Nuestra Historia De Amor

La llegada de Bruno Castañeda fue inesperada para algunos empleados de la empresa, el hombre llegó acompañado de su esposa Amanda Paris, en el mundo de los negocios esta mujer era considerada la mejor en lo que hace, nadie sabía de las tretas y artimañas de las que se valía para destrozar a sus rivales o para obtener lo que deseaba, Amanda era admirada por muchos, pero también odiada por otros, junto a ellos venía su abogado, un hombre aún peor que esos dos personajes juntos, en fin ver a los tres juntos era sinónimo de problemas y el fin de una empresa.

Los empleados temían por sus trabajos, pues ellos sabían que algo no estaba bien.

— Buenos días, señorita, tenemos una cita con el señor De La Oz. — dijo Adalberto Ferreira, el abogado de Bruno.

Adalberto era un hombre de unos treinta y tres años, al igual que Maximiliano, era alto guapo con unos ojos azules penetrantes que enamoran a cualquier mujer, pero su prepotencia lo hacía ver como un ser no humano, la recepcionista los anunció con la presidencia, la secretaria del presidente de la empresa autorizo la entrada de los tres, una vez llegaron al piso de sala de juntas Eduardo los estaba esperando para conducirlos hasta el lugar de la reunión.

— Buenos días. — saludo Bruno al entrar a la sala.

— Buenos días, señores. — respondió Maximiliano sin expresión alguna.

Alexa vio a Amanda entrar del brazo de aquel horrible hombre y sintió repulsión por ella.

Por otro lado, Adalberto hizo un recorrido con su mirada por el lugar centrando su mirada en la mujer que estaba al lado del presidente de la empresa, él había escuchado de la joven abogada del grupo de la Oz y de lo hermosa que era, pero nunca imaginó que esa mujer fuera realmente bella.

Maximiliano se dio cuenta de la mirada de administración del tal Adalberto y como forma de marcar lo que era de él, acarició la mano de Alexa y le susurró algo al oído que hizo que ella sonriera.

— Buenos días, por favor tomen asiento. — contesto Maximiliano cortésmente.

Los tres personajes tomaron asiento, el abogado de Bruno saco de su maletín unos documentos, en estos se podía observar claramente que eran los del contrato, sabiendo Alexa la reputación de ese abogado también se preparó para enfrentarse a él como corresponde.

— Y bien, empecemos está junta. — dijo Maximiliano de mala gana.

— Ok, bueno mis clientes quieren interponer una demanda, ya que ustedes quieren romper el contrato que se firmó por un lapso de tres años, estoy en lo correcto?. — pregunto Adalberto con seriedad.

— Así es, señor Ferreira, nosotros hemos decidido no continuar con nuestra colaboración con la empresa Castañeda. — respondió Alexa segura de sí misma.

— Muy bien, ustedes saben que está acción, les traerá serias consecuencias, ya que tendrían que indemnizar a mi representado por decenas de millones de dólares?. — pregunto Adalberto sin rodeos.

— Por supuesto que conocemos los riesgos de terminar un contrato antes del plazo establecido, pero de igual forma lo vamos a romper. — continuo, Alexa.

— Entonces están dispuestos a pagar la indemnización a mi cliente?. — pregunto Adalberto mirando fijamente a los ojos de Alexa, con esta acción buscaba intimidar a la joven abogada.

— No, nosotros no vamos a pagar un solo centavo de esa indemnización, no estamos obligados a hacerlo. — respondió Alexa con seguridad.

— Usted sabe cómo abogada que mi cliente tiene derechos y si se les incumplen los podría demandar y hasta quitarles su empresa. — aclaró Adalberto muy seguro de que el caso lo había ganado.

— Claro, sé el riesgo que implica incumplir las cláusulas, pero este no es el caso. — explico Alexa ganando cada vez más seguridad en ella misma.

— A que se refiere abogada?. — pregunto Adalberto con curiosidad.

— Si leyeron bien el contrato, existe una cláusula intrínseca en otra cláusula, donde se establece que si una de las partes ya no está de acuerdo en continuar con la colaboración, está se puede anular en el término de pasado año y medio. — alego Alexa con seguridad en lo que había hecho.

Adalberto buscó la cláusula indicada por Alexa y si ahí estaba muy bien maquillada lo dicho por la abogada, el hombre sabía que ahí no había nada que hacer, pues ni siquiera él con toda su experiencia había visto esto, aunque fue una treta de Alexa que la mal ponía, ya que se supone que todas las cláusulas deben estar claras, tampoco era un delito, porque ella se escudó en las letras pequeñas de todo contrato, dejando inhabilitada cualquier acción que quisieran repercutir en contra de la empresa.

— Y bien, como no hay nada más de que hablar la junta queda terminada. — intervino Maximiliano sin expresión alguna en su rostro.

— No puedes permitir este atropello, Bruno tienes que hacer algo. — intervino Amanda perdiendo el control.

— Lo siento señora de Castañeda, las cosas están claras, aquí no tienen nada que hacer. — respondió Alexa con autosuficiencia.

— Eres una mxxxxxx, me las vas a pagar o es que acaso no es un delito hacerse pasar por muerta?. — grito Amanda dejando a todos en silencio.

— Claro que es un delito, siempre y cuando no se aclaren las cosas y bueno ya ese asunto quedó aclarado, ahora que la familia Paris no fuera informada, bueno no es mi culpa. — explico Alexa con tanta seguridad que Amanda no la reconocía.

— Ah!, otra cosa, prepárense porque voy por ustedes y también envíale saludos a mí "madre" y a "Marcos", diles que pronto sabrán de mí.

Maximiliano tomó de la mano a Alexa y ambos salieron de la sala de juntas orgullosos de su logro, claramente las palabras de Alexa fueron una invitación a la guerra y Amanda lo entendía, Amanda entendió que Alexa buscaría a la responsable de la muerte de Ethan y la haría pagar, ahora más que nunca necesitaba deshacerse de ella.