La ciudad despierta alarmada y aterrada con un horrendo triple crimen y Fiorella descubre, con espanto, que es una mujer lobo, pensándose, entonces en un ser cruel y sanguinario, lo que la sume en desesperación y pavor. Empieza, por ende, su agonía, imaginándose una alimaña maligna y quizás la única de su especie en el mundo. Fiorella es acosada por la policía y cazadores de lobos que intentan dar con ella, iniciándose toda de suerte de peripecias, con muchas dosis de acción y suspenso. Ella se enamora, perdidamente, de un humano, un periodista que tiene la misión de su canal de noticias en dar con la mujer lobo, sin imaginar que es la muchacha a quien ama, también, con locura y vehemencia. Fiorella ya había tenido anteriores decepciones con otros hombres, debido a que es una fiera y no puede controlar la furia que lleva adentro, provocándoles graves heridas. Con la aparición de otras mujeres lobo, Fiorella intentará salvar su vida caótica llena de peligros y no solo evadir a los cazadores sino evitar ser asesinada. Romance, acción, peligros, suspenso y mucha intriga se suceden en esta apasionante novela, "Mujer lobo" que acaparará la atención de los lectores. Una novela audaz, intrépida, muy real, donde se conjuga, amor, mucho romance, decepción, miedo, asesinatos, crímenes y mafias para que el lector se mantenga en vilo de principio a fin, sin perder detalle alguno.
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Capítulo 24
Richi se entusiasmó demasiado conmigo y quedó prendado de mi belleza, de mi encanto, de mi sensualidad y estaba realmente fascinado de mi esplendorosa y de mis eróticas y enigmáticas líneas perfectas . Jamás había conocido a una mujer tan divina y deliciosa. Yo, sinceramente, pensé que ya no lo vería a él nunca más, sin embargo, él empezó a acosarme con insistencia y vehemencia, con desesperación inclusive. Me llamaba a mi móvil, me esperaba a la salida de la universidad y me invitaba al cine, a la playa o a pasear. No sé por qué lo acepté. Pensaba que con Richi todo había sido algo ocasional y casual pero me equivoqué porque él se prendió de mí con locura. Íbamos, entonces, a la playa o al parque a montar bicicleta. A él le gustaba mucho hacer deporte. Jugábamos frontón o competíamos nadando cerca del muelle. Y a cada instante me gustaban más sus brazos grandes, su pecho enorme, sus músculos bien marcados y toda su virilidad. ¡¡¡Me había enamorado!!!
Hacíamos el amor muy seguido y él sabía dominarme con acierto, evitando que me salga de mis cabales. No sé cómo lo hacía porque yo siempre quedaba eclipsada entre sus brazos, sometida y sin defensas, arrollada por su ímpetu e hipnotizada por sus besos tan dulces y deliciosos, como miel. Me besaba, me olía, me lamía. Él hacía que me deleitara con mi feminidad y me volvía una gran antorcha chisporroteando fuegos sensuales de todos mis poros atada a él.
Estaba tan entusiasmada con el cariño y pasión que me daba Richi, tanto que incluso quise conocer a sus padres, a sus hermanos, interiorizarme más en su vida y tratar de conocerlo por dentro y por fuera, pero él apagó su sonrisa y sus ojos perdieron el brillo y dejaron de fulgurar. Me miró con lástima y su voz se tornó trémula y vacía.
-Mataron a mis padres y a mi hermano. Unos asaltantes. Les dispararon para robarles-, vi correr lágrimas de sus ojos. Tomé sus manos conmovida y me sentí identificada con su inmenso dolor.
-Yo tampoco tengo a nadie-, le dije contagiada de su llanto. Richi, al fin de cuentas, había padecido la misma soledad que marcó mi afligida existencia.
-Eres una mujer muy noble, Fiorella, tienes un corazón enorme-, me dijo y me besó con tanta o más pasión que antes y me convencí, en ese instante, que Richi se había enamorado perdidamente de mí y yo igual de él.
A Fanny también le encantó Richi cuando se lo presenté. Almorzamos los tres en un intermedio de las clases en la facultad, en un restaurante cercano. Nos reímos mucho, celebramos anécdotas y vivencias. Él nos contaba, incluso, chistes de doble sentido que nos ponía muy coloradas escondiendo las caras en nuestras manos porque a veces resultaba muy grosero.
-Es lindo, Fiorella, dulce y se nota que te quiere mucho-, me dijo Fanny cuando volvíamos a las clases porque teníamos examen de Clínica y conservación de animales silvestres.
-Sí, parpadeé emocionada, y lo que es mejor, sabe cómo soy yo, me domina con facilidad, con mucho encanto, me vuelve una gatita estando en sus brazos-
Esa noche me acosté temprano. Estaba muy cansada y Richi tenía una auditoría que le demandaría, incluso, toda la madrugada. Me puse un short y un top porque hacía calor, apagué la televisión y la lámpara y por instinto, tomé el peluche de un osito y me tumbé a las almohadas. Entonces recordé lo que le había dicho a Fanny, cuando regresábamos a la facultad para el examen: "me domina y me vuelve una gatita".
Y recordé lo que me dijo una vez el profesor Pereyra: los lobos machos enamoran a los hembras con lengüetazos en las mejillas, las orejas y el cuello, oliendo a la loba con insistencia.
Desorbité mis ojos y me alcé espantada. -¡¡¡Richi es un lobo!!!-, grité asustada.