Esteban es totalmente serio e incluso, un poco amargado; pero debe aceptar la derrota ante una apuesta con su mejor amigo y presentarse en una cita a ciegas en determinado lugar, donde coincide con una rubia que ya conoce.
Sabe que ella no es su cita, pero verla allí, con mirada pícara y burlona, lo hace bufar porque sabe que no demorará en molestarlo.
Soledad ha estado soltera por cinco años, así que, con la esperanza de encontrar el amor, descarga una aplicación y empieza a hablar con Sergio, con quién se verá esta noche. Aunque en su campo de visión aparece su jefe, el cual la fastidia y se odian mutuamente.
Sin embargo, la velada es una decepción para ambos, ya que sus citas no son lo que esperaban, ni lo que desean volver a ver, por lo que Esteban tratando de salvarse, se toma atribuciones indebidas con su empleada, e inventa una tonta excusa. Una que recordarán toda su vida.
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La familia Arango
Al siguiente día y antes de partir a Uruguay, nuevamente; Esteban y Soledad van a la casa de los padres del CEO, ya que lo esperan para despedirse de él. Y como la rubia fue muy nombrada por Braian, también quisieron invitarla para conocerla mejor.
—¿En esta casa creció?— cuestiona la secretaria viendo la fachada exterior de la mansión, mientras baja del auto de su jefe.
—Sí, ¿por qué?
—Es que me parece imposible que usted se sienta cómodo viviendo ahora en un departamento.
—Aunque no lo parezca, lo estoy. Tengo mi privacidad.
Ella solo asiente, caminando junto a él, quien abre la puerta principal y recorre el pasillo con tranquilidad, hasta llegar al living. Allí, sus padres lo esperan mientras toman una taza de café y se levantan para abrazarlo al notar su presencia. Haciendo lo mismo con Soledad.
—Un gusto conocerte, querida— dice la señora.
Si bien la había visto varias veces cuando iban al hospital, ahora puede disfrutar de su compañía y averiguar por sí misma si lo dicho por el vicepresidente es cierto.
Lo primero que nota el padre de Esteban es que, el CEO no parece querer alejarse de la rubia, ya que al sentarse, él la guía hasta el amplio sofá y se acomoda a su lado, con pocos centímetros de distancia.
Mientras que los hombres hablan de negocios, tanto Colombianos como Uruguayos; las mujeres mencionan temas más personales, como la familia, los problemas pasados y cómo están ahora. Cosas que la madre de Esteban quería saber para confiar en Soledad y sus posibles sentimientos.
—¿Tienes pareja?— pregunta ella, logrando que su hijo volteé a ver a Soledad, quién también lo mira.
Es la única pregunta que realmente le interesa hacer a la señora, pero la ha dejado de última para disimular su intensión.
—No, señora.
Esa respuesta hace feliz a Esteban y no piensa esconderlo, por lo que sonríe enormemente.
— ¿Y buscas tener? Porque mis amigas tienen unos hijos muy atractivos y podrían gustarte.
—¡Mamá, ¿qué cosas dices?!— cuestiona el CEO sorprendido por no mencionarlo a él. Tanto que desean verlo casado y con hijos, pero no se lo ofrecen como candidato a Soledad.
—¡No he dicho nada malo, pienso que es una chica muy hermosa y debe tener un buen hombre a su lado! ¿Verdad, querida?— la pregunta va hacia Soledad.
— Gracias por su halago, señora. Aunque...
—Tonterías, niña. — la interrumpe aprovechando ese "aunque" para usarlo como una negativa respecto a su apariencia— Hijo, dile tú mismo a tu secretaria que es la mujer más linda de este mundo.
El CEO mira a su madre con cierta picardía, sabiendo lo que hace y le sigue el juego, mirando ahora a Soledad.
— Es cierto. Tú eres la mujer más hermosa de este, y todos los mundos. Nadie puede igualarte, ni superarte.
La sinceridad en la voz de Esteban, hace estragos en el estómago de la rubia, quien se ha sonrojado murmurando un apenas audible "gracias". Sin embargo, aunque sus palabras le hayan encantado y encendido algo en su interior, desea que la tierra se la trague y la escupa directamente en su casa, en Uruguay; dónde no pasará vergüenza.
Después de unos minutos en comodidad, olvidando el tema de futuras parejas; la cocinera de los Arango les avisa que los alimentos ya están prontos, por lo que todos pasan al comedor.
Como el CEO quiere a Soledad a su lado, cuando va a sentarse a la izquierda de su padre; le abre la silla continua para ofrecérsela a ella, asegurándose de tenerla cerca. Esto es notorio para sus padres, quienes comparten una sonrisa cómplice coincidiendo con lo que Braian ha dicho.
Soledad es una mujer demasiado importante para su hijo.
Al terminar el almuerzo, los Arango le aseguran a Esteban que irán a despedirlo antes de que tome su vuelo, por lo que les da el horario correcto y se va con Soledad para terminar de empacar.
—¿Necesita ayuda?— cuestiona la rubia estando ya en el ascensor.
—En realidad sí, pero no te preocupes, creo que puedo. Termina lo tuyo.
Ella asiente no muy convencida, así que piensa asegurarse que nada le falte para luego subir al Penthouse, ya con su maleta. Baja en su piso, revisa sus pertenencias y todo el departamento, por las dudas. Pero luego, vuelve a usar el ascensor.
Esteban no la esperaba, ya que creía que ella necesitaría mucho tiempo para guardar sus cosas; sin embargo, no es así. La rubia está frente a él, observándolo con los brazos cruzados y una expresión bastante asesina.
—Tiene un desastre.
— Lo sé— admite él.
Al pasar hacia la habitación, vio los documentos desparramados en la mesa del comedor; la cocina parece que sufrió una catástrofe natural, con tantas cosas que hay para limpiar y ahora nota que toda su ropa está desorganizada sobre la cama, lo que significa que sus maletas están vacías.
—¿Usted sabe qué no tenemos tanto tiempo?— indaga acercándose a la maleta para subirla a la cama y abrirla.
— Sí, Soledad, soy consciente de eso.
—Yo hago esto, vete a la mesa —le ordena. Él sonríe y asiente, aunque ella ni siquiera lo mira.
Esteban guarda los papeles sin mirar el orden y luego se pone a lavar la vajilla, esperando que Soledad no se acerque a revisar dicha limpieza o se enoje por lo mal que lo hace.
Al terminar, justo a tiempo, Braian y su novia los lleva hasta el avión, notando que los padres del CEO ya están esperándolos. Los cuatro colombianos abrazan a los dos pasajeros, deseándoles un buen viaje y un rico descanso al llegar. Aunque también, les piden que vuelvan pronto, cuando tengan tiempo. Y no puede faltar la última broma de Braian, quién les pide invitación para la futura boda.
Esteban y Soledad se ríen, pero la tensión presente es tan fuerte que la pueden sentir los presentes. Sonriendo entre todos por la linda pareja que hacen, a pesar de que todavía parece que no se dan cuenta.