El matrimonio, con el tiempo, irremediablemente, se transforma en rutina, pero cuando una retaila de "M" se unen, se convierte en dinamita pura, que detona en una peligrosa explosión, destruyendo la vida misma de forma Siniestra: Matrimonio de Mierda, Monotonía, Mentiras, Maldad, Misterio... Muerte! ¿Fue realmente el azar? ¿O fueron malas decisiones? ¡Las señales estuvieron siempre a la vista y, no las vimos! ¿O tal vez, no las quisimos ver?.. Este es más un drama, con eventos de suspenso sobrenaturales, espero lo disfruten.
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Capítulo VIII Infidelidad Realidad
La familia de Herminia, trata de apoyarse unos con otros, es la única forma de superar un golpe tan duro, cuando se trata de la salud deteriorada con un posible desenlace fatal:
-¡Vamos Bruno, ella es fuerte, y lo vamos a superar!- dice el abuelo.
-¡Claro que sí, juntos la vamos a apoyar para superar esta enfermedad!- exclama Samanta, besando la frente de Bruno, con una sonrisa temblorosa.
Bruno asiente, arrastrando sus lágrimas con la mano. La empleada anuncia que la cena está servida. Todos juntos se dirigen al comedor. Era la 7:00 de la noche, y cuando se disponen a sentarse a la mesa, suena el celular de Samanta.
-Disculpen un momento, debo contestar, es Robert- se dirige al jardin.
-Aló Robert, ¿qué sucede?, estoy en casa de mi papá- contesta Samanta.
- Está bien cariño, tengo que viajar a Málaga por negocios, salgo esta tarde, me ausentaré por todo el fin de semana. Fui en la tarde a recoger algunas cosas. No me esperes, regreso el lunes en la mañana, dale un beso a Arturo-
-Entiendo, ve con cuidado, no hay problema, me quedaré entonces con el niño en casa de papá- responde Samanta, sin emoción alguna, después de todo, el problema de su hermana es mas importante, que su matrimonio sin amor.
-De acuerdo. Hasta el lunes Sam- se despide Robert, y cuelga.
Por un rato, Samanta se siente intranquila, ella sabe que algo no anda bien en su relación de pareja, se queda viendo con la mirada perdida el inmenso jardín de la mansión de su padre. Suspira profundo, y ensaya una sonrisa, antes de dirirse a la mesa con su familia.
-Papá no vendrá por nosotros ¿Verdad?- dice Arturo, sin suspender su comida, para él no es una novedad el comportamiento de Robert.
《En casa del abuelo, Arturo siempre ha sentido la presencia de la abuela Lucía fallecida, eso lo reconforta, pero nunca habla de eso, la psicóloga dice que es solo su imaginación. Aunque el mejor que nadie sabe, que no es su imaginación, su abuelita Lucía quiere que Samanta sepa la verdad sobre su origen, no puede descansar en paz. No tuvo tiempo de decirle la verdad en vida.》
-Si cariño, no vendrá porque se fue de viaje de negocios, regresa el lunes- responde Samanta, tratando de aparentar indiferencia, con su sonrisa fingida.
-¡Otra vez! ¡Casi siempre está de viaje! De seguro, tampoco nos acompañará en las vacaciones- exclama el niño fastidiado.
- ¡No claro que no!, él prometió que vendrá con nosotros a la casa de la playa, en las vacaciones de verano- responde la madre. Tratando de tranquilizarlo y darle confianza.
-¡Como si sus promesas las cumpliera alguna vez!- exclama Arturo molesto.
-¡No hables así de tu padre, debes respetarlo!- reprende la madre.
-¡Mamá, él es el que se porta mal y tú me regañas a mí, eso no es justo!. ¡Ya terminé, no quiero más!- Arturo se levanta molesto de la mesa, y se va corriendo hacia las escaleras. A pesar de las advertencias de su madre.
-Creo que debes ir a hablar con él- aconseja Herminia.
-Yo quiero que te quedes y hablemos con sinceridad, deja los arranques de malcriadez de tu hijo de un lado- dice el padre.
-Bruno, ya que terminaste de comer, por favor, ve con Arturo y trata de calmarlo, nosotros debemos conversar, cosas de adulto- Herminia se dirige a su hijo.
-Está bien mamá, pero recuerda, yo no soy un bebé. Voy con Arturo- se levanta y se va.
-Ahora, cuéntanos, ¿Cómo está tu matrimonio?- pregunta el padre preocupado.
Samanta empieza nuevamente, a justificar a Robert.
-Ya saben como es el trabajo de Robert, a veces tiene que viajar por sus contratos, eso es natural-
-Si, pero cuando eso se convierte en una rutina, ya no es tan natural- responde la hermana.
-¿Alguna vez le has pedido informe de la empresa?- pregunta de repente el padre.
-La verdad es que nunca lo he creido necesario- dice Samanta avergonzada.
-Hija cuando te casaste yo invertí parte de tu patrimonio, es decir mucho dinero, para sacar de la bancarrota a esa empresa, la única condición en ese entonces, era que me vendiera el 40% de sus acciones y que las pusiera a tu nombre. Eres una profesional, sabes que tienes que revisar los libros contables de esa empresa, es también tú dinero, no te comportes como una niña confiada. Si no lo haces tú, lo tendré que solicitar yo- Ernesto, está perdiendo la paciencia con Samanta.
-Tienes razón papá, me he descuidado con eso, le he dado el poder absoluto a Robert sobre la empresa y nunca he vigilado esas acciones- responde Samanta ruborizándose.
-Espero que la próxima semana, me traigas el informe pormenorizado de las actividades de esa Empresa- advierte el padre.
-Sí papá, eso haré, lo prometo- responde Samanta, desviando la mirada.
-Sam, debes solicitarle a papá la dirección del investigador privado, ya va siendo hora de averiguar sobre esas salidas constantes de tu marido y las llegadas tardes- manifiesta con severidad Herminia.
- Samanta, ya te lo estoy enviando a tu celular, si lo quieres usar, bien, si no, es tu prerrogativa- responde el padre, no muy resignado a la actitud pasiva de su hija, todavía ella no plantea dejar a ese hombre, por eso no le ha querido insistir sobre sus aventuras.
Lejos de allí, en un Hotel 5 estrellas, en la misma ciudad, se encontraban en plena acción Robert y su amante Carolina, luego de una gran jornada de encuentros duros. Conversan, mientras ambos fuman su cigarrillo alucinógeno.
- ¿Cuándo piensas divorciarte? Ya pasaron los 5 años, que dijiste pondrías fin a esa relación- dice Carolina, con un dejo de disgusto.
-No te pongas intensa de nuevo, ya sabes que ella tiene el 40% de las acciones, si me divorcio, voy a quedar nuevamente en bancarrota, y de nada va a servir, todos estos años de sacrificio, viviendo con una mujer tan insípida- dice Robert, para calmar a Carolina.
- ¿Y entonces?, ¿No sería más conveniente que le quitas esas acciones?- pregunta la mujer envidiosa.
- ¿Crees que no lo he intentado? Pero esa mujer es abogada, es muy astuta, no ha caido en ninguna de las trampas que le he puesto, además, por detrás de ella, está el viejo Ernesto Santibañez, ese es un zorro viejo, nunca dejará que su hija, me entregue las acciones, ya bastante tuve con obtener un poder para dirigir a mi antojo la empresa- Robert, molesto reconoce que está contra la espada y la pared.
-¿Y si secuestran a su hijo? Así nos daría el dinero de las acciones, más rápido que inmediatamente- maquina un plan siniestro Carolina, sonriendo con toda la maldad reflejada en su rostro.
Robert, la mira en este momento con desprecio; aunque más adelante, cuando tenga la soga en el cuello, él mismo intentará esas medidas de desesperación. Pero por ahora, debe mantener las apariencias de padre abnegado.
Es a los diez años es que entra la crisis de pareja, donde se empieza hacer balances, sumas y restas para darse cuenta si valió la pena el sacrificio y el esfuerzo