Azeeyra

El coche deportivo negro de Abi avanzaba por las calles de la capital a velocidad moderada. Por suerte, no había tráfico, ya que la escuela secundaria Aksara estaba ubicada en las afueras de la ciudad.

Al llegar a la entrada de la escuela, el coche deportivo negro aceleró para poder pasar por la puerta que estaba a punto de cerrarse. Esto hizo que el guardia de seguridad que estaba de servicio solo sacudiera la cabeza.

"Los niños de hoy en día no le temen a nada", dijo el guardia de seguridad que había cerrado la puerta después de que la motocicleta de Abi y Zee entrara a la escuela.

Los estudiantes de Aksara observaron la interacción entre Abi y Zee. Abi llevaba la mochila de Zee; la niña lo había obligado, diciendo que le dolía el brazo por cargar con la mochila llena de libros, tal como lo dijo la niña mimada.

Se escucharon murmullos cuando Zee y Abi pasaron junto a ellos.

"Qué descarada".

"Viene a la escuela o a venderse".

"Ya es una rompehogares y todavía coquetea con el novio de su amiga".

"Parece que no está satisfecha con solo uno".

"Debe haber perdido toda la vergüenza".

Esos fueron los susurros que se escucharon. Zee y Abi no les prestaron atención a sus palabras, después de todo, no estaban seguros de que estuvieran hablando de ellos, sería diferente si hubieran mencionado sus nombres.

Zee y Abi entraron al aula. Algunos asientos ya estaban ocupados por sus dueños, mientras que otros aún estaban vacíos, al igual que los asientos de Reynard y los otros tres miembros principales de Dragon.

Zee se sentó relajada. Karen y Siska se acercaron al escritorio de la niña.

"Buenos días, Zee, te ves bastante cansada", preguntó Karen con una sonrisa.

"Sí, estoy de mal humor".

"Siento que siempre estás de mal humor, me sorprende", dijo Siska, sentándose en el escritorio de Zee.

"¿Viniste con Abi?", preguntó Karen. Siska y Karen aún no conocían la relación de hermanastros entre ellos, solo el círculo íntimo de Dragon lo sabía.

"Sí".

"Entonces, ¿qué pasa con Reynard?", preguntó Karen de nuevo. La chica había tenido sentimientos por Abi desde hacía mucho tiempo, pero si Zee y Abi tenían una relación, a Karen no le importaría. Los sentimientos de una persona no podían ser forzados; era una chica muy amable.

"Nada en particular", respondió Zee. Karen, que había estado de pie junto al escritorio de Zee, no satisfecha con su respuesta, sentó su trasero en la silla de Reynard.

"¿Qué hay del problema del otro día? ¿Ya está aclarado? ¡Todavía hay muchos estudiantes chismorreando sobre ti!", dijo Karen con preocupación. Karen sabía que Zee no hablaría a menos que se le preguntara.

"Ya está". Zee contó lo que pasó entre Keyla y Reynard. Karen y Siska solo asintieron con la cabeza en señal de comprensión. Abi, sentado frente al escritorio de Zee, pudo escuchar la conversación de las tres amigas. Estaba a punto de levantarse de su asiento, pero se detuvo cuando vio que Reynard y los otros tres ya habían llegado.

"¡Oye!... ¿Ya están chismorreando a primera hora de la mañana?", gritó Saka, que ya estaba sentado al lado de Abi. De hecho, compartían la mesa.

¡Paf!

Siska, que todavía estaba sentada en el escritorio de Zee, golpeó el brazo de Saka. Le dolían los oídos al escuchar la voz de Saka.

"No se puede...", la frase de Siska se cortó cuando Saka volvió a gritar justo en su oído.

"¡No se puede!...", gritó Saka con una voz bastante fuerte.

Siska se levantó de su asiento tapándose los oídos y persiguió a Saka, que había salido corriendo después de gritar. Qué grosero era ese chico.

A diferencia de Saka y Siska, Karen, que había estado sentada en el asiento de Reynard, se había trasladado a su propia silla.

"Buenos días, cariño", saludó Reynard con una dulce sonrisa. No solo Zee, todas las alumnas que habían estado observando a Siska y Saka ahora estaban cautivadas por la sonrisa de Reynard que hacía derretir el corazón de las mujeres.

Las mejillas de Zee se sonrojaron de vergüenza y también de emoción por el comportamiento de Reynard. El chico le pellizcó las mejillas, que ya estaban como camarones hervidos. Las alumnas que los miraban gritaron en sus corazones, sintiendo admiración porque se veían muy bien juntos, y también envidia. ¿Por qué no estaban ellas en esa posición? Keyla, que estaba sentada en la mesa de la esquina a la derecha de Zee, se sintió molesta al ver su afecto.

"Debes ser paciente, Key", dijo Anggi, la amiga que se sentaba con Keyla, que también estaba molesta al verlo.

"Sí, estoy bien. También me da pena Zee; después de todo, pronto nos comprometeremos, estará triste cuando rompa con Rey". Keyla, que era tan amable que dejaba que otros la intimidaran, era realmente un ángel. Eso era lo que pensaban más o menos las personas que la escuchaban.

****

Volviendo a Zee y Reynard, el chico tomó la mano de Zee que estaba sobre su muslo. Zee se quedó callada, dejando que Reynard hiciera lo que quisiera; de todos modos, no tenía sentido resistirse.

"Ven conmigo a ver a mi madre más tarde", invitó Reynard mientras jugaba con los delicados dedos de Zee.

"¿Qué? ¿Conocer a tu madre? ¡No estoy lista, Rey!", exclamó Zee sorprendida por la repentina invitación de Reynard para conocer a su madre.

"No hay nada para lo que tengas que prepararte. Mi madre solo quiere conocerte. No tengas miedo, es muy amable", explicó Reynard, tranquilizando a Zee.

"Pero siento que no...", Zee no pudo terminar su frase cuando el dedo índice de Reynard le tapó la boca.

"Bee...", si él hacía eso, Zee seguramente obedecería. ¿Cómo podía resistirse a la mirada suplicante en los ojos de Reynard?

"Yo decido quién es digno de mí, ¿entiendes?", dijo Reynard, tranquilizando de nuevo el corazón de Zee.

Zee asintió con la cabeza en señal de comprensión. Reynard besó suavemente el dorso de la mano de Zee. Zee se mordió el labio, conteniendo el cosquilleo en su corazón. Aunque no era la primera vez que Reynard lo hacía, Zee aún no se había acostumbrado.

Zee desvió su atención hacia su derecha, mirando a Karen, que también la miraba. Zee vio que las mejillas de su amiga se sonrojaban; parecía que había presenciado la descarada muestra de afecto de Reynard.

"Ven aquí, Karen", llamó Zee.

Karen estaba confundida; ¿por qué Zee, que estaba en medio de un momento romántico con Reynard, la llamaba? La chica se levantó de su asiento y se acercó a Zee.

"¿Qué pasa?".

"¿Mañana no hay clases, verdad?", preguntó Zee con cautela, como si estuviera hablando con un niño de preescolar.

"Sí, mañana es domingo", respondió Karen con inocencia.

"¿Qué te parece si mañana vamos al centro comercial? Podemos pasar todo el día divirtiéndonos hasta que estemos satisfechas, ¿qué te parece?". Zee se sintió mal por sus dos amigas; la habían invitado a ir al centro comercial muchas veces, y esta era la primera vez que aceptaba, pero fracasó de nuevo porque Reynard también la había invitado a salir.

"¿Por qué? ¡Habías prometido venir!".

Zee suspiró suavemente, con miedo de herir los sentimientos de Karen.

"La madre de Reynard quiere verme después de clase hoy. Me sentí mal al negarme. No me malinterpretes, no significa que no seas importante para mí, es solo que es difícil de explicar, Karen", dijo Zee, tratando de explicarse para que Karen lo entendiera.

"Está bien, lo entiendo. Pero el fin de semana no hay excusas, ten cuidado si vuelves a cancelar", amenazó Karen. Zee sonrió feliz porque Karen entendía lo que quería decir.

"¿Qué tal si tú y Siska se quedan a dormir a mi casa?", invitó Zee. Todavía se sentía culpable. Y también quería saber cómo era dormir con sus amigas, algo que se decía que era muy divertido y que se convertiría en un recuerdo cuando se casaran en el futuro.

Los ojos de Karen se iluminaron como los de un gatito emocionado. Abi, sentado frente a Reynard, sonrió levemente, muy levemente, pero aun así fue captado por los ojos de águila de Reynard.

"¿En serio, Zee? ¿Hablas en serio?", preguntó Karen sin poder creérselo. Cada vez que Karen y Siska querían ir a su casa, Zee siempre ponía excusas. Ahora Zee las invitaba a pasar la noche; por supuesto que Karen no iba a negarse.

"Sí, en serio, si queréis venir".

"¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Nos encantaría, Zee!", exclamó Karen con entusiasmo, sin darse cuenta de que ya estaba dando pequeños saltos de alegría.

...*****************...

Sonó la campana del recreo y todos los alumnos guardaron sus útiles escolares en sus mochilas. Como zombis hambrientos, corrieron hacia la cantina para llenar sus estómagos vacíos. Lo mismo hicieron Zee y sus dos amigas, que ya se dirigían a la cantina. Detrás de ellas, los cinco miembros principales de Dragon caminaban como modelos en una pasarela; los gritos y susurros, por supuesto, eran inevitables dada su presencia.

Al llegar a la cantina, como de costumbre, Karen fue la encargada de pedirles la comida.

Un plato de sopa de bakso caliente y un vaso de té helado dulce ya estaban sobre la mesa. Los tres se sentaron en la misma mesa que el círculo íntimo de Dragon, en parte porque las demás mesas ya estaban llenas. Reynard también insistió en que Zee se sentara con él. Así que sus dos amigas se unieron a ellos; a Reynard no le importó, después de todo, eran las mejores amigas de su novia.

Comieron en silencio, disfrutando del sabroso caldo del bakso. Pero la tranquilidad no duró mucho, ya que alguien derramó un vaso de zumo de mango sobre el uniforme de Zee.

"Uy, lo siento... No era mi intención", dijo una chica que no era otra que Adel. Esta chica nunca aprendía. Siempre la estaba molestando. Zee vio una sonrisa maliciosa en los labios de Adel.

Zee exhaló con fuerza, molesta por el comportamiento de Adel. Tomó su plato de bakso, que estaba medio lleno, y lo vertió sobre el uniforme de Adel.

"Uy, lo siento... Yo tampoco era mi intención". Zee imitó el tono de voz de Adel, haciendo que la chica se enfadara aún más.

"¡Aaah!... ¡Mi uniforme nuevo!", gritó Adel, visiblemente enfadada. Sus ojos parecían querer tragarse a Zee entera.

El grito de Adel llamó la atención de todos los alumnos de la cantina, que volvieron la vista hacia ellos.

Reynard ya se había levantado de su asiento. Siska y Karen también estaban listas junto a Zee en caso de que Adel atacara.

"¿Lo hiciste a propósito?", preguntó Adel, abanicándose el uniforme que ahora estaba amarillo por el caldo del bakso.

"Si fue a propósito o no, tú sabes la respuesta mejor que nadie", respondió Zee con los brazos cruzados.

"Descarada, zorra barata. Te arrepentirás de haberme hecho esto", maldijo Adel furiosa.

Reynard parecía enfadado. Su mirada, como si quisiera matar, sorprendió a Zee.

"Rey, yo me encargo de esto", dijo Zee, tranquilizando a Reynard. El chico asintió lentamente.

"¿Qué problema tienes conmigo?", preguntó Zee, acercándose a Adel, que la miraba fijamente.

"Tu existencia ya es un problema para mí. Te odio a ti y a todo lo que te rodea", dijo Adel con los ojos rojos.

"En resumen, me tienes envidia. Te sientes amenazada por mi presencia, ¿te sientes desafiada? Compite de forma justa si quieres competir, no seas una serpiente. Solo te hace parecer más estúpida", dijo Zee con firmeza. Todos los presentes en la cantina escucharon las mordaces palabras de Zee.

¡Paf!

Una bofetada aterrizó en la suave mejilla de Zee. Adel había llegado al límite de su paciencia. No solo sus ojos, sino también su rostro estaban rojos de ira.

Zee se tocó la mejilla dolorida.

¡Paf! ¡Paf!

Dos bofetadas de vuelta de Zee, no solo una. Ambas mejillas de Adel, la izquierda y la derecha, las recibieron con justicia, para que no se sintieran celosas como su dueña.

"Hasta aquí hemos llegado. Si quieres continuar, lo resolveremos después de clase", dijo Zee, y luego salió de la cantina seguida de sus dos amigas y del círculo íntimo de Dragon.

"Maldita sea... ¡Aaargh!... Me las pagarás, zorra. Esta vez, no habrá piedad. Te voy a destruir", amenazó Adel con los ojos rojos.

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