Madre Soltera a los 18

Augusto se queda con Analu, le da agua y van a ver. Su madre y su abuela aparecen, se quedan mirando a Analu sin entender nada, Augusto estaba normal, las mira y sonríe.

Iolanda:¿De quién es este niño?

Rosana:¿Qué hace este niño aquí?

Augusto:Ella es Analu, es una preciosidad, dile hola princesa.

Analu:Hola.

Iolanda:¿De quién es este niño, Augusto?

Augusto:Es hija de Rebecca, la mujer que les recibió.

Iolanda:¿Estás con la hija de la recepcionista?

Rosana:Ya no entiendo nada.

Iolanda:Explícame esto, Augusto, ¿estás trabajando como niñera ahora? ¿Desde cuándo actúas así?

Augusto:Las conocí, me encariñé con Analu y, como Rebecca necesita trabajar, quise ayudar. Me gusta estar con ella.

Rosana:Querido, ¿no crees que estás exagerando? Entiendo que quieras ser padre, pero...

Augusto:No termines, abuela. No tiene nada que ver, no estoy confundiendo las cosas si es lo que piensas.

Rosana:Solo pienso que tu pasión por los niños y el deseo de ser padre te están consumiendo y una sonrisa de un niño te ha conquistado.

Augusto:No, abuela.

Iolanda:¿Vas a parar tu vida para cuidar a un niño ahora? ¡Y encima, hija de una empleada! De verdad que no entiendo nada.

Augusto:Voy a cuidarla todo lo que pueda, ella solo estará aquí mientras Rebecca esté trabajando.

Iolanda:¿La conoces? ¿Ya has tenido algo con ella?

Augusto:No, solo la conozco.

Iolanda:¿Ella está de acuerdo con esto? ¿Debió haber estado de acuerdo, no es así? Seguro le gustará saber que su hija está siendo cuidada por ti, como si fueras su padre.

Augusto:Basta, no quiero oír más nada. Soy adulto y hago lo que quiero. Rebecca no es como las demás a las que ustedes están acostumbradas, ella no quería que esto pasara, no le gustó nada ver a su hija aquí, pero solo quiero ayudar, no haré ningún mal.

Rosana:¿Estás enamorado, Augusto?

Augusto:No, abuela.

Rosana:Parece que sí, si la madre no le gustó, entonces puede llevársela. No puedes hacer esto sin su consentimiento.

Augusto:Basta, abuela.

Rosana:De acuerdo, espero que sepas lo que estás haciendo.

Iolanda:Creo en ti cuando dices que esta mujer es diferente, ya que has estado huyendo de todas las demás durante años, pero no confundas las cosas con esta niña, hijo. Ella puede sufrir si te tienes que alejar.

Augusto:¿Por qué me tendría que alejar?

Iolanda:Porque nos vamos y su madre puede encontrar a alguien que no quiera que tú la veas. Ella también puede irse o salir del hotel.

Augusto:¡No! Nada de eso va a pasar, no sé si me voy, ustedes pueden irse adelante.

Iolanda:Sabes que eso puede pasar, la niña puede ganar un padre en el futuro.

Augusto:Basta, mamá.

Iolanda:¿Te gusta ella, hijo?

Augusto:No, ella es solo mi empleada.

Iolanda:No es lo que tus acciones dicen, te pones nervioso cuando hablo de ella con alguien.

Augusto:Estás pensando y hablando tonterías.

Iolanda:De acuerdo, tú sabrás, solo no quiero que te lastimes a ti mismo o lastimes a alguien más.

Analu:Tengo hambre.

Iolanda:Hola, bebé, ¿tienes hambre?

Analu:Sí.

Iolanda:¿Quieres un yogur?

Analu:Mamadeira.

Augusto:¿Qué es eso?

Iolanda:Biberón, ¿lo trajo?

Augusto:No sé, tomé su bolso y no vi.

Iolanda:De acuerdo, ve si hay un biberón ahí dentro.

Augusto toma el bolso, encuentra un biberón lleno y una taza de leche de reserva.

Augusto:Aquí está.

Iolanda:Ahora hay que calentarlo.

Augusto va a la cocina, Iolanda estaba jugando con Analu, vuelve con el biberón ya caliente, Analu se acuesta en el regazo de Augusto y toma.

Iolanda:A ella le gustas, tienes habilidad con los niños.

Augusto:¿Tú crees?

Iolanda:Sí, cuídala, tengo que salir.

Augusto:De acuerdo.

Ella se va, Augusto se queda mirando a Analu tomando el biberón, ella jugaba con su cabello haciéndolo rizos.