Maja es una hacker que obtiene un trabajo importante para buscar a la esposa de un enigmático empresario que fue secuestrada. Pero comienza una relación prohibida con ese hombre. Un amor imposible que sería infinito.
NovelToon tiene autorización de Elsa Elena Isasa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 24. El casamiento y su impacto.
Amor Infinito
Capítulo 24. El casamiento y su impacto.
Elsa Isasa.
Se habían casado y Leonardo realizó las gestiones de legalización de la paternidad de Bruno y Lelo. Estuvieron presentes Paula y Andreas.
El señor Valente por fin tenía familia. Ese día regresaron al hogar después de unas pocas fotos de rigor para eternizar el momento.
Estaban felices. El horizonte para esta familia en un año que había nacido hacía muy poco tiempo, era auspicioso.
Paula había organizado en el hogar, un pequeño festejo por el matrimonio, con la participación de todo el personal.
Andreas traía a Lalo alzado, Bruno venía de la mano con su abuela Paula, los esposos de la mano entre ellos, ella con un sencillo vestido blanco clásico y sandalias negras altas, el con un traje de verano gris, corbata y una sonrisa de felicidad en el rostro.
Todo el personal aplaudió y sacó fotos cuando la comitiva llegó.
En un lugar del parque pusieron la mesa con toda la mantelería y vajilla festiva. Hermosos y apetecibles platos, un buen asado argentino, ensaladas variadas y una mesa de dulces.
Había mucho que festejar.
Aún no era la boda social que pensaba ofrecer Leonardo Valente y su esposa, ya que traería para ese evento a Marcia de Brasil y al padre cura Aparicio.
Era simplemente una fiesta en el hogar de Valente para presentar a su esposa y sus hijos a su familia.
Lelo pasaba de mano en mano. Era un niño hermoso y feliz.
Todos los amaban tanto que eso se expresaba en sus gestos, sonrisas y palabras.
Después de una larga sobremesa, muchos brindis entre postres diversos, la pareja de esposos fue a descansar con su pequeño Lelo que se había dormido en el regazo de su padre.
Verlos dormir los tres juntos en la cama llevó a Bruno a que arrastre a Paula hacia el dormitorio entre abierto y vea esa belleza de familia.
Paula despacio sacó el bebé y lo llevó a su cuarto.
Pero los esposos dormían. Leonardo con un pijama sin camisa y Maja con un camisón y un pecho afuera donde Lelo había mamado.
La paz y tranquilidad de ambos se veía en sus rostros plácidamente dormidos.
Los empleados trabajaban sacando las mesas y sillas del parque mientras Andrea los dirigía.
El mundo de los Valente después de tantas convulsiones estaba en paz. Leonardo quería reunir al concejo para presentar a su esposa como parte de la empresa.
Y Andreas tenía que organizar tal reunión. Aún estaba precavido. Magdalena presa y Vito Luciani desaparecido, eran sus principales preocupaciones.
Sin embargo la presentación pública de Leonardo traería problemas. Andreas estaba en contacto con el abogado de oficio de Magdalena. Su contacto bastante cercano le había permitido poner un virus espía para clonar su teléfono. Y tenía la plena convicción que gracias a ese mecanismo podría saber los pasos que pensaba hacer Magda e incluso enterarse donde estaba Vito Luciani.
Al otro día la pareja Maja y Leonardo Valente fueron a la reunión de la empresa. Leonardo presentó a su mujer como parte del equipo directivo de su compañía.
Habló de sus dos hijos y de su esposa con orgullo. La presentó como Maja Gonzales Valente,especialista en informática.
Si bien sus hijos no estaban junto a la pareja los periodistas hicieron lo posible por conseguir fotos de los dos niños.
Las consiguieron con el personal de la casa. Valente y sus hijos Bruno y Leonardo volvieron a estar en las revistas de sociales.
La historia del empresario era más jugosa aún que la que había salido hace tiempo, cuando un fotógrafo pudo rescatar la lágrima que caía en su rostro luego del juicio de separación con Magdalena.
Este nuevo foco de la prensa era un hombre feliz con su joven esposa. Ambos brillando de elegancia y belleza. Sus hijos, un pequeño que aún no tenía un año y un casi adolescente.
Los periodistas se amañaron para conseguir las fotos de ambos niños Bruno Valente y Leonardo Valente junior y la nota periodística salió completa.
El abogado de Magdalena decidió llevar la noticia a la cárcel. En realidad no era de su interés apoyar en forma preferencial a su condenada. Ni siquiera había cobrado nada en forma oficial por esa tarea. Pero tenía la esperanza que su defendida le tirara unos pesos, de la buena cantidad que tenía en el banco, que la fortuna Valente le había concedido para que firme el divorcio.
Valente podría haberse negado. Quedó probado que ella no fue raptada. Quedó confirmado que el hijo no era suyo. Sin embargo, él con tal de separarse rápido accedió a la suma requerida.
Así que se comunicó telefónicamente con la cárcel del condado pidiendo permiso para visitar a su cliente.
Esa fue la primera alerta para Andreas.Eso movilizó sus acciones. Tenía gente en el penal, no de ahora, de siempre. Las tareas habituales de Leonardo contra las mafias siempre requirió pagar a gente que se ocupaba dentro de las cárceles de buscar información o realizar tareas específicas.
A la Guardia del sector 8 del reclusorio la llamaban La Rambo. Era una hermosa mujer de cuerpo musculoso que tenía varias amantes entre agentes femeninas y muy pocas entre presas. No le gustaba Magda. Era arrogante y soberbia. Era bonita pero había muchas mujeres deliciosas. Ahora le dieron un trabajo. Y pensaba cumplirlo. Así que marchó a la celda de la susodicha.
A los empujones y a la orden de requisa, invadió la celda de Magda y le puso esposas tirándola sobre una pared.
– Rambo. No tengo nada prohibido. ¿Qué mierda te pasa? –dijo Magda enojada y asustada.
La Guardiana tiraba colchones y ropa al suelo y buscaba con pericia. En su búsqueda encontró cigarros, porros, algo de coca y lo que le importaba el pequeño y antiguo teléfono.
– ¿Nada preciosa? Y esto? Drogas y fono. –
– Nena. ¿No me lo saques? ¡No seas mala. ¡Quiero hablar con mí marido!. ¿Qué querés para olvidarte de mis cosas?--
– Por lo que sé no tienes marido y tu amante se rajó. Vendré está noche. Según como te portes conmigo te devolveré tu “merca” y tu fono. Veremos–
Y esa noche mientras hacían el amor Rambo le devolvió los porros y el teléfono convenientemente pinchado.
Rambo recibiría unos buenos pesos por su trabajo.
