Ella es Karen, quien de manera misteriosa ocupa el cuerpo de Samanta, una emperatriz que está destinada a morir.
Ahora que un alma diferente ocupa ese cuerpo, las cosas no serán tan simples para aquellos que le hicieron daño a Samanta.
Esta alma nueva quiere venganza
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Delincuentes
Durante todo lo que quedó de la fiesta de té, las damas se compadecen de la emperatriz sobre lo que estaba pasando.
Mientras que las concubinas eran atacadas de vez en cuando, todas no sabían dónde meter la cabeza de lo avergonzada que estaban.
Ellas no volvieron a decir nada, ya que si decían algo, quedan en ridículo.
Al terminar la fiesta de té, las damas se fueron con un chisme caliente, el cual será contado en su círculo de amigas.
Las madres de las concubinas, al terminar la fiesta se reúnen con sus hijas, para darle un largo sermón.
—Ustedes tres son unas inútiles, solo sirven para abrirle las piernas a ese impotente, ¿No pensaron nunca en tener un hijo con él?— expresa la madre de la primera concubina, la mujer estaba molesta.
La primera concubina habla.
—Madre, aún soy joven como para tener hijos, además, yo siempre tomaba el té luego del acto sexual— dice ella y se gana una cachetada.
—Niña tonta, ¿De qué me sirve que te revuelques con el emperador todas las noches si de esos encuentros no sale un hijo? Ahora todas ustedes sufrirán las consecuencias de sus actos. Esa mujer la emperatriz tiene más poder, ya que el futuro del imperio está en sus manos. Si los nobles proponen al emperador dejar su puesto, ustedes serán echadas sin nada— dice enojada aquella mujer.
Su hija solo se lamenta por el golpe.
Una idea llegó a la cabeza de una de las madres de la concubina, y la expresó inmediatamente.
—Podemos mandar a matar a la emperatriz, y que una de nuestras hijas sea quien ocupe su lugar, así todas estaremos a salvo— expresa la mujer y todas sonríen, ya que la idea es buena.
—La idea es buena, no se me había ocurrido — expresa Nadia y todas se ríen nuevamente.
—Sería bueno que esa estúpida emperatriz muera, luego algunas de nosotras podemos tomar su lugar, eso no garantiza una larga vida llena de lujos— expresa Ana, y la tercera concubina, quien lleva por nombre Cristina, dice.
—Podemos contratar mercenarios, y que ellos maten a esa mujer, una vez fuera, podemos eliminar también a la inútil de la hermana, así queda más riqueza para nosotras tres— dice aquella mujer y todas le dan la razón.
Todas quedaron de usar algunas de sus joyas para recaudar dinero, y la doncella de Ana, fue a vender dichas joyas.
La madre de Ana era quien haría el resto del trabajo.
Yanet quien estando invisible había escuchado todo por orden de Samanta, y desde que la conversación terminó, se fue a hablar con ella sobre lo que ha escuchado.
Lejos de asustarse, Samanta estaba divertida con la situación, ya que eso la ayudaba en sus planes vengativos.
Va a aprovechar el día del ataque para ir eliminando a las ratas.
A partir de ese día, se sintió una calma media extraña en el palacio. Por su seguridad, Samanta puso algunos hechizos de protección por todo el palacio de la emperatriz, y le dio el día libre a los soldados que cuidaban el lugar, para que estos no mueran.
Ella aún no a sus amigas mariposas, porque por el momento no ha sido necesario hacerlo. Por ahora no ha tenido que recurrir con la ayuda de ellas, pero ya tienen pensado como las usaras.
La aparente calma llegó a su fin, cuando un grupo de mercenarios llegaron a media noche al palacio de Samanta, estos de manera inmediata trataron de entrar al lugar, pero los hechizos que realizo Samanta se activaron y estos lograron atrapar a algunos hombres dentro de una barrera y allí dentro le dio muerte.
Los mercenarios, al ver eso, se asustaron, pero el líder lo instó a continuar, ya que unos trucos tan baratos como esos, no son suficientes para acabar con todos, los cuales son unos cien.
Sin nada que temer, ellos comenzaron a avanzar hacia su objetivo, pero una niebla de color violeta se comenzó a ver, la cual estaba muy fría, estaba tan fría que le enfriaba hasta los huesos.
De dentro de la niebla violeta, sale una mujer hermosa con una armadura y una sonrisa escalofriante.
—¿Me buscaban?—pregunta ella y el líder de esos hombres pasa adelante.
—Emperatriz hemos recibido mucho oro por usted, y por su bien, será mejor que venga con nosotros, y así evite que personas inocentes mueran— dice el hombre y todos sus compañeros se ríen con malicia.
Samanta también lo hace.
—¿Quiénes van a morir exactamente? Que yo sepa, aquí solo estamos nosotros y ustedes, y yo no planeo morir, quien le pago para matarme, perdió su dinero— dice ella y deja salir una sonrisa escalofriante y luego de eso, cientos de mariposas salen de su cuerpo y comienzan a moverse por todas partes, luego, con un movimiento de manos, se van hasta los mercenarios y se pasan en ellos, hasta el momento ellos estaban tranquilos, porque no sabían lo que se avecinaba.
—Hoy les daré el privilegio de morir en manos de mis amigas— dice ella y las mariposas se vuelven el triple de su tamaño, y comienzan a morder a los mercenarios, los cuales estaban asustados hasta la médula.
Los gritos comenzaban a escucharse por todos lados de ese palacio, y eso era algo que causaba diversión en Samanta.
Sin darle importancia, ella se fue de allí, ya que mientras sus amigas eliminaban a esas sabandijas, ella iría por su primera presa.
Con determinación, ella usando su magia, se fue hasta llegar allí, y cuando estuvo en el lugar, durmió con un hechizo a los guardias que cuidaban dicho palacio, luego se adentró al mismo y va a su objetivo.
Yanet estaba esperando frente a una puerta, lo que significa, que ahí es donde estaba la habitación de esa mujer.
Con su magia, ella sin abrir la puerta entró a la habitación, en donde logró ver a Ana durmiendo como un bebé inocente, mientras se supone, que los mercenarios la matarían.
Sin compasión, ella se acerca a la cama, y toma del cabello a la concubina, y la tira de la cama.
—¿Te desperté basura?— pregunta Samanta con burla para luego acertar una cachetada en la cara de aquella mujer, quien no comprendía nada.
—Todas ustedes creyeron que contratando delincuentes me iban a matar, pero ya ven, estoy aquí de pies— dice ella y se ríe de manera maliciosa.
Aun riendo, ella continúa haciendo lo suyo, lo cual fue fácil, ya que la concubina solo servía para ser la mujer del emperador.
Cuando Samanta se cansó de jugar con Ana, con una pequeña daga le hizo varios cortes en su cuerpo, en puntos vitales, luego le cortó la lengua y la dejó tirada en el piso desangrándose, aun sin creer que todo se saliera de control.
Cuando nuestra inocente Samanta terminó de hacer su obra de arte, se convierte en una niebla, y va hasta su palacio, en el cual se dejaban ver unos 20 hombres aun con vida. Estos estaban encerrados en un campo de energía creado por su líder y estaban en mal estado.
He decir, estaban más muertos que vivos.
Sin decir nada, Yanet abre un portal hasta el palacio de la concubina y, con ayuda de la magia de Samanta, todos los mercenarios, Incluyendo los que estaban muertos, se fueron hasta la habitación de Ana, quien ya había estirado las patas.
Luego de dejar a esos delincuentes allí, ambas mujeres salieron del palacio de aquella mujer, y despertaron a los guardias.
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Le eché una ojeada rápida a estos dos capítulos, si ven una palabra mal escrita, me la corrigen y luego la veo
Sin más, nos vemos pronto
Haber si ahora empieza a pensar con la cabeza de arriba y no con la de abajo 🤣
Lo escaneó y todo para asegurarse que estaba limpio de enfermedades jajaja