—Ni tres vidas serán suficientes para alcanzar tú yo ideal—.
"En un mundo donde la redención es un lujo que pocos pueden permitirse, Theo debe navegar por las complejidades de su pasado y sus relaciones para encontrar la salvación en su tercera y última oportunidad. Un viaje épico de autodescubrimiento y crecimiento, lleno de giros inesperados y decisiones difíciles, mientras lucha por superar sus errores del pasado y encontrar la redención. ¿podría Theo lograrlo?
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Chains in misfortune parte 3
...Capítulo 23...
Al llegar a la posada dónde me alojaba, todo estaba en un sospechoso silencio. El único ruido que me acompañaba era el de las fuertes brisas golpeando la ventana. El ambiente era pesado y ligeramente inquietante, sentía un escalofrío y breve presentimiento de que algo iba a suceder. —¿Que tan malo podría llegar a ser esta noche? — pensé.
Entre ignorando las innumerables facturas y recibos que se encontraban esparcidos por la puerta, no quería tener más preocupaciones esa noche, ya era muy tarde y solo quería dormir.
Tomé un ligero baño, nada agradable ya que el agua estaba sumamente helada, ya de por si tenía frío. Después de ese baño la temperatura corporal de mi cuerpo se encontraba muy baja.
Me coloqué ropas holgadas y gruesas para elevar mi temperatura, me acosté arropando minuciosamente mi cuerpo con una manta, pero después de un par de horas la temperatura de mi cuerpo se elevo demasiado para ser precisos, y, pronto, la fiebre se apoderó de mí, dejándome al borde del colapso.
La fiebre que invadía mi cuerpo me hacia sentir confuso y desorientado, como si estuviera atrapado en un infierno de fuego y hielo. Mi cuerpo se encontraba sudoroso y caliente pero a la vez frío y tembloroso. Mi cabeza que me dolía como si estuviera apunto de explotar estaba envuelta en su zumbido constante. Era como si mi propio cuerpo estuviera luchando conmigo mismo, y yo no pudiera evitarlo.
De la nada una terrible sensación de inutilidad qué me hacía aborrecerme, salio a la luz. La vida se me estaba escapando fugazmente de las manos, como copos de nieve expuestos al sol.
—¡Ya no tenía control absoluto de mi cuerpo y pensamientos!.
El dolor era tan abrumador que me generaba un punzante dolor en el pecho y un ardor en mi garganta que no me permitía hablar, ni gritar, a causa de la inflamación.
En momentos como esos, era que recordaba y extrañaba a mi madre más que a nadie. A pesar de sus propios dolores ella siempre me cuidaba, sobretodo en los días de enfermedad, o cuando padre me golpeaba, claro todo antes de que ella perdiera la cordura. Al final mi cobardía de aquellos días ahora se reflejaba con la soledad en la que me encontraba. Atrapado en un lugar que no me pertenecía y con compañía inexistente.
Estaba solo, y me encontraba enfermo. Con miedo a la ventisca de afuera que golpeaba mi ventana, me consumía a pesar de que no me encontraba expuesto a ella. Y una blasfemia salió de mis labios resecos. — Dios, ¿Acaso es por esto que he nacido?. Es tan divertido todo mi sufrimiento — Mi garganta ardió. Espere que alguien me respondiera, pero... Únicamente había un aturdido silencio, nada habló, nada tocó mi puerta.
Deseaba algo de compañía, alguien que tan siquiera me sirviera un poco de agua y me brindará consuelo, quería sentir manos vivas y cálidas qué me acariciaran hasta el cansancio, para que mi cuerpo pudiera descansar, tan siquiera un segundo. Pero claro solo era un deseo, era imposible por qué era "YO" quien lo estaba deseando. Siempre me encontraba llorando y está vez no era una exención, no podía evitar llorar para desahogar lo que siempre callaba. Me sentía culpable y desagradable todo el tiempo, y aún así no podía expresarme, solo llorar. Limpié mis lagrimas pero seguían cayendo, y cada que hacían contacto con mis manos o mejillas hervian, evaporizandose en el acto.
La frustración se hacía más grande cada día, sentía que era mi única y última oportunidad de hacer algo que siempre había deseado desde el fondo de mi corazón, con todas mis fuerzas logré levantarme de la cama, di unos pasos y me desplome, sin embargo, logré sujetame de la mesa que estaba cerca, y un objeto afilado cayó al suelo con un fuerte estruendo, al verlo fue como si mi llamado había sido escuchado. Influenciado por la desesperada y la alucidez del momento, agarré el objeto que hacía caído y una luz iluminó el lugar, era un utensilio de cocina, había olvidado que lo había traído por error de la licorería hace unos días atrás.
Sentí un fuerte impulso qué me llevó a tratar de cometer un acto de suicida.
Coloqué el utensilio de cocina con la parte filosa en mi garganta, estaba listo para acabar con esta miseria.
—Señor, ¿Es esto lo que debo hacer? — Lágrimas volvieron a surgir de mis ojos. Estaba tan decidido que daba miedo.
Me quedé allí, con el utensilio de cocina aún apoyado en mi garganta, pero mi mente comenzó a vagar. Pensé en mi hermana, en su libertad, en su vida. Pensé en la promesa que le había hecho, en la deuda que aún tengo pendiente. ¿Cómo podría pagarla si me rindo ahora? ¿Cómo podría mirarla a los ojos si no intento. Ni siquiera logró intentarlo? La idea de fallarle a ella, de fallarme a mí mismo, me dio la fuerza para apartar el utensilio de cocina y dejarlo caer al suelo.
—¿Es esto realmente lo correcto?, nada cambiará, pero tampoco es una opción morir.— Theo, reflexiono un poco y se desmayó debido a la fuerte concentración qué había tenido.
y por eso lo descriminan, se burlan , lo golpean y le hac