Lo Peor De Mi, Conocerte A Ti.

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Alex pisó el acelerador con fuerza mientras su coche atravesaba las calles oscuras de la ciudad. Las luces parpadeaban en su visión periférica, pero todo a su alrededor se desvanecía en comparación con el caos que rugía en su mente. El volante se sentía duro bajo sus manos, tensas de la adrenalina. Apenas podía controlar la respiración, que salía en jadeos cortos y rápidos, reflejo de la tormenta interna que lo consumía.

No había plan. No tenía una estrategia clara, pero una cosa era segura: **no podía perder el tiempo**. Jota le había mencionado que Lucas estaba en el hospital, pero en ese momento, las respuestas que necesitaba estaban más allá de lo que Lucas podría ofrecer. Si bien su instinto le decía que debía correr al hospital, la otra parte de él sabía que lo único que realmente importaba era **encontrar a April**, y cada segundo que pasaba sentado al lado de la cama de Lucas podría ser un segundo demasiado tarde.

Con esa idea atormentándolo, frenó de golpe en una esquina oscura, apenas a unas cuadras del hospital. Su pecho subía y bajaba con fuerza, el sudor le resbalaba por la frente. Pensó rápidamente en lo que sabía: aquellos que secuestraron a April habían hecho un intercambio. La habían tomado en lugar de Lucas. **Pero, ¿por qué?** ¿Qué era lo que querían realmente? Algo en todo eso no cuadraba. **¿Por qué secuestrarla a ella, cuando ya habían conseguido a Lucas?**

**¿Dinero? ¿Venganza?** El vacío de información lo estaba volviendo loco.

—Piensa, Alex… Piensa… —se dijo en voz baja, golpeando el volante con frustración. ¿Quién estaría detrás? En lo más profundo, sabía que Jota y April habían estado investigando para encontrar a Lucas, pero las piezas aún no encajaban del todo. Y luego estaba la nota. **“Intercambio realizado. El tiempo ha acabado.”** Ese mensaje no era solo una advertencia. **Era una provocación.** Quien sea que los estuviera persiguiendo, quería que esto se convirtiera en algo personal.

De repente, la culpa volvió a golpearlo con fuerza. **April no merecía esto.** Ella había sido valiente, más de lo que él jamás había sido. Se arriesgó por Lucas, por su familia, por algo más grande que ella misma. Y ahora estaba pagando el precio por esa valentía. Alex sintió un nudo formarse en su estómago. **Él no había estado ahí para ella cuando lo necesitaba.**

Pero ahora sí lo estaría.

Sacó su teléfono con manos temblorosas y marcó el número de Jota. La llamada sonó un par de veces antes de que Jota contestara, su voz aún cargada de preocupación y rabia.

—Alex, ¿dónde estás? —preguntó Jota, su tono tenso.

—Estoy a unas cuadras del hospital —respondió Alex, tratando de sonar calmado, aunque cada palabra que pronunciaba estaba impregnada de una desesperación que apenas podía ocultar—. ¿Hay algo que sepas? Algo que no me hayas dicho.

Hubo un breve silencio al otro lado de la línea. Alex sabía que Jota estaba tratando de procesar lo que había pasado, pero no había tiempo para quedarse paralizado por el miedo.

—Lucas está inconsciente, aún no ha dicho nada coherente —contestó Jota finalmente—. Pero cuando lo encontraron, había estado balbuceando algo sobre una deuda. Algo que no cuadraba. Alex, esto va más allá de lo que pensábamos. Creemos que Lucas se metió en algo que lo superó, y April… ella solo intentaba salvarlo.

Alex cerró los ojos, sintiendo cómo la frustración se acumulaba dentro de él. **Claro que lo hizo.** April siempre había puesto a los demás por encima de ella, siempre tomando la carga más pesada, aunque no fuera su responsabilidad.

—Voy a hablar con algunos contactos —dijo Alex, su voz ahora más fría, más calculada—. No podemos esperar a que Lucas despierte. Si hay algo detrás de esto, alguna deuda o algún trato, voy a averiguarlo.

Colgó el teléfono antes de que Jota pudiera responder. Sabía que no tenían tiempo para sentarse a planear. **Él debía actuar, y rápido.**

Alex tenía algunos contactos en los bajos fondos de la ciudad, personas que conocían los movimientos del crimen organizado y podían darle pistas sobre quiénes estaban detrás de todo esto. No eran el tipo de personas a las que se les pedía ayuda a menudo, pero en este caso, no tenía elección. Si había una deuda pendiente, alguien debía estar al tanto. Y aunque era arriesgado, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.

Con esa determinación renovada, se dirigió al único lugar donde sabía que encontraría respuestas: **el club nocturno de un viejo conocido**, un lugar frecuentado por personas que se movían en el mundo del crimen, alguien que tal vez supiera algo sobre el secuestro de April. Condujo rápidamente, dejando atrás las calles vacías y llenas de sombras, su mente completamente enfocada en una cosa: encontrarla.

Cuando llegó al club, se detuvo frente a la puerta oscura y polvorienta. El lugar era tan sombrío como recordaba, con luces débiles parpadeando y el sonido lejano de música amortiguada por las paredes gruesas. Respiró hondo, sabiendo que lo que estaba a punto de hacer podía tener consecuencias, pero ninguna consecuencia le importaba más que traer a April de vuelta. Golpeó la puerta con fuerza, y tras unos segundos, un hombre corpulento le abrió, mirándolo de arriba abajo.

—Vengo a hablar con Rivas —dijo Alex, sus ojos ardiendo de determinación.

El hombre lo miró por un momento, antes de abrir más la puerta y dejarlo pasar. Alex entró, consciente de que este era solo el primer paso de un camino peligroso. Pero no importaba lo que encontrara al final. No importaba cuán oscuros fueran los rincones a los que tuviera que descender. **No descansaría hasta encontrar a April.**

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