Soy Emilia Jones, llevo dos años de matrimonio con Antonio Del Castillo, hoy se cumple nuestro acuerdo de matrimonio, y estoy en mi oficina cuando veo entrar a su abogado.
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CONFESIÓN DESENFRENADA
Capítulo 24:confesión desenfrenada
Antonio
No entendía que había hecho mal. Si nos estábamos acercando cada vez más y de mejor manera.
Y me deja ahí, parado en la obra como si nada. Y para colmo, se va con Ignacio, que desde que vio a Emilia, no le ha quitado los ojos de encima.
Decidí dirigirme al hotel y esperarla en la puerta de su habitación, para hablar con ella y saber
qué había sucedido entre nosotros.
Pasan las horas y Emilia aún regresa, me impaciento cada vez más. Hasta que, por fin, veo
que se abren las puertas del ascensor, y la confronto inmediatamente.
Antonio: Emilia, ¿Cómo puedes ser tan imprudente? Mira la hora que es, estaba preocupado, desesperado,
pensando que algo les había ocurrido.
Yo no aguantaba más, y tenía que saber, en donde estaba y a estas horas, eran las 11 y 30 de la noche.
Ella me respondió muy calmada.
Emilia: a ver, cálmate, solo fui a cenar y se me hizo tarde, además, tú no debes de preocuparte por mí, yo estoy
grandecita, e Ignacio es un hombre.
¿Cómo que me calme? ¿Quién se puede calmar si no sabe donde está la mujer que ama? Y más cuando está con otro hombre.
Yo, ya un poco iracundo, le respondo.
Antonio: no creas que no me doy cuenta de cómo te mira, está interesado en ti.
Emilia: ¿y?, ¿a ti que te importa? Eso no debería afectarte, pues, eres tú, quien está casado, no yo, yo soy una
mujer libre, puedo estar con quien me plazca. Eso no tiene nada que ver contigo.
Su comentario me saco de onda, ¿Cómo que no tiene nada que ver conmigo? Estuvimos casados por dos años, ella es mi mujer, bueno, en cierta manera lo es, pero, claro que debo estar preocupado y celoso, pero ella no lo ve así. Y es cierto, que sus hijos son míos, entonces, con más razón, debo estar enojado, pues no puedo permitir, que la madre de mis hijos, este por ahí, a latas horas de la noche y con un hombre que no es el padre de sus hijos. Ella tiene una reputación que cuidar, y para eso, estoy yo aquí.
Antonio: claro que me importa, porque tú eres mi…
Me detuve, pues, aunque quería decirle que era mi mujer, sabía que eso, podría ser imprudente de mi parte.
Emilia: ¿soy qué? ¿Qué soy para ti? Ah, Antonio. Te recuerdo, que estuvimos casados y que eso, ya termino. No entiendo por qué te pones así, si en tu casa, te espera Jimena.
Yo me cansé que siempre salga Jimena a relucir en nuestra conversación.
Antonio: pero no la amo, yo te amo a ti y sé que tú aún me amas.
No le di espacio para que respondiera, y me lanzó sobre ella y la besé frenéticamente, al principio, sentí que quería apartarme de ella. Pero después, ella me abrió paso por su boca y la besé más intensamente.
Yo esperaba que el beso siguiera, pero lo que paso después, no me lo esperaba, se soltó de mí y me dio una bofetada y entro rápidamente a su habitación.
Yo tocaba la puerta de la habitación, queriendo hablar con ella y explicarle todo lo que había ocurrido, y el porqué de ese arranque mío, pero ella no abrió la puerta, solo pedía que me fuera, que no quería verme, y que la dejara en paz. Además, me confesó, que estaba saliendo con Ignacio, que no la buscara, que yo tengo una esposa que me espera en casa.
Que yo nunca signifique nada para ella, y que el beso que nos acabamos de dar, tampoco significa nada.
Me sentí, el hombre más miserable, la había perdido para siempre, y más con ese arranque de celos que tuve. Yo solo quería hablar con ella, pero las cosas se salieron de control.
Me quedé un rato en la puerta de su habitación, esperando a ver si abría la puerta, pero una hora después, decidí irme hasta mi habitación, pues me di cuenta, que no la iba a abrir.
Entre al pequeño bar que está en la habitación del hotel, y me serví un vaso de whisky, luego tome mi celular, y le marque a juan, pero la llamada nunca entro, decidí dejar de insistir, pues ya era tarde y él ya estaba dormido, aunque conociéndolo como lo conozco, era más probable, que estuviera entre los brazos de una mujer disfrutando de caricias y besos, este amigo mío es todo un casanova.
Tome varios tragos, y luego me di una ducha y me fui directo a la cama, para cuando desperté, ya había salido el sol, y se evidencia que era algo tarde, así que me apresure a levantarme de la cama, me aliste y me dirigí al punto de la obra.
será grave y profunda
y sigue con la esposa
quitarlo de hay y ya