NovelToon NovelToon
La Maldición De Los Dickens

La Maldición De Los Dickens

Status: En proceso
Genre:CEO / Amor a primera vista / Embarazo no planeado / Malentendidos / Reencuentro / Pareja destinada
Popularitas:6.2k
Nilai: 5
nombre de autor: wanders

La dinastía Dickens ha estado viviendo con una maldición de procrear un solo heredero, pero no de cualquier persona. El final del hilo rojo de cada heredero de esta familia está conectada a alguien especial, que es destinada por los cielos, no importan los años que pasen, las situaciones en las que están, estás parejas se encontraran sin importar como. ¿Christopher será la clave para acabar con esta maldición que han tenido por casi 200 años? O ¿Sera el final de esta familia y su descendencia?
El hilo rojo conecta a todos aquellos que están destinados a estar juntos sin importar las circunstancias.

NovelToon tiene autorización de wanders para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Gemelos

👩Narra Quetzally👩:

Puede que mi madre se haya enterado por otra persona de que estoy embarazada, pero eso no quita que ame a sus nietos. A veces me reprocha, diciéndome que fui descuidada, pero su amor y apoyo son incondicionales. Siempre que podía, me acompañaba a las revisiones médicas, preocupada y atenta a cada detalle. Había preparado todo para la llegada de Félix y Sofía; desde que supimos el sexo de los bebés, mi madre les compraba cualquier cosa que veía bonita, llenando la casa de cosas de bebes, lo que demostraba de su cariño y amor a sus nietos.

A veces, en las noches, cuando me encontraba completamente en silencio, pensaba en el futuro de mis hijos. Quería darles un padre, pero por más que intenté buscar información sobre él, no pude encontrar nada más que su nombre, un nombre que tal vez no sea real. En esos momentos, la voz de mi madre pasaba por mi mente.

"No te preocupes, tu hermano y yo estamos aquí, para ustedes", me dijo un dia mientras tomaba mis manos. "Lo más importante es que estés bien y que ellos lleguen sanos y salvos. El resto se resolverá con el tiempo".

El apoyo incondicional que me daba mi familia me daba fuerzas para seguir adelante. Aunque a veces me sentía perdida, sabía que ellos estaban a mi lado, para apoyarme.

Nunca pensé que un embarazo fuera tan difícil. Mi cuerpo estaba pasando por tantos cambios. Me despertaba varias veces en la noche debido a las patadas de Félix y Sofía, y los pies hinchados me hacían difícil caminar.

Además, los cambios de humor eran constantes; podía estar feliz y radiante un momento y, al siguiente, lloraba sin razón.

"¡Ey, hermanita! ¿Cómo están esos sobrinos míos?", preguntó Chema, entrando a la casa con una sonrisa amplia y una energía contagiosa.

"Están bien, Chema. Muy activos", respondí, riendo mientras ponía una mano en mi vientre.

"Bueno, pues yo estoy aquí para lo que necesites. Incluso traje algunos libros sobre paternidad", dijo, levantando una bolsa llena de libros y revistas.

Las visitas al médico se hacían cada vez más frecuentes a medida que el parto se acercaba. El doctor me hizo escuchar el latido de los corazones de mis bebés.

"¿Lo oyes?", me dijo con una sonrisa. "Esos son Félix y Sofía, fuertes y sanos."

Cada ultrasonido, cada pequeño movimiento de mis bebés dentro de mí, me llenaba de una mezcla de maravilla y emoción. Mi barriga crecía día a día, y con ella, mi impaciencia y deseo de conocer a mis hijos. Sentía cada patadita como un recordatorio de que no estaba sola, de que dos pequeñas vidas estaban creciendo dentro de mí, esperando el momento adecuado para llegar al mundo.

Una noche, mientras acariciaba mi vientre, sentí una patada particularmente fuerte. "¡Mamá, ven!", llamé emocionada.

Ella corrió a mi lado y puso su mano en mi barriga. "¡Oh, Dios mío! ¡Lo sentí!", exclamó con una sonrisa radiante.

"Están tan activos", dije, riendo.

"No puedo esperar para conocerlos."

"Y yo no puedo esperar para ser abuela", respondió mi madre, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad. "Todo estará bien, Quetza. Ya verás. Tenemos todo listo, y estamos listas para recibir a Félix y Sofía con todo el amor del mundo."

Chema, que estaba sentado en el sillón revisando uno de sus libros, añadió con una sonrisa: "Y aquí estoy yo, listo para ser el mejor tío piloto que jamás hayan tenido.

Miriam solía visitarme cuando podía, normalmente los sábados. Siempre me platicaba sobre sus ligues y su trabajo.

"¿Gustas un poco de fruta?", le ofrecí.

"Claro," respondió.

Me levanté, pero ella me detuvo con una sonrisa. "Aún puedo, no te preocupes, dije

"Bueno," acepto. "Déjame

prepararte un poco de sandía, jícama, melón y piña con chamoy y chilito piquín."

"Te ayudo," insistió.

"No, no, tú siéntate como en tu casa," le dije.

"Es que me siento mal si no te ayudo," replicó, haciendo un puchero.

"Está bien," cedí, riendo. "Puedes ir a la tienda por piquín; ya se me terminó."

"Ok, ahora vuelvo," dijo, saliendo rápidamente por la puerta.

Lavé las frutas y procedí a cortarlas, pero de repente, un dolor en mi vientre me hizo doblarme. Sentí como si una ola de dolor me atravesara, y justo en ese momento, Miriam regresaba con el piquín.

"¡Ahhh, amiga!", grité, tratando de mantener la calma.

"Andy, ¿qué pasa? ¿Qué te pasa?", preguntó Miriam, corriendo hacia mí con una mezcla de pánico y preocupación en su rostro.

"Contracciones, tengo contracciones," contesté, apretando su mano con fuerza.

"¿Qué? ¿Ya van a nacer? ¿Qué hago?", dijo, completamente ansiosa.

"Miri, tranquilízate," dije, tratando de respirar profundamente para calmarme a mí misma también.

"Ehhh, es que no sé qué hacer," tartamudeó. "¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Te cargo?"

"Cálmate, respira," le pedí, intentando no reírme a pesar del dolor. "Si no fuera por mi panza, diría que tú eres la que va a entrar en parto."

"¡Chema!", gritó mientras salía del cuarto.

"Miri," la llamé, intentando mantenerla conmigo.

"¿Qué?, ¿qué?", respondió, volviendo apresurada.

"No te vayas," le dije, sintiendo otra contracción.

"No, no, no me voy," aseguró, apretando mi mano con más fuerza.

"¡Chema, Chema, Chema!", gritó desde la cocina, y otra contracción me hizo doblarme de nuevo.

"Ahhhhhhh," gemí, tratando de respirar.

"Respira, Andy," dijo Miriam, aunque su voz temblaba.

"¿Por qué tanto grito?", oímos desde las escaleras. Chema apareció, alarmado por el alboroto.

"¡Ya van a nacer mis sobrinos!", dijo Miriam, casi gritando.

"Calma, calma, que no panda el cúnico," dijo Chema, tratando de mantener la calma. "Miri, ve a buscar las llaves del auto que están encima del escritorio de mi cuarto, por favor. Nos vemos afuera."

"Y trae la maleta que está en mi guardarropa," añadí, tratando de mantener la voz firme.

"Ok, ok, maleta, llaves," repitió Miriam mientras iba corriendo por las escaleras.

Chema me cargó y salimos al coche, esperando a Miriam que no tardó en aparecer con la maleta y las llaves. Nos subimos los tres al auto.

"¿Ya llamaste a mamá?", preguntó Chema mientras arrancaba el coche.

"No," respondí entre respiraciones.

"Yo la llamo," dijo Miriam, sacando su teléfono del bolsillo. "Ponlo en altavoz," añadió Chema.

"Buenas tardes, señora," saludó Miriam cuando mamá contestó.

"Hola, hija, ¿cómo estás?", respondió mamá.

"Bien. Mamá, la chachis va a dar a luz," grito Chema.

"¿Es en serio? ¡Voy a ser abuela!", oímos a mamá gritar, seguida a sus compañeras de trabajo.

"Nos vemos en el hospital," dijo Miriam.

"Aquí los espero con la camilla," respondió mamá, y Miriam colgó la llamada.

Otra contracción me hizo gemir. "Ahhhh."

"Tranquila," dijo Miri, pero ella estaba tan nerviosa como yo.

"¡Yo estoy tranquila, eres tú la que… ahhhh!", dije, apretando su mano.

Llegamos al hospital e ingresé al área de tocología. Mi mamá y Miriam me acompañaron; Chema se quedó fuera, ya que se desmayaría si veía sangre.

1
Torres Nolasco
más capítulos
Marleny Estrella
Excelente
visleidys brito
Muy malo
visleidys brito
Malo
Hazel Maria Santana Salamanca
Fin de la maldición!!!!!
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play