Danara, una adolescente de 16 años, se siente atrapada entre sus inseguridades y la presión de encajar en la sociedad. Su vida da un giro cuando conoce a Luca, el nuevo vecino de 18 años, extrovertido y lleno de energía, pero con sus propias inseguridades sobre su futuro. A pesar de sus diferencias, entre ellos surge una conexión especial, pero Danara lucha con sus miedos y la diferencia de edad, mientras que Luca teme no ser suficiente para ella.
A lo largo del verano, ambos enfrentan sus temores, aprenden a confiar el uno en el otro y a comprender sus sentimientos. Sin embargo, con el fin de las vacaciones, deben hacer frente a nuevas responsabilidades: Luca se prepara para la universidad y Danara comienza la secundaria. A pesar de los desafíos del futuro, su relación se fortalece, y juntos prometen seguir adelante, enfrentando lo que venga con valentía y amor.
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capitulo 7
Luca
No sé cómo llegué a este punto, pero aquí estoy, sentado en el mismo jardín, con la brisa ligera acariciando mi rostro, observando cómo Danara dibuja en su cuaderno. Es curioso cómo, a pesar de nuestras diferencias, nos entendemos en un nivel que no puedo explicar. Pero también sé que, al final del día, yo soy mayor que ella, y eso pesa en mi cabeza más de lo que quiero admitir.
Danara tiene 16 años, todavía está aprendiendo sobre el mundo, sobre las emociones, sobre cómo enfrentarse a lo que la vida le trae. Yo, en cambio, tengo 19, y aunque parece una diferencia pequeña, se siente grande cuando estamos aquí, sentados en el jardín, como si el tiempo fuera otro para cada uno de nosotros.
A veces me pregunto si debería ser más cauteloso, si debería dar un paso atrás y no involucrarme tanto con ella. Después de todo, no quiero ser ese tipo de chico, el que confunde a una chica tan joven con su sonrisa y su energía. No quiero que ella piense que esto es solo una fase para mí, una distracción en medio de todo lo que está pasando en mi vida. La realidad es que, aunque intento no pensarlo, soy consciente de que podría terminar lastimándola. No sé si eso es justo.
—¿Estás pensando mucho otra vez? —pregunta Danara, sin levantar la vista de su cuaderno.
La escucho y me da un pequeño tirón en el corazón. No estoy acostumbrado a que alguien me lea así. Su voz es suave, pero tiene un toque de curiosidad que me hace sentir vulnerable. ¿Cómo puede saberlo? ¿Acaso mi silencio es tan obvio?
—Solo estaba mirando el cielo —respondo, aunque sé que no es la respuesta correcta.
Danara levanta la vista finalmente y me mira con esa intensidad que no puedo ignorar. No es una mirada común, es como si pudiera ver a través de mí, como si supiera que algo me atormenta pero no lo diré. Me da un pequeño suspiro, pero no dice nada más. La comprensión en su expresión es palpable. Es raro encontrar a alguien que entienda el silencio como ella lo hace.
—¿Qué te pasa, Luca? —pregunta, esta vez dejando el cuaderno de lado y poniéndose un poco más cerca, como si pudiera ofrecerme algo con solo estar ahí.
Es un gesto tan pequeño, tan natural, pero que para mí significa mucho más de lo que puedo poner en palabras.
Me muero por decirle lo que me está pasando, contarle de la presión de mi padre, de mis dudas sobre el futuro. Pero, al mismo tiempo, me detengo. Ella tiene 16 años, ¿cómo podría hablarle de todo esto sin que lo vea como una carga innecesaria? A veces siento que mi vida es demasiado complicada, demasiado llena de cosas que no entiendo. Y no quiero que Danara cargue con eso. No sé si debería compartir todo esto con ella.
—Solo… estoy pensando en mi futuro —le digo finalmente, como si eso fuera suficiente.
Sé que no lo es, pero no quiero ahondar más en el tema.
Danara me mira, sus ojos suaves, pero también curiosos. Es como si estuviera esperando a que yo dijera algo más, pero también parece saber que no lo haré. Lo entiendo, porque sé cómo soy. No suelo abrirme fácilmente.
—¿Sabes lo que quieres hacer con tu vida? —pregunta, de repente.
Es una pregunta sencilla, pero que me hace sentir como si el mundo entero estuviera mirando en mi dirección. La respuesta es un rotundo "no". No tengo ni la menor idea de lo que quiero. Solo sé que no quiero ser lo que mi padre quiere que sea. Y eso me atormenta, porque todo lo que hago, cada paso que doy, parece estar bajo su lupa.
Me recuesto sobre el césped, mirando el cielo. Las nubes están comenzando a dispersarse, y el sol empieza a esconderse detrás de las montañas. La tarde se va apagando lentamente.
—No sé qué quiero hacer —respondo finalmente, con una voz que casi se pierde en el viento—. Mi papá quiere que sea abogado, pero no sé si eso es lo que yo quiero. Siempre he sido bueno en eso, pero… no sé. No me siento listo para eso. Y no sé cómo decírselo sin decepcionarlo.
Danara se queda en silencio un momento, como si estuviera procesando mis palabras. Luego, se acerca un poco más y coloca una mano sobre mi brazo.
—Es normal no saber lo que quieres —dice con una calma que me sorprende—. Tienes tiempo, Luca. No tienes que tener todo resuelto ahora. Y no tienes que ser como tu papá quiere que seas. Lo que importa es lo que tú quieres, lo que te hace feliz.
Esas palabras me calan profundo, más de lo que imaginé. Danara tiene razón. Pero, por alguna razón, me resulta difícil creerlo. Creo que mi vida siempre ha estado dirigida por las expectativas de los demás, y no sé cómo escapar de ellas. Pero cuando miro a Danara, cuando escucho su voz, todo parece un poco más claro.
—Gracias, Danara —le digo, sin estar seguro de si es suficiente para expresar lo que siento en este momento.
Ella me mira y sonríe, esa sonrisa tan simple pero llena de una calidez que hace que todo se sienta un poco más fácil.
—De nada —responde, antes de levantarse del césped y estirarse—. Pero, Luca, no olvides que tienes más de lo que crees. Solo tienes que verlo.
Es extraño, pero en este momento, con ella aquí, siento que tal vez estoy en el camino correcto. Quizás, solo tal vez, no todo tiene que estar resuelto hoy. Tal vez lo único que necesito es un poco de tiempo para encontrar lo que realmente quiero. Y quizás, con el apoyo de personas como Danara, el futuro no sea tan aterrador como me parece.
[...]
Esa noche, mientras me acuesto en mi cama, no puedo dejar de pensar en lo que Danara me dijo. Quizás, solo quizás, el futuro no es algo que tenga que definir ahora mismo. Tal vez, como ella dijo, tengo tiempo para decidirlo. Pero lo que realmente me queda claro es que, mientras ella esté cerca, no tengo que cargar con todo el peso del mundo sobre mis hombros. Y eso, por ahora, es suficiente.