"Fantaseo Con Esas Curvas" es una novela que narra la historia de un hombre que, a pesar de los estereotipos y las normas sociales, se enamora perdidamente de una mujer con sobrepeso. Alejandro, un joven exitoso y atractivo, ha pasado toda su vida rodeado de mujeres delgadas y "perfectas" según los cánones de belleza establecidos. Sin embargo, un día conoce a Sofía, una mujer con curvas generosas que cautiva su corazón desde el primer momento. A medida que su relación avanza, Alejandro debe enfrentarse a sus propios prejuicios y a la presión de su entorno, que no entiende cómo puede estar enamorado de alguien que no encaja con los ideales de belleza tradicionales. Sofía, por su parte, lucha por aceptarse a sí misma y superar sus inseguridades, mientras descubre que el amor verdadero puede encontrarse en los lugares más inesperados.
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Capitulo 26
Alejandro
Veo cómo Sofía comienza a moverse lentamente en la cama, sus párpados temblando con esfuerzo. Mi corazón late con fuerza, lleno de esperanza y anticipación.
Me acerco a ella, sosteniendo su mano con suavidad, y susurro su nombre con dulzura.
—Sofía, mi amor, ¿puedes oírme? Estoy aquí, a tu lado.
Ella parpadea un par de veces, luchando por abrir los ojos. Cuando finalmente lo logra, me mira con una mezcla de confusión y sorpresa.
—¿A-Alejandro? —su voz suena rasposa y débil, pero para mí es la más hermosa melodía.
—Sí, cariño, soy yo —le respondo, con una sonrisa que apenas puedo contener—. Estás a salvo, todo va a estar bien.
Sofía parece querer decir algo más, pero un acceso de tos la interrumpe. Los médicos y enfermeras se acercan rápidamente, revisando sus signos vitales y asegurándose de que se encuentre estable.
Yo me mantengo a su lado, apretando suavemente su mano, transmitiendo todo mi amor y alivio por verla despertar. Después de tantos días de incertidumbre y angustia, tenerla de vuelta es una bendición que no puedo expresar con palabras.
Cuando los médicos terminan de atenderla, me acerco de nuevo a Sofía, buscando su mirada.
—¿Cómo te sientes, mi amor? —le pregunto, con la voz cargada de emoción—. Nos has tenido muy preocupados a todos.
Ella me mira con una expresión que no logro descifrar por completo. Hay un destello de reconocimiento, pero también hay algo más, algo que no puedo identificar.
—Yo... no lo sé —responde Sofía, con un hilo de voz—. ¿Qué... qué me pasó?
Siento una punzada en el pecho al escuchar su pregunta. ¿Acaso no recuerda lo que sucedió? Me esfuerzo por mantener la calma y explico con cuidado lo ocurrido.
—Tuviste un accidente, Sofía —le digo, apretando suavemente su mano—. Un vehículo te atropelló mientras caminabas fuera del edificio. Estás en el hospital, pero los médicos dicen que tu recuperación va por buen camino.
Sofía me escucha con atención, pero puedo ver la confusión reflejada en sus ojos. Trato de brindarle una mirada de consuelo y apoyo, deseando poder eliminar todo rastro de preocupación de su rostro.
—¿Y... y tú? —pregunta ella, provocando que mi corazón se encoja—. ¿Qué haces aquí?
Trago saliva con dificultad, sintiendo que un nudo se forma en mi garganta. Sofía parece no recordar nuestra relación, y eso me llena de temor e incertidumbre.
—Yo... estoy aquí porque me importas, Sofía —respondo con suavidad—. Desde que tuviste el accidente, no me he separado de tu lado. Estoy preocupado por ti, y quiero asegurarme de que te recuperes por completo.
Ella me mira en silencio por unos instantes, y puedo ver cómo sus cejas se fruncen ligeramente, como si tratara de procesar la información.
—Pero... ¿por qué? —pregunta, con un deje de confusión en su voz—. No entiendo, Alejandro. Tú y yo... no somos nada.
Siento que el mundo se detiene a mi alrededor. Sus palabras me golpean con fuerza, dejándome sin aliento. Sofía no recuerda nuestra relación, nuestra conexión. Es como si todo lo que hemos vivido juntos se hubiera esfumado de su memoria.
—Sofía, cariño, ¿de qué estás hablando? —le digo, con la voz temblorosa—. Tú y yo... nosotros somos... éramos...
Pero antes de que pueda terminar, la puerta de la habitación se abre y Axel entra, con una expresión de alivio en su rostro.
—¡Alejandro! —exclama, acercándose a nosotros—. Me alegro de ver que Sofía ha despertado. ¿Cómo te sientes, querida?
Sofía lo mira con sorpresa, y luego dirige su mirada hacia mí, como buscando una explicación.
—Yo... no lo sé —responde, con cierta duda—. ¿Quién eres tú?
Axel se detiene en seco, su sonrisa desvaneciéndose gradualmente. Puedo ver la preocupación reflejada en su rostro, y sé que también ha notado algo extraño en la actitud de Sofía.
—Soy Axel, el hermano gemelo de Alejandro —dice, con suavidad—. ¿No me recuerdas?
Sofía niega con la cabeza, y puedo sentir la tensión que se instala en la habitación. Miro a Axel, buscando en su mirada algún indicio de que sepa qué está pasando.
—Señorita Sofía, ¿recuerda algo de lo que sucedió antes del accidente? —pregunta Axel, con cautela.
Sofía se toma unos segundos antes de responder, sus ojos moviéndose de Axel a mí y viceversa.
—Lo siento, no recuerdo nada —dice, con frustración—. Solo sé que desperté aquí, en el hospital, y ustedes dos están a mi lado. Pero no tengo idea de cómo llegué aquí o qué me pasó.
Axel y yo intercambiamos una mirada preocupada. Parece que Sofía ha sufrido una pérdida de memoria a causa del accidente. Esto complica aún más las cosas, pues ahora no solo tengo que lidiar con la posibilidad de perderla, sino también con la incertidumbre de cómo reconstruir nuestra relación.
—Tranquila, Sofía —interviene Axel, con tono conciliador—. Esto es común después de un traumatismo. Poco a poco, tus recuerdos irán volviendo. Por ahora, lo más importante es que te enfoques en tu recuperación.
Sofía asiente en silencio, y puedo ver la frustración reflejada en su rostro. Extiendo mi mano y tomo la suya con suavidad, tratando de transmitirle todo mi apoyo y cariño.
—Estaremos aquí contigo, Sofía —le digo, con la voz cargada de emoción—. Haremos todo lo posible por ayudarte a recuperar tus recuerdos. No te preocupes, todo va a estar bien.
Ella me mira con una expresión indescifrable, y siento que mi corazón se encoge. Necesito que recuerde, que recuerde todo lo que hemos vivido juntos, nuestra conexión, nuestro amor. No puedo perderla, no ahora que la tengo de vuelta.
Los días pasan y Sofía comienza a mostrar pequeños avances en su recuperación. Poco a poco, logra recordar algunos detalles de su vida…
Nota de autor::: Espero y le guste. Los Amos. Todo va a estar bien se los prometo… :) :(
Mientras ellos sean felices, los demás les resbale.