Como toda chica; Jasmin sueña con encontrar un buen trabajo, conocer un hombre que se fije en ella mas allá de su apariencia y poder tener una vida feliz y amada. En busca de un mejor porvenir para si misma y su mamá, para estar más cerca de cumplir su sueño, Jasmin se ha mudado de país y ha encontrado un trabajo en una prestigiosa compañía.
Su nuevo jefe es el Sr. William Cole, es un hombre apuesto con un problema peculiar; debido a su intensidad como hombre de negocios suele parecer cortante y desagradable con sus empleados y compañeros; todo esto sin mencionar la fama que tiene de ser seductor y mujeriego. Debido a estos rumores infundados, William ha vivido gran parte de su vida sin crear confianza con nadie, esto es hasta que Jasmin llega a su vida. Durante su relación profesional, Jasmin y William descubrirán que tienen mucho en común y aprenderán muchas cosas el uno del otro.
Jasmin estará más cerca de cumplir sus sueños, y William quedará obsesionado con sus curvas...
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Aclaración
—Lo siento, sé que no debía hacerlo. Debe estar pensando lo peor de mi en este momento, pero no podía contenerme un segundo más. No quiero que cambie la forma en la que me ve— verlo tan nervioso me provoca ganas de reír.
—¿Por qué cambiaría mi forma de verlo? Para serle honesta, no me siento molesta. Al contrario, creo que debería agradecerle.
—¿Agradecerme?
—Desde que lo conocí me ha enseñado muchas cosas, he experimentado emociones que nunca había sentido antes. Tal vez suene extraño decir esto, pero no puedo molestarme por algo que me ha hecho feliz.
—¿Me está diciendo que le gustó mi beso? — en el momento que me encara, agito la cabeza rápidamente.
—No me haga esa pregunta tan directa, por favor— mi voz entrecortada no permite que él deje de reír.
—¿Le he dicho lo hermosa que se ve cuando se avergüenza? — el calor de mis mejillas incrementa—. Quiero dejar claro que, independientemente de lo que siento por usted, el trabajo y su puesto no se verá afectado. Una cosa no tiene que ver con la otra, ¿Me comprende?
—Sí, lo comprendo.
—Ya que hoy no somos jefe y asistente, ¿puedo ser directo ahora? — asiento con la cabeza, ya que las palabras no me salen y entrelaza su mano en mi cabello, permanezco quieta contemplando sus lindos ojos cafés—. No quiero forzarla a nada, pero su dulzura es tan fascinante, que me ha dejado con ganas de más; así como su café todas las mañanas y sus dulces labios en este momento —acaricia con su pulgar mis labios y es como si estuviera bajo un hechizo, no siento ganas de detenerlo—. Es muy hermosa. Sé que no debo estar haciendo esto, pero ¿cómo puedo hacerle entender eso a estas ganas que me están consumiendo por dentro ahora mismo? Siento necesidad de sus labios ahora, pero sé que si lo vuelvo hacer, no podré detenerme y no quiero asustarla —retrocede volviendo a retomar la postura, mientras que mi corazón acelerado quiere salir expulsado de mi pecho—. La lluvia se detuvo. ¿Qué tal si vamos a otra parte?
Había mucho movimiento de personas afuera, mucho más que antes. Éramos los únicos que estábamos caminando lentamente, es como si quisiéramos pasar más tiempo juntos. Creo que he perdido la cabeza después de eso, ¿y quién no la perdería por algo así? Aún no puedo creer lo que ha sucedido hace un momento. Jamás hubiera imaginado que alguien como yo, pudiera gustarle a alguien como él. Concentrada en esos pensamientos, siento el calor de sus manos en la mía, la taquicardia que estoy experimentando va a hacer que me dé un infarto. De camino él decide manejar, nos detuvimos en un restaurante a comer antes de traerme a la casa.
—Me he divertido mucho. Agradezco mucho su compañía. Espero se pueda dar más a menudo. Quiero decirle y aclararle que, lo que dije hoy fue en serio. Debe estar confundida y realmente no hubiera querido incomodarla con mis acciones en el día de hoy. Creo que me precipité demasiado y no quiero presionarla a que sienta lo mismo que siento yo por usted. No quiero que las cosas cambien entre nosotros y que lo que hemos adelantado se pierda.
—Eso no va a suceder, no tiene que preocuparse por eso. Yo menos que nadie quisiera que eso suceda.
—Me hace feliz escuchar eso — sonríe relajado llevando su mano a mi mentón y dando un delicado beso en la mejilla, ese beso hace que mentalmente me derrita—. Buenas noches.
Entro a la casa para ir directamente a la cama, tirarme sobre ella alcanzando la almohada más cercana y abrazarla. Acaricio pausadamente mis labios y es como sentir el calor de los suyos en los míos, una sensación muy refrescante y emocionante. Recordando la ternura y suavidad de ese beso, cierro los ojos volviendo a ese momento. Pongo la almohada en mi rostro y ahogo mi risa en ella. ¿Quién puede dormir luego de esto?