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La Caida De Los Angeles

La Caida De Los Angeles

Status: En proceso
Genre:Comedia / Aventura / Apocalipsis / Zombis
Popularitas:8.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Miangino

Hace más de dos décadas, misteriosos pilares gigantescos surgieron repentinamente en diferentes puntos del planeta. Su aparición no solo marcó un cambio físico en el paisaje, sino que también transformó a quienes estuvieron cerca de ellos. Las personas y animales expuestos se vieron alterados, volviéndose más agresivos y hostiles hacia cualquier ser vivo que no compartiera su nueva naturaleza. Esta transformación no solo afectó la apariencia física, sino también sus comportamientos, generando una sensación de temor y desconcierto en quienes presenciaron estos eventos. La devastación causada por estos pilares marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, dejando un misterio sin resolver y cambiando el curso de la vida en el planeta

NovelToon tiene autorización de Miangino para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Encuentro

El amanecer se filtró tímidamente a través de la leve neblina que cubría las calles desiertas de la ciudad. Nos despertamos con cautela, conscientes de que aún nos separaba un día de llegar al centro de la ciudad. Nos aseguramos de que Ana estuviera bien; era solo una niña preocupada por su hermano al final del día, pero su determinación por encontrarlo nos daba cierta esperanza.

—Tenemos que comenzar a movernos. Estamos cerca de nuestro destino —dije, intentando infundir ánimo mientras salíamos del edificio en el que pasamos la noche.

Valéry asintió en silencio, y Ana nos siguió de cerca mientras nos adentrábamos más en la ciudad. Optamos por avanzar por la carretera desolada, sabiendo que podríamos encontrar tanto ayuda como peligro en cada esquina.

A medida que nos acercábamos, los signos de enfrentamientos recientes se hicieron más evidentes: huellas frescas en el polvo y manchas de sangre dispersas. Nos movíamos en silencio, atentos a cualquier sonido que pudiera delatar la presencia de otros.

En una esquina, escuchamos murmullos. Nos agachamos y espiamos con cautela. Era un grupo de bandidos discutiendo cerca de una tienda saqueada. Uno de ellos sostenía una radio y parecía recibir órdenes.

—Escuchen, el jefe quiere que revisemos los edificios del norte. Asegúrense de no dejar a nadie vivo. No podemos arriesgarnos a ser descubiertos —ordenó uno de los bandidos con tono autoritario.

Valéry y yo intercambiamos miradas cargadas de significado. Necesitábamos más información para planear nuestra siguiente movida, así que decidimos seguirlos a una distancia segura. Los bandidos se pusieron en movimiento y nosotros los seguimos, manteniéndonos ocultos entre las sombras de los edificios abandonados.

Nos guiaron hasta un edificio grande y deteriorado que parecía haber sido una estación de policía en tiempos pasados. Desde nuestra posición, pudimos ver a más prisioneros dentro, incluyendo a niños. Ana tuvo miedo de reconocer a alguien y aparto la mirada

—Mi hermano podría estar allí —susurró Ana, con los ojos llenos de preocupación y esperanza.

—No podemos enfrentarlos directamente. Son demasiados —dije, tratando de pensar en una estrategia mientras observaba la escena desde la distancia.

—Podríamos usar la radio para enviar una falsa orden. Pero primero necesitamos conseguir una —sugirió Valéry, con su habitual rapidez para encontrar soluciones.

—De acuerdo, espérenme aquí. Voy a intentar conseguir una radio —dije decidido, y me deslicé por una ventana cercana mientras los bandidos estaban distraídos. Logré tomar una de las radios y escapar sin ser visto, regresando rápidamente con Valéry y Ana.

—Ya tengo la radio. Ahora, ¿qué digo? —pregunté, pensando rápidamente en cómo imitar la voz del jefe de los bandidos para darles una falsa orden.

—No lo sé, haz lo que puedas. Eres el experto en improvisar —bromeó Valéry, aunque su tono revelaba cierta tensión.

Concentrado, intenté imitar la voz autoritaria que escuchamos antes.

—Escuchen, el jefe quiere que revisen el ala oeste. Algo importante ha sido encontrado allí —dije a través de la radio, esperando que mi actuación fuera lo suficientemente creíble.

Para nuestra suerte, una buena cantidad de bandidos abandonaron el lugar siguiendo la falsa orden. Aprovechamos la oportunidad para infiltrarnos en la estación de policía. Nos movimos con cuidado, evitando a los pocos bandidos que quedaban, hasta que encontramos un pasillo que parecía conducir al almacén del lugar.

—Creo que deberíamos revisar aquí —dije en voz baja, señalando la entrada al almacén.

Valéry asintió, y juntos nos acercamos al almacén. Justo cuando estábamos a punto de entrar, un grito desgarrador rompió el silencio de la estación.

—¡Ayuda! —fue la voz de un joven, y Ana palideció.

—¡Es mi hermano! —exclamó Ana, corriendo hacia el sonido antes de que pudiera detenerla.

Corrimos tras ella, preparándonos para lo peor. Al entrar al almacén, nos encontramos con una escena de caos: varios bandidos rodeaban a un joven atado a una silla.

—¡Déjenlo ir! —gritó Ana, con una valentía que nos sorprendió a todos.

Los bandidos se giraron, sorprendidos por nuestra irrupción. Valéry y yo nos preparamos para el enfrentamiento, conscientes de que esta batalla determinaría el destino de todos nosotros.

—Maldita sea, Valéry, saca tu cuchillo. Esto será difícil —dije, mi voz firme a pesar del nerviosismo palpable en el aire. Ana se escondió rápidamente, obedeciendo mi orden.

—No lo digas, solo asegúrate de no morir —respondió Valéry, sus ojos brillando con determinación mientras sacaba su cuchillo.

—Muy bien, bandidos. ¿Quién va primero? —dije con tono desafiante, evaluando rápidamente a nuestros oponentes.

—Chicos, tenemos visitas. Trátenlos bien y denles una cálida bienvenida —dijo uno de los bandidos con una risa siniestra.

Eran seis en total, y el tiempo estaba en nuestra contra. Los bandidos podrían regresar en cualquier momento, así que no había margen para el error. La furia y la determinación se apoderaron de mí, recordándome de mis peleas anteriores.

Me lancé contra ellos sin un plan definido, dejando que la adrenalina y el instinto guiaran mis movimientos. Un bandido intentó golpearme en la cara, pero apenas sentí el golpe. Respondí con un golpe certero de mi bate, rompiéndole las piernas sin esfuerzo. Otro intentó sujetarme por el cuello, pero reaccioné rápidamente, aplicando presión en su muñeca hasta que me soltó, luego lo arrojé contra otro bandido con fuerza. Ambos cayeron al suelo y aproveché para acabar con ellos, golpeándolos mortalmente con mi bate.

Mientras tanto, Valéry tenía sus propios problemas. Vi cómo luchaba con dos bandidos al mismo tiempo. Corrí hacia ella y di una patada a uno de los bandidos, enviándolo contra el otro y permitiendo que Valéry aprovechara la oportunidad para acabar con uno de ellos con su cuchillo. La furia seguía ardiendo dentro de mí, pero al ver la expresión de miedo en los ojos de Ana, me di cuenta de la brutalidad de mis acciones y me calmé un poco.

—Lo siento. Me dejé llevar por la rabia. Estoy bien ahora —dije, tomando una respiración profunda mientras observaba a nuestro alrededor para asegurarme de que todos los bandidos estuvieran neutralizados.

—Es bueno saberlo. Hasta yo me asusté un poco —respondió Valéry, su voz tranquila a pesar del caos que acabábamos de enfrentar.

—Acabemos con esto y larguémonos de aquí —dije, mirando hacia Ana, quien abrazaba a su hermano recién liberado mientras Valéry cortaba las cuerdas que lo mantenían atado.

—¡Hermano! —gritó Ana, emocionada y aliviada al mismo tiempo.

—Ana, pensé que nunca te volvería a ver —respondió el joven, abrazando a su hermana con fuerza.

—Oye, niña, no te emociones demasiado. Tenemos que salir de aquí y luego hablar sobre lo que hiciste —dije con un tono más duro, consciente de la necesidad de mantener la cabeza fría.

—Déjala en paz, en todo caso. ¿Quién eres tú? —me desafió el hermano de Ana, poniéndose delante de su hermana como protector.

—Ayudé a tu hermana a encontrarte, como me pidió. ¿Dónde están los demás de tu grupo? —pregunté, intentando mantener la conversación enfocada en la seguridad.

—Ellos murieron. Los usaron como carnada para atraer a los infectados y despejar otras zonas de la ciudad —respondió el joven con una mezcla de tristeza y frustración.

—Maldición. Pensé que podríamos llegar a tiempo. Bueno, necesitamos irnos y encontrar un lugar seguro para descansar —dije, comenzando a sentir el peso del cansancio y los dolores por la pelea.

Con el rescate exitoso, salimos apresuradamente antes de que los bandidos restantes regresaran. Era tarde cuando finalmente encontramos refugio en un gran edificio que parecía haber sido alguna vez sede de una empresa. Buscamos una habitación segura y aseguramos la puerta con una mesa, tratando de descansar y reponernos del agotamiento físico y emocional.

—Primero que nada, Ana, no vuelvas a hacer algo así. Pudiste haberte lastimado gravemente —dije con firmeza y cierto enojo, aunque mi preocupación era evidente.

—Lo siento, no volverá a suceder —respondió Ana con voz apagada, su arrepentimiento resonando en cada palabra.

—No importa ahora. Lo importante es que estamos bien —dije, tratando de aligerar el ambiente. Me dejé caer en el suelo, sintiendo cada músculo dolorido y adolorido.

—Déjame cocinar esta vez. No creo que puedas moverte mucho por ahora —sugirió Valéry, mostrando una comprensión tranquila mientras comenzaba a preparar algo de comida.

—Gracias, Valéry. Y chico, hay vendajes y alcohol en mi mochila. Sácalos y cúrate. Sabes hacerlo, ¿verdad? —dije con un tono medio en broma, pero el asiento y se empezó a curar

Me quedé recostado, sintiendo el cansancio acumulado y dejando que la tranquilidad del momento me envolviera. Mañana, tendríamos que seguir adelante, pero por ahora, necesitábamos descansar y recuperarnos, me quedo dormido y solo veo como Ana me pone una manta encima antes de entrar en un sueño profundo

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Concepcion Hernandez Alonso
que intriga y ansiedad por saber que les va. a pasar 😖
Miguel Zepeda
Es una buena historia
Concepcion Hernandez Alonso
super interesante,y muy buena 😊
Grasiz Venegas Beroiza
Uh, que situación complicada se viene ahora!
Grasiz Venegas Beroiza
Uh, era necesario dejarlo de festín a los infectados? Y bueno... En un mundo caótico como este, capaz que otra opción no tenía. 🙀
Grasiz Venegas Beroiza
Ese dolor de cabeza podría deberse a la herida del brazo... Ojo. 👁️
Grasiz Venegas Beroiza
Me gusta mucho. Es de lectura rápida y va directo. Sin repetir imágenes. 👏👏👏
Grasiz Venegas Beroiza
A pelear se ha dicho? Y con lo desconocido...😱
Grasiz Venegas Beroiza
Interesante. Sigo leyéndo. 👏👏👏
Concepcion Hernandez Alonso
Bueno
Beatriz Placencia
Excelente
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