Amor En La Mentira

En otro lado de la ciudad unas horas antes se habían reunido German y Ana en el departamento de esta última, ella lo había invitado a cenar para hablar acerca de Camila, en realidad ese era el pretexto.

A Ana le gustaba German, estaba enamorada de German desde hacía años y siempre intentó pensar en él como el hermano mayo de su mejor amigo, ella lo quería ver solo así, pero con la cercanía que habían tenido durante los últimos meses por el divorcio de Camila, sus sentimientos habían crecido y necesitaba que él lo supiera, necesitaba saber si podía tener un huequito en su corazón.

El la llamó para preguntarle si sabia algo de Camila y ella le dijo que sí, como sonaba bastante preocupado le dijo que pasara por su casa y así hablaban un rato de lo que había pasado, a la vez que pasaban un rato juntos.

Después de mucho pensarlo, Ana tomó la decisión de decirle a German lo que sentía, si la respuesta era la que ella esperaba estaría muy feliz y si no, entonces por lo menos se habría arriesgado.

Cuando llegó German su cara de preocupación era evidente, siempre lo había visto tan calmado y esta vez se veía tan alterado que Ana prefirió escuchar que era lo que sucedía antes de decir nada.

El entró se quitó el saco y ella le sirvió un wiski, él le regaló una sonrisa, ya que al parecer le había leído la mente, sentía que era lo que necesitaba en ese momento y Ana se sirvió una copa de vino, los problemas es mejor escucharlos con alcohol.

Él le contó lo sucedido en el almuerzo con sus padres, que le había dicho a Camila que se fuera y él se había quedado arreglando la situación con ellos.

-¿Quiénes son los padres de Camila?, ella siempre ha pensado que hay algo oculto respecto a su origen, pero nunca ha tenido una respuesta concreta con respecto a ese tema – Ana estaba anonadada con la información

-Ese es uno de los secretos de la familia, mis padres nunca han querido hablar de eso por el “que dirán”, para ellos eso esta por encima de la felicidad de cualquier miembro de la familia – se notaba la tristeza en su mirada

-No pueden seguir viviendo así, no es saludable de ninguna manera tener que vivir a la sombra de tus padres y mucho menos guardando un secreto, deberías hablar con Camila

-Eso quiero, pero no me he podido comunicar con ella, yo más que nadie quiero que sea feliz y no quiero que vuelva a casarse por los intereses económicos de mis padres – Ana se le quedó mirando

-Camila se casó porque estaba enamorada de Daniel ¿o no? – German se dio cuenta de que había soltado algo que no debía, por lo que respiró pesadamente

-Supongo que Camila debió contarte que yo siempre estuve en contra de ese matrimonio y es que todo fue un complot para que Camila se enamorara de Daniel y se casaran, todos sabían que si le imponían a Camila un matrimonio que no quería entonces no se casaría ni por todo el oro del mundo, como está sucediendo ahora

-¿Tu sabias todo eso y no le dijiste nada?, ¿Por qué no evitaste ese matrimonio? – Ana no creía lo que escuchaba

-Yo siempre me opuse y si recuerdas el día del compromiso yo no estaba presente, mis padres me dijeron que era una cena entre amigos y que irían los padres de Daniel, ellos sabían que yo evitaría ir y así no me opondría a nada

-Aun así, creo que Camila debe saber todo esto y ella tiene derecho a saber quienes son sus verdaderos padres y casarse con quien quiera, no por manipulaciones de ningún tipo, debiste ser más fuerte y protegerla, así no estaría pasando por todo este dolor – Ana regañaba a German duramente

-Siento que son muchas cosas y ella no me perdonará tanta mentira

-Es posible, pero debes intentarlo y, además, ¿Por qué no te casa tu?, ¿no has pensado en formar una familia? – a Ana le entró la curiosidad

-Yo ya estoy casado – Ana abrió los ojos como platos

-No entiendo o es que escuché mal – German sonrió

-No escuchaste mal, como te dije mi familia tiene muchos secretos ocultos y espero que eso que te dije no lo repitas, no muchas personas lo saben

-Y yo que quería convertirme en… - Ana se mordió la lengua

-¿En qué? – Ana no respondió nada y negó con la cabeza

-Yo te conté uno de mis secretos, creo que puedo escuchar alguno tuyo – Ana respiró profundo tratando de tomar fuerzas para decirle todo lo que había planeado en su mente

-Esto va a sonar un poco extraño, pero es algo que quería decirte… desde hace tiempo he estado sintiendo algo por ti y algo más que una simple amistad, no es un enamoramiento casual y es algo que he estado reprimiendo desde hace años –no se atrevía a mirarlo a la cara

-Ana, tú… eres como una hermana para mí, no puedo negar que te tengo mucho cariño y nunca he pensado en ti de otra manera – Ana estaba roja de la vergüenza

-De todos modos, es algo que quería que supieras – se veía un poco triste, a pesar de que sabia que era posible que él la rechazara

-La diferencia de edad entre nosotros es muy grande, 15 años para ser exactos; además, eres la amiga de mi hermana y no creo que sea bueno que entre nosotros haya algo más que una relación de amistad – le hablaba suavemente como si fuera una niña pequeña

-Entiendo, Germán y me duele escuchar eso, pero yo respeto tu opinión, solo quería ser sincera contigo, decirte lo que siento y también quiero que sepas que no me importa tu edad, lo único que me detiene en este momento de intentar algo contigo es el hecho de que estés casado, solo eso – tomó un poco de fuerza y lo miró a los ojos

-Ana, no quiero lastimarte, pero es importante que tengamos claro nuestros límites, siempre estaré aquí para ti como un buen amigo y… creo que lo mejor es que me retire – German le regaló una mirada triste a Ana, tomó su saco y se fue

Los pensamientos de German estaban hechos un lío, Ana era una mujer hermosa, pero le daba miedo que supiera de su pasado, habían muchas cosas que nadie sabia de él y en ocasiones sus padres las usaban para manipularlo, por lo que pensaba en lo que sucedería si todo se supiera, lo que lo detenía era el miedo de hacerle daño a las personas que más quería y se le hacía muy difícil confiar, sobre todo en las mujeres para consolidar su relación como pareja, ya que las que le acercaban solía ser por su apellido o por el dinero de su familia.