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Abril vuelve a casa después de tres años, obligada por la enfermedad de su madre.
Lo último que esperaba era reencontrarse con Elías, su padrastro, el hombre con quien compartió un amor prohibido que marcó su vida para siempre.
Mientras intentan convivir bajo el mismo techo sin caer de nuevo, viejos sentimientos comienzan a despertar, las miradas se hacen mas largas, mientras las distancias se acortan y los límites desaparecen.
Esta es una historia de pasión, culpa y decisiones difíciles....
Porque hay amores que no deberían existir… pero existen...
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Martes
-Capítulo 22-
Abril regresó a casa esa tarde, con los hombros tensos y el corazón tambaleando como si llevase dentro una bomba de tiempo. La prueba de embarazo positiva estaba escondida en el fondo de su bolso, dentro de una caja vacía de toallas femeninas, una ironía cruel que no dejaba de pesarle en el pecho.
Había tomado una decisión, se quedaría hasta el domingo, con la excusa de que debía volver a la ciudad por asuntos de trabajo. Solo necesitaba ganar tiempo, tiempo para pensar, para ordenar su cabeza.
Para proteger el secreto.
Cuando llegó, el cielo comenzaba a tornarse naranja sobre las colinas del pueblo, el calor de la tarde aún colgaba en el aire. Entró a la casa sin hacer ruido, saludó a su madre con un beso en la mejilla y recibió de ella una sonrisa cálida y despreocupada. Nadie sospechaba nada, todo parecía tranquilo... Hasta que vio el sobre en el suelo, justo debajo de la puerta.
Era del mismo papel rugoso, sin remitente. El corazón de Abril se detuvo por un instante mientras lo recogía y se dirigió a su habitación. Se encerró, y lo abrió con manos temblorosas.
“No es tan fácil ocultar la verdad cuando los secretos crecen dentro de ti. Ahora hay dos corazones latiendo en ese cuerpo ¿Cuánto tiempo más vas a mentirles?”
Abril sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
La carta estaba escrita a mano, igual que la primera, pero esta vez el mensaje era claro. Alguien sabía de su embarazo. Alguien la estaba vigilando, y lo sabía todo, ya no era solo su relación con Elías... ahora había algo más en juego.
Con su cabeza llena de preguntas, se da cuenta que no podía enseñarle la carta a Elías, ni siquiera se la mostraría a Yazmin. Se guardó la hoja entre las páginas de un libro viejo que nadie tocaba en la biblioteca de su habitación, justo detrás de una enciclopedia. Y se sentó en la cama, mirando hacia la ventana con la respiración agitada.
......................
Durante la cena, fingió normalidad, Clara hablaba del jardín y de lo bien que dormía últimamente gracias a un nuevo té que le regalo Luciano. Elías, en silencio, la observaba de vez en cuando con esos ojos suyos que parecían leerle el alma, pero Abril solo bajaba la mirada, pinchando con el tenedor la ensalada que no podía comer. El malestar había regresado, junto con las náuseas, pero lo disimuló lo mejor que pudo.
—Mi amor ¿te sentís bien? —preguntó Clara, inesperadamente.
—Sí ma… Solo que no tengo mucha hambre —respondió, con una sonrisa débil
Abril se sintió muy observaba, por parte de las dos personas que tenía a su lado, pudo cruzar miradas con Elías que la observaba en secreto con un dejó de preocupación en su expresión seria, al igual que mi madre.
—Pero no cambies de tema ¿qué estabas diciendo mamá hace rato? —dijo Abril, cambiando de tema con nerviosismo.
—Oh.. si, lo que estaba diciendo… Al parecer estamos en época de la "fiebre de bebé" —habló Clara, con una suave sonrisa.
—Que superstición tan extraña… Es simplemente una coincidencia —respondió Elías, con su habitual tono serío.
—Supersperticion o no, ya van dos vecinas del barrio que quedan embarazadas, y escuche por parte de Ines, que su cuñada también está esperando un niño.
La tranquila expresión de Abril, se tenso un poco y su piel se erizó, su nerviosismo aumentó, sin saber dónde posar sus ojos para no ser tan evidente y delatarse sola.
—Yo también pienso que es una gran coincidencia… —respondió Abril.
Mostrándose algo incrédula , pero confundida, pensando en la extraña situación. Más al darse cuenta que ella era parte de esa gran coincidencia maternal. Escuchar la palabra “embarazada”, le revolvió el estómago de los nervios.
—Perdón… Pero me iré a dormir temprano hoy, me siento muy cansada —hablo con una amplia sonrisa, y se retiró a su habitación.
Esa noche, escribió en una libreta con letra temblorosa: “Debo escapa… No es solo por mí, es por lo que llevo dentro… Tengo miedo”.
Mientras tanto, Elías se quedó en el porche, con un cigarrillo apagado entre los dedos y la intuición revolviéndole el pecho. Algo no estaba bien, y aunque Abril sonrió durante la cena, algo en su mirada lo inquietaba.
Pero Abril ya había tomado una decisión.
Solo tenía que sobrevivir cuatro días más.
Ese Elías es el esposo de la mamá???
¿Como están?
Espero que bien. 💕
Me gustaría saber que opinan sobre Gael y Joan ¿les agradan?