Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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23. Un trato cruel
...Advertencia ⚠️: Algunos eventos del presente capítulo podrían resultar sensibles....
Esa madrugada, una persona con guantes sale de un vehículo afueras de la ciudad, a varios kilómetros del borde de la carretera. De la cajuela saca el cuerpo de la mujer que había secuestrado, la fallecida tiene una marca en el cuello, por el ahorcamiento y sus huesos están pegados a su piel.
La pone en el asiento del conductor, le pone una peluca, porque bastante del cabello de la mujer se le ha caído; luego la maquilla con cuidado. "Ves que ahora no luces tan bonita", piensa la persona que se está encargando de preparar la escena, enciende la radio del vehículo y una música bailable suena; cierra la puerta del vehículo y se aleja despacio; camina y camina hasta que el cielo se vuelve más claro.
Se escucha el ladrido de un perro, y apresura su paso para subirse al vehículo que está al otro borde de la carretera. Debe regresar a su vida normal, ya se enterará en las noticias, si la policía encontró a la víctima.
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Bea está lista, se ve una vez más en el espejo, se toca el rostro, viene a su recuerdo como lucía cuando la golpearon, cierra los ojos y se dice a sí misma que no va a dejar que el miedo la detenga, se pone el saco, toma su portafolio, sale de la habitación, se despide de los nuevos habitantes de la casa y se apresura en bajar. Ahí estaba Kevin esperándola, con la clásica indiferencia, pero había cumplido su palabra.
- "Buenos días, Kevin. Gracias por recogerme", dijo Bea.
- "Buenos días, Bea. Vamos, necesito que revises unos documentos, porque serás quien haga los alegatos iniciales", expresó Kevin, volviendo a encender el vehículo.
- "¿Alegatos?, ¿de verdad?", consultó Bea emocionada.
- "Sí, es un caso sencillo. Así que asegúrate de hacerlo bien, debes ya empezar a marcar tu estilo. Y no me digas que no puedes, porque lo único que lograrás es retrasar su crecimiento profesional", respondió Kevin, con tono de voz grave, quería que Bea deje de pensar en lo que le ocurrió y se concentre en el trabajo, confía que será una excelente abogada.
- "Lo haré bien, te lo aseguro", dijo Bea emocionada, ese iba a ser su primer caso en juicio, y no quería defraudar a quien le estaba dando la oportunidad.
Kevin miró por un breve momento a Bea, verla entusiasmada le provocó una sonrisa, y luego sacudió su cabeza. Él se había impuesto un límite con ella, no quería lastimarla, sentía que era demasiado joven para involucrarse con ella y ponerla en la línea de mira de su familia.
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Mark Safra ha acompañado a su hermano al hospital, espera volver a encontrarse con la enfermera del día anterior. La ve llegar ingresando de manera apurada, puede ver su rostro y se nota que ha llorado. Se preocupa por ella, y busca en su cabeza, una y otra vez cómo llegar a la joven. Fue a la cafetería del hospital, al notar que algunas chicas lo quedaron mirando, pensó que tal vez lo habían reconocido por su trabajo de modelo.
Mientras tomaba su jugo, volvió a ver al mismo sujeto que el día anterior abordó a Ara, eso no le causó una buena espina. El padrastro estaba aguardando que Ara bajara porque le había mandado un mensaje, pero parecía que su hijastra no tenía la menor idea de atenderlo.
De pronto, dos sujetos se acercaron al hombre, parecían decirle algo y se notaba que el padrastro de Ara se encontraba nervioso; empezó a llamar a alguien por el móvil, se notaba que estaba bastante molesto. Al colgar, los otros hombres, le apretaron fuertemente el brazo y parecía que lo estaban amenazando.
- "No volveremos a venir a un lugar tan público, sino pagas lo que debes o nos das a la muchacha como pago, considérate hombre muerto", le dijo uno de los tipos.
- "Tienes hasta la medianoche de hoy día para cumplir, tu plazo se venció. Vas al lugar con el dinero o con la mujer", agregó el otro tipo.
- "Les aseguro que ella vale más que el dinero que debo, es joven, bonita e inocente", expresó el padrastro de Ara.
- "Puras palabras tenemos, ni dinero, ni chica. Estás muerto, si no cumples", dijo el primer sujeto, y luego en compañía del otro tipo se retiró.
El padrastro de Ara tomó asiento, se había endeudado tanto que no tenía como pagar la deuda que tenía, así que no ideó un mejor plan que vender a su hijastra a los maleantes del club turbio donde apostaba. Ara Park estaba en grave peligro, su padrastro había hecho un trato cruel y ella era el pago que pensaba ofrecer.