel quién era Kaila en realidad.

Cuando llegó a su escritorio, Mika estaba un poco nerviosa pero se animaba, segura de que podía ganarse el corazón de Hansel después de que él supiera el mal comportamiento de Kaila.

Llamó a la puerta de la oficina de Hansel y entró cuando escuchó una respuesta desde dentro. Pero al entrar, se dio cuenta de que había un invitado conversando con Hansel y Dika. Hansel solo miró de reojo a Mika. Y Mika se dio cuenta de que esta mañana realmente había un visitante, un cliente de su empresa. Así que salió rápidamente de la sala y decidió no hacer drama.

A las doce del mediodía, Kaila fue invitada por Nadia a la cantina para almorzar. Como Kaila no había traído almuerzo, decidió acompañarla a la cantina.

En la cantina, estaba Mika, que comía sola en una mesa porque no quería unirse a los demás, especialmente si su rango era inferior. Al ver a Kaila entrar, sonrió con malicia, deseando hacerle una jugarreta.

Cuando Kaila se acercó para pasar junto a la mesa de Mika, esta fingió intencionalmente que Kaila había chocado contra su mesa, derramando un poco de su jugo de aguacate.

Kaila se detuvo, pensando que había golpeado la bebida de Mika, y rápidamente se disculpó. Mika no aceptó la disculpa y, rápidamente, arrojó todo el contenido de su vaso de jugo de aguacate sobre la cabeza de Kaila, empapándola hasta la camisa blanca.

“Eso es lo que pasa cuando intentas lastimarme intencionalmente,” dijo Mika, riendo de manera satisfecha.

Kaila, por supuesto, se quedó sorprendida y no estaba preparada, al igual que Nadia.

Sin embargo, antes de que Kaila pudiera protestar, de repente Mika vio a alguien que le estaba tirando de la manga. Al mirar hacia esa persona, se sorprendió al ver que era Hansel. Mika se puso nerviosa, pero se dio cuenta de que era una oportunidad para difamar a Kaila ante Hansel y todos los presentes.

“¿Qué has hecho?” preguntó Hansel con su voz grave, indignado por cómo Mika había tratado a Kaila.

“Escucha, Hansel, ¿por qué tienes que defenderla? Debes saber que es la amante de un sugar daddy y que ya tiene un hijo sin marido,” dijo Mika con voz alta, sintiéndose segura de ganar.

Luego, Hansel respondió con algo que sorprendió a toda la cantina. “Ella no es una chica mala como tú, y ese niño es mi hijo!” exclamó Hansel con énfasis, su voz resonando de manera aterradora en los oídos de todos. No solo Mika y los demás se quedaron boquiabiertos, sino que también Kaila se sorprendió al descubrir que Hansel sabía que Gavin era su hijo.

“Te arrepentirás más que nunca de haber hecho esto a mi futura esposa!” continuó Hansel, lleno de amenazas. Mika empezó a llorar, sintiéndose profundamente herida y pensando que su lucha durante años había sido en vano. Desde siempre, había sido incapaz de apartar a Kaila de Hansel.

Hansel entonces tomó la mano de Kaila y la llevó consigo.