irem conoce a un misterioso hombre con el cual comienza a hablar a escondidas de sus padres
¿su familia podrá aceptar una relación con aquel hombre ? ¿ siendo el 6 años mayor que ella ?
Qué hará irem al saber la verdadera identidad de aquel hombre misterioso.
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La Sorpresa de la Luna de Miel
Irem sabía que los síntomas que estaba experimentando podrían ser indicativos de un embarazo, pero no quería decirle nada a Enzo hasta que estuviera segura. No quería arruinar la luna de miel con especulaciones o falsas alarmas.
Así que decidió guardar el secreto para sí misma, al menos hasta que regresaran a Londres y pudiera hacerse una prueba de embarazo.
Enzo se quedó con la impresión de que Irem solo tenía una intoxicación alimentaria leve y se centró en cuidarla y hacerla sentir mejor.
Mientras tanto, Irem no podía evitar pensar en la posibilidad de estar embarazada. Se sentía emocionada y nerviosa al mismo tiempo.
"¿Qué pasaría si estoy embarazada?", se preguntaba. "¿Cómo reaccionaría Enzo?"
La idea de ser madre la llenaba de alegría, pero también de preocupación. ¿Estaban listos para ser padres?
Irem decidió esperar hasta que regresaran a Londres para hacerse la prueba y saber con certeza.
Mientras tanto, Enzo seguía cuidándola y haciéndole sentir mejor. La luna de miel continuaba, pero ahora Irem tenía un secreto que guardaba para sí misma.
Después de regresar a Londres, Irem decidió hacerse la prueba de embarazo en secreto. No quería decirle nada a Enzo hasta que estuviera segura y pudiera planear una sorpresa especial.
Llamó a su amiga Karina y le pidió ayuda. "Necesito que me acompañes a un laboratorio para hacerme una prueba de embarazo", le dijo.
Karina se sorprendió, pero accedió a ayudarla. "¿No vas a decírselo a Enzo?", preguntó.
"Todavía no", respondió Irem. "Quiero hacerle una sorpresa especial".
Karina sonrió y dijo: "Vamos, te acompañaré".
En el laboratorio, Irem se hizo la prueba y esperó ansiosa los resultados. Finalmente, salió con una sonrisa en el rostro.
"Estoy embarazada", dijo a Karina, emocionada.
Karina la abrazó y felicitó. "¡Esto es increíble! Enzo va a estar emocionado".
Irem sonrió y comenzó a planear la sorpresa. "Voy a preparar una cena romántica en casa y se lo diré allí".
Karina se ofreció a ayudarla con los preparativos. "Vamos a hacer que sea una noche inolvidable".
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Irem y Karina se dirigieron a casa de Irem para comenzar los preparativos de la cena romántica.
"Quiero que sea perfecta", dijo Irem, mientras revisaba la lista de ingredientes.
Karina sonrió. "No te preocupes, vamos a hacer que sea inolvidable".
Irem decidió preparar el plato favorito de Enzo: risotto de champiñones y filete de ternera.
Mientras Karina se encargaba de decorar la mesa con flores y velas, Irem comenzó a cocinar.
La cocina se llenó de aromas deliciosos y Irem no podía evitar sonreír.
"Esto va a ser perfecto", dijo Karina, mientras ajustaba la iluminación.
Irem asintió, emocionada.
Enzo llegó a casa después de un largo día de trabajo, cansado pero contento de ver a Irem. Al abrir la puerta, se encontró con una atmósfera cálida y acogedora.
"¿Qué pasa?", preguntó Enzo, notando la decoración y el aroma delicioso.
Irem sonrió misteriosamente. "Nada especial, solo una cena romántica"
Enzo se sorprendió, encantado. "¿Por qué?"
"Porque te amo", respondió Irem, mientras lo guiaba a la mesa.
La cena estaba lista, y Enzo se sentó, admirando la presentación.
"Esto parece un restaurante de lujo", dijo, impresionado.
Irem se rió. "Karina me ayudó"
Enzo sonrió, agradecido. "Gracias, mi amor. Esto es perfecto"
Irem sonrió, nerviosa, sabiendo que pronto revelaría la sorpresa.
Enzo comenzó a comer, cerrando los ojos para saborear el risotto. "Esto es increíble", dijo.
Irem sonrió, contenta de verlo disfrutar. Se levantó y se acercó a la cocina, regresando con un postre especial.
"Torta de chocolate, tu favorita", dijo, sonriendo.
Enzo se sorprendió. "¿Qué celebramos?"
Irem se sentó a su lado, tomándole la mano. "Solo quería hacer algo especial para ti"
Enzo la miró, con cariño. "Eres la mejor cosa que me ha pasado"
Irem sonrió, nerviosa, y se levantó para servir el café.
Mientras Enzo tomaba su café, Irem se acercó a él con una pequeña caja en la mano.
"¿Qué es esto?", preguntó Enzo, curioso.
Irem sonrió, emocionada. "Ábrela y verás"
Enzo abrió la caja y encontró una pequeña prueba de embarazo positiva y una tarjeta que decía: "Feliz comienzo de una nueva aventura juntos... ¡Vamos a ser padres!"
Enzo se quedó atónito, con la prueba en la mano, y miró a Irem con lágrimas de alegría.
"¿Estás...?", preguntó, sin poder terminar la pregunta.
Irem asintió, sonriendo. "Sí, estoy embarazada"
Enzo se levantó y la abrazó, girando con ella en círculos, lleno de emoción.
"¡Estoy tan feliz!", exclamó.
Irem se rió, llorando de alegría. "Yo también"
Enzo se detuvo y la miró a los ojos. "Eres la mejor cosa que me ha pasado. Ahora vamos a ser padres... esto es increíble"
Irem sonrió, sintiendo su amor y felicidad.
Después de la emoción inicial, Enzo y Irem se sentaron para hablar sobre su futuro como padres.
"¿Qué vamos a hacer?", preguntó Enzo, sonriendo.
"Prepararnos para ser los mejores padres del mundo", respondió Irem, riendo.
Enzo se levantó y comenzó a hacer planes. "Necesitamos preparar el nursery, elegir un nombre, leer libros sobre paternidad..."
Irem se rió. "Tranquilo, tenemos tiempo"
Pero Enzo ya estaba emocionado, imaginando su vida como padre.
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Días después, Enzo e Irem fueron al médico para la primera ecografía. Estaban nerviosos y emocionados de ver a su bebé por primera vez.
En la sala de ecografía, la enfermera les mostró la imagen del bebé en la pantalla.
"¡Mira!", dijo Enzo, emocionado. "Es nuestro pequeño"
Irem sonrió, llorando de alegría. "Es tan pequeño y perfecto"
La enfermera sonrió. "Todo parece normal.
En la consulta del médico, les informaron que el embarazo tenía 4 semanas.
"Todo está normal", dijo el médico. "El bebé está creciendo correctamente".
Enzo e Irem se miraron, sonriendo.
"¿Cuándo podremos saber el sexo del bebé?", preguntó Enzo.
"En la próxima ecografía, dentro de 18 semanas", respondió el médico ya podremos saber su sexo.
Irem sonrió. "Es emocionante pensar en el bebé aunque falta mucho para saber el sexo del bebé ".
Enzo se rió. "Y pronto empezaremos a preparar todo para su llegada".
Irem comenzó a sentir extraños antojos. Una noche, a las 10 PM, le dio por comer helado de chocolate con nueces.
"Enzo, necesito helado", dijo, despertándolo.
Enzo se rió. "¿Helado a esta hora?"
Irem asintió, seria. "Es un antojo".
Enzo se levantó y fue a comprar helado. Al regresar, Irem estaba sentada en el sofá, esperando.
"Gracias", dijo, mientras se comía el helado.
Al día siguiente, le dio por comer aguacate con limón.
"¿Aguacate con limón?", preguntó Enzo, sorprendido.
Irem asintió. "Es lo que necesito".
Enzo se rió. "Estás embarazada, no loca".
Irem sonrió. "Los antojos son así".
A medida que pasaban las semanas, Irem se sentía cada vez más radiante y feliz. El embarazo le estaba sentando muy bien.
Su piel estaba luminosa, su cabello crecía más rápido y su energía había aumentado.
"Estoy tan contenta", decía a Enzo cada mañana.
Enzo sonreía y la abrazaba. "Tú estás radiante, mi amor".
Irem se sentía conectada con su bebé, y comenzaba a notar movimientos suaves en su barriga.
"¡Enzo, siento al bebé!", exclamaba, emocionada.
Enzo se colocaba la mano en la barriga de Irem y sonreía. "Es como si estuviera bailando".
La relación entre Enzo e Irem se había vuelto aún más íntima y cariñosa. Se sentían unidos en esta experiencia mágica.
Un día, mientras se preparaban para ir a una cita con el médico, Irem se detuvo frente al espejo.
"Enzo, mírame", dijo, sonriendo.
Enzo se acercó y la miró. "Eres hermosa, mi amor".
Irem se rió. "No, mírame la barriga".
Enzo se sorprendió al ver la pequeña protuberancia que comenzaba a formarse.
"¡Estás empezando a mostrar!", exclamó.
Irem sonrió, emocionada. "Sí, mi bebé está creciendo".
Enzo e Irem llegaron a la consulta del médico para su cita programada. Estaban emocionados de saber cómo estaba progresando el embarazo.
La enfermera los recibió con una sonrisa. "Bienvenidos, ¿cómo están?"
Irem sonrió. "Bien, gracias".
El médico entró en la sala y los saludó. "Hola, ¿cómo van?"
Enzo se levantó. "Muy bien, gracias".
El médico comenzó la revisión. "Todo parece normal", dijo. "El bebé está creciendo correctamente".
Irem se sintió aliviada. "¿Y el sexo del bebé?", preguntó.
El médico sonrió. "Todavía es pronto, pero en la próxima ecografía podremos determinarlo".
Enzo se rió. "Estamos emocionados de saber".
Después de la cita, Enzo e Irem salieron de la consulta, sonriendo.
"Todo va bien", dijo Irem.
Enzo la abrazó. "Sí, nuestro bebé está creciendo".
Ahora que habían confirmado que todo estaba bien, podían seguir con sus planes de compartir la noticia con sus padres.
"Esta noche es la cena con nuestros padres", recordó Enzo.
Irem sonrió. "Estoy nerviosa".
Enzo e Irem llegaron a casa y comenzaron a prepararse para la cena con sus padres. Estaban nerviosos pero emocionados de compartir la noticia.
Irem se puso un vestido bonito y Enzo se cambió de camisa. Querían hacer una buena impresión.
Mientras se preparaban, Irem no podía evitar pensar en la reacción de sus padres. "¿Qué dirán?", se preguntaba.
Enzo la tranquilizó. "Estará bien, mi amor. Estarán emocionados".
Llegaron al restaurante y encontraron a sus padres ya sentados en la mesa.
"Hola, hijos", dijo la madre de Irem, sonriendo.
Enzo e Irem se sentaron y pidieron la comida. La conversación fue ligera al principio, pero pronto Enzo e Irem se prepararon para compartir la noticia.
Enzo tomó la mano de Irem y se aclaró la garganta. "Tenemos algo que compartir con ustedes", dijo.
Los padres se miraron intrigados.
"¿Qué es?", preguntó el padre de Enzo.
Irem sonrió nerviosa. "Estamos esperando un bebé".
Hubo un momento de silencio antes de que estallara la emoción.
La madre de Irem se levantó de su silla y abrazó a su hija, llorando de alegría. "¡Estoy tan feliz!", exclamó.
El padre de Enzo se rió y abrazó a su hijo. "¡Soy abuelo!", gritó.
La madre de Enzo se unió al abrazo, llorando también. "¡Estamos tan emocionados!", dijo.
La mesa se llenó de risas y lágrimas de alegría. Los padres de Enzo e Irem no podían creer que pronto tendrían un nieto.
Después de los abrazos y felicitaciones, la madre de Irem preguntó: "¿Cuándo es el parto?"
Irem sonrió. "Dentro de siete meses".
El padre de Enzo se rió. "Vamos a preparar la habitación del bebé en nuestra casa".
Enzo e Irem se rieron. "No, papá", dijo Enzo. "El bebé vivirá con nosotros".
La cena continuó con una atmósfera de alegría y emoción. Los padres de Enzo e Irem no podían parar de hacer preguntas sobre el bebé.
Después de la cena, Enzo e Irem se fueron a casa, sintiéndose felices y aliviados de haber compartido la noticia.
"Estoy tan feliz de que hayan reaccionado así", dijo Irem.
Enzo sonrió. "Lo sabía, mi amor. Siempre serán nuestros mayores apoyos".