Bella

Álvaro y Lucero llegaron a la ciudad, su matrimonio sería en un mes, pero ellos decidieron llevar antes para organizar todo correctamente, lo que nunca imaginaron era que Isabella los estaba esperando, les tenía una gran sorpresa.

— Álvaro esto es maravilloso, parece mentira que pronto nos casaremos. — dijo Lucero muy emocionada.

— Si claro, pronto nos casaremos. — respondió Álvaro sin ánimos y es que la verdad Álvaro no estaba entusiasmado con ese matrimonio, él solo lo estaba haciendo por su familia, ya que habían caído en la banca rota después de que Isabella saliera del país.

Isabella, que fue de tu vida?, pensó Álvaro, él si llego a sentir algo especial por la muchacha fea de la que todos incluyéndolo a él se burlaban, pero por desconfiar de ella la había perdido y desde que se fue con el profesor de pacotilla nunca más la volvió a ver.

Estando viendo algunas revistas de grandes bodas Lucero se encontró con una foto que le llamo la atención, en esta se veía una pareja de novios, los dos eran muy bien parecidos, el novio era su ex profesor de la universidad, pero la novia no la podía reconocer, no había duda que era una mujer muy hermosa y si ella la hubiera conocido no se olvidaría de su rostro, empezó a leer buscando los nombres de las personas en la foto y al llegar al nombre de la novia quedó paralizada, era imposible que una mujer tan hermosa fuera nada más y nada menos que la insípida de Isabella Del Castillo, la cara de Lucero reflejaba la amargura de saber que estaba en la misma ciudad que esa miserable mujer.

Mientras Lucero estaba perdida en aquella imagen, Álvaro la observaba con curiosidad, pues el rostro de ella estaba desencajado.

— Qué ves con tanto interés?. — pregunto Álvaro.

— No es nada, solo algunas parejas el día de su boda. — respondió Lucero escondiendo la revista.

Lucero se fue a su habitación, iba a cambiarse para salir a realizar algunas compras y también quería averiguar más sobre Isabella y como era su vida en este país.

Por otro lado, Ignacio había invitado a Isabella a realizar algunas compras, según él su esposa necesitaba algunas cosas, Isabella solo iba para no hacerle el feo a su esposo, pero las compras no le gustaban mucho.

— Amor que te parece si compramos algo para tu mamá?. — pregunto Ignacio mientras caminaban por el centro comercial.

— Me parece perfecto, eres increíble siempre pendiente de todo. — respondió Isabella.

— Solo estoy pendiente de lo que me interesa.

— Ah, si!, entonces yo te intereso. — dijo Isabella coqueteando con su esposo.

— Deja de hacer eso, sabes cómo me pongo cuando te portas traviesa. — dijo Ignacio con sus ojos más oscuros de lo normal.

— Comportarte estamos en un lugar público. — advirtió Isabella con una sonrisa.

Los dos siguieron caminando y como estaban distraídos no se dieron cuenta de la mujer que venía frente a ellos e Ignacio tropezó con ella haciendo que cayera al suelo.

— Lo siento señorita, no la vi venir. — dijo Ignacio apenado y ayudando a levantar a la mujer.

— No se preocupe... Profesor Ignacio?, que pequeño es el mundo. — dijo Lucero con una amplia sonrisa.

Isabella se quedó mirando a la desvergonzada de Lucero, la muy zxxxx estaba coqueteando con su esposo y en sus narices.

— Vaya, vaya, pero miren nada más a quien tenemos frente a nosotros, nada más y nada menos que a Lucero Sulbaran, mi gran amiga. — el tono de Isabella era totalmente sarcástico.

— Y tú quien eres?. — pregunto Lucero con desdén.

— Isabella Del Castillo, acaso no me recuerdas?. — dijo Isabella con una sonrisa de medio lado.

Lucero quedó sorprendida, ya que la mujer que había visto en la foto era muy diferente a la que tenía frente a ella.

— Qué pasó, te comió la lengua los ratones?. — dijo Isabella con aires de superioridad.

— No, solo que no pensé encontrarte aquí. Pero veo que lograste trepar a la alta sociedad. — dijo Lucero con desdén.

— Que te parece que sí, pude escalar muy alto y ahora tengo mucho poder, yo si supe aprovechar las oportunidades que me daba y que me da la vida. — respondió Isabella con aires de superioridad.

— Imagino cual fue esa oportunidad que te dio la vida. — dijo Lucero mirando a Ignacio.

— Amor, sigamos nuestro camino, creo que deberé hablar con la gerencia para que se tomen en cuenta el derecho de admisión al lugar. — comento Isabella mirando a Ignacio.

Cuando estaban por irse llegó Álvaro, él reconoció a Ignacio apenas lo vio.

— Profesor!, que casualidad encontrarlo aquí. — dijo Álvaro con tono de desprecio.

— Lo mismo digo, bueno los dejamos aún tenemos cosas que hacer, vamos amor. — respondió Ignacio queriendo salir rápido de aquel lugar.

Álvaro se fijó en la hermosa mujer que estaba al lado de Ignacio, a él le pareció conocida, pero no podía ser acaso ella es Isabella?, se preguntó Álvaro internamente.

— Disculpe profesor, acaso no va a presentar a su acompañante?. — pregunto Álvaro con curiosidad.

— No es necesario amor, ella no es nadie. — respondió Lucero temerosa.

— No hay necesidad de presentarnos, ya nos conocemos. — comento Isabella, tomando del brazo a Ignacio y caminando con él para alejarse de esas dos serpientes.

Álvaro reconoció la voz de Isabella en el acto, la impresión no lo dejo reaccionar, así que solo se quedó ahí parado en schok, Lucero vio está actitud de Álvaro y obviamente se molestó, pues ella sabía que su prometido había llegado a sentir algo por esa mujer cuando era un patito feo y ahora que se ha vuelto un cisne seguramente va a querer tener algo con ella.

— Qué tanto miras?. — dijo Lucero.

— Ella es Isabella, verdad?. — pregunto Álvaro.

— Lamentablemente, si, no sé por qué no la tuvimos que encontrar. — respondió Lucero haciendo pucheros.

— Es increíble lo hermosa que se ha puesto. — comento Álvaro.

Álvaro fue a buscar a Isabella el día que ella se marchó, pero ella lo rechazo dejándole en claro que nunca más volvería con él, ya que no era un verdadero hombre y que ella había conseguido a un hombre de verdad y ahora todas sus sospechas tenían sentido, Isabella solo buscaba a alguien que la sacará de la miseria.