La Omega De Armand

Armand tuvo que viajar a París pues debía verificar la documentación de una mercancía que llegaría a la compañía con sede en esa ciudad. Como abogado era su trabajo dentro de la empresa, mientras sus demás hermanos se encargaban de diferentes áreas, siendo Antonietta la CEO de la compañía.

El joven alfa se marchó temprano en la mañana, quería regresar lo más pronto posible para estar con su bella Omega. Ya para medio día estaba desocupado y listo para volver. Antes de salir del edificio se encontró con Lineth, una loba delta que desde lo conoció siempre ha coqueteado con él, sin embargo, para Armand desde hace años no existen las demás mujeres, mucho menos ahora que se vinculó con Amelie.

''Lo que me faltaba, deshazte de esa lobizorra'' - expresa con fastidio Buker, a través del enlace.

- ¡Armand! - le llama mientras camina contorneando exageradamente las caderas - Hace días quería verte, para que fuéramos a almorzar. He extrañado verte por aquí. - acarició la solapa de su saco. Buker gruñó en su interior, espantando a la delta.

- Lo siento Lineth, pero debo volver temprano, le prometí a mi mate que iríamos a visitar a sus padres. - le dijo para salir de la situación.

- ¿Mate? - preguntó asombrada, ella estuvo por fuera del país durante dos semanas, por lo tanto no pudo estar en la ceremonia de luna de sangre.

- Sí, hicimos nuestra unión para la luna de sangre, esa misma noche nos marcamos.

La loba sintió un atisbo de envidia y rabia, ella ambicionaba meterse en la cama de ese lobo, aunque solo fuese una vez.

- ¿Y quién es la afortunada?

''Huele a envidia''- dice Buker.

''Sí, la huelo aunque trata de disimular'' - corrobora Armand.

- Amelie Martin, la hija de Susan y Henry Martin.

Trata de disimular la mueca de asco que le produce el hecho de que haya sido una omega la que recibió la bendición de la Diosa Selene. Para ella los omegas no merecen nada, son inferiores y solo deberían limitarse a servir a los lobos verdaderamente fuertes y capaces.

- Veo, bueno, espero que sean felices. - su deseo fue más falso que moneda de cuero.

- Gracias, te dejo. - se despide Armand.

''Quiero que pasemos primero por una boutique, quiero que compremos un lindo vestido para nuestra omeguita rojiza, me encanta verla en vestido'' - habla un enamorado Buker.

''Estoy de acuerdo'' - apoyó el rubio.

Se subieron a la camioneta, el lobo que conduce fue indicado para que llegara a una boutique. Quince minutos después, el imponente rubio de ojos grises azulados baja del vehículo, para entrar a la tienda donde todas las mujeres quedaron admiradas ante tanta belleza.

- Buen día, ¿en qué puedo servirle? - habló coqueta la dependienta del lugar.

- Deseo un vestido para mi esposa, el más hermoso que tenga, pero debe ser sencillo, pero a la vez elegante, tendremos un cóctel pronto y deseo que luzca como una princesa de cuentos. - le mostró una foto de la linda omeguita rojiza.

- Es muy preciosa su esposa. - la dependienta supo que ninguna de las mujeres dentro de la tienda, sería competencia para esa hermosa chica. - Tengo el vestido para ella.

Le indicó que la siguiera hasta el fondo de la tienda, y allí estaba el vestido. El vestido era en rosa viejo, con tul al vuelo. Apenas lo vio, supo que Amelie luciría como una princesa de cuentos de hadas.

- ¡Lo quiero! - se apresuró a decir - Ella se verá aún más hermosa de lo que es en ese vestido .

Una vez pagó el costo del vestido, volvió a la camioneta para regresar a la manada.

''Mi linda Omeguita se va a ver como una auténtica princesita en ese vestido'' - suspira enamorado Buker.

El viaje a la manada duró poco menos de tres horas, al llegar fue casi corriendo después de entregarle el informe a Antoine, a la casa donde vive con Amelie. Ya moría por verle la cara al ver el obsequio que le compró para la fiesta de cóctel que estaba organizando Becca.