Luciana Alame Alcalá, Como era de esperarse después de conocer a sus padres, es una mujer fuerte, hermosa, inteligente, decidida, valiente y claro también obstinada. Ha trabajado muy duro por lo que quiere, saliendo victoriosa, pero ahora se enfrentará a un gran reto, por primera vez en la vida sentirá que no tiene el control, ¿cómo responderá a esto?, ¿Qué papel juega un importante hombre en todo esto?
Te invito a que lo averigüemos.
NovelToon tiene autorización de Claudia Milena Carbajal Buitrago para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Descubierta
- Lu, ¿Qué paso?, ¿dónde estás? – Pregunta una completamente aterrada Bibiana, mientras se pone sus zapatos para salir inmediatamente a donde sea que ella este.
- Bibi estoy a dos cuadras de la oficina, el auto se descompuso y debo llegar a la casa inmediatamente, Franco no sabe que Sali. – Confiesa Luciana en ansiedad total.
- ¿Qué?, no me digas que saliste sola.
- Claro que no, Erik vino conmigo, pero no lo puedo dejar a él con el auto, si Franco llega y no esta lo metería en más problemas. – Explica Luciana con Erik a su lado muerto de miedo, jamás debió aceptar tal cosa, por eso le habían dicho que jamás aceptara sus peticiones sin permiso, pues Luciana es demasiado hábil en convencer a alguien.
Una vez Bibiana se cercioró que Luciana está en perfecto estado suspiro aliviada, pero ahora recordando que nuevamente está actuando como se le da la gana la invade una gran molestia.
- Luciana, de verdad que no aprendes. – Inicia Bibiana, pero rápidamente es detenida por ella.
- Bibi, luego me regañas de verdad ahora necesito que me ayudes para que la grúa venga por el auto, tú tienes la copia de la llave, Erik y yo nos vamos en taxi. ¿sí?, por favor. – Casi suplica Luciana, en este momento nada es más importante que llegar a la casa antes de que alguien se entere que no está allí, mucho menos Franco. – Amiga te juro que mi salida era de vida o muerte, pero mañana te cuento.
Bibiana en medio de su enojo se quiere reír, ¿acaso apareció alguien que logra poner de los nervios a Luciana?, se pregunta, pues no la había escuchado tan ansiosa por algo y puede estar segura que ese miedo tiene nombre, pero en este momento no dirá nada. Aunque en medio de todo si le causa mucha gracia la situación, ya hablará con ella.
- Bien, vete, yo ya voy para allá y me encargo de todo.
- Por eso te amo, te llamo luego. – Cuelga rápidamente Luciana para tomar un taxi y llegar a casa lo más rápido posible.
- Señora, ¿cree que el jefe no se ha enterado? – Pregunta preocupado Erik.
- Claro que no, si no ya nos hubiera llamado a ti o a mí, no te preocupes y si se entera, yo intervengo soy su jefa después de todo. – Dice Luciana en un arranque de valentía, pero Erik no está muy convencido pues ve como Luciana mueve una de sus piernas con total ansiedad y aunque intento sonar firme en sus palabras, él pudo detectar la inseguridad en ellas.
Una vez llegaron se bajaron rápidamente, Erik tuvo que pagar porque Luciana no se percató que dejo su bolso en el carro, así que envió un mensaje rápido a Bibiana para decirle que lo tome del auto.
- Gracias Erik, prometo compensarte bien. – Le dice Luciana.
- No se preocupe señorita con que no me despidan estaré conforme. – Dice Erik con pesar.
- No seas fatalista, vamos, subamos. – Dice Luciana para tomar el ascensor.
Cuando llegaron, ninguno quería ser el primero en entrar pues no sabían con que se iban a encontrar, al final Luciana se armó de valor y entro sigilosamente, pero todo parecía estar bien, no había ningún ruido, así que le hizo señas a Erik, ambos suspiraron con alivio, al parecer su salida había quedado en secreto.
- Te dije que no pasaría nada. – Afirma con alegría Luciana. En ese momento un gran peso se quitó de su pecho, uno que ni ella misma había notado que tenía, pero que en ese momento tampoco se lo quería cuestionar.
- Gracias a Dios, tomare mi lugar. – Dice Erik, pues él era el que estaba de guardia ese día, todos sus compañeros están descansando y su jefe como regresaba tarde se iba a ir directamente a descansar a su departamento que está en la torre de al lado, es por eso que se dejó convencer por la mirada suplicante de Luciana, pues ella ya no quería despertar a nadie o llamar a quienes ya se habían ido a descansar, pero Erik aprendió su lección, pues de verdad que estuvo con el corazón en la mano todo el trayecto, mucho peor cuando se averió el auto, pero respira tranquilo ahora que ya están en casa.
Por su parte Luciana esperó a que Bibiana le indicara que ya había llegado a casa y se acostó a dormir tranquila.
En la mañana se levantó muy temprano pues tenía una agenda ajetreada, pero descanso bien así que salió con una gran sonrisa de su habitación, misma que se borró rápidamente una vez llego a la sala donde Franco estaba de pie mirando hacia la ventana, mientras Marco y Olga estaban a un lado de este mirando al frente sin decir una palabra, pero el alma de Luciana cayo a sus pies al ver a Erik frente a su jefe con la mirada abajo. Este solo pudo lanzarle una mirada de súplica, con la que sin palabras le dijo, “nos descubrieron”
- Buenos días. – Dice Luciana intentando mantener la sonrisa.
- Buenos días. – Responden Olga y Marco al unisonó con pesar, uno por el pobre Erik y dos porque Franco esta que mata y come del muerto y eso solo significa que todo el equipo estará en problemas. Erik también corresponde el saludo en voz baja y Franco es quien habla.
- Buenos días señorita Luciana, ¿algo que quiera comentar conmigo?, digo si es que merezco que lo haga. – Dice Franco con absoluta calma.