Vuelve

Los jóvenes están solos, pero Santino muy aparte de hacer trabajos en casa, claro que, con la ayuda de tutoriales por YouTube, Belice lo ayuda en lo que puede, él, por su parte, no quiere exponer a su esposa, pero tampoco puede. A veces cuenta con la ayuda de Raúl y de los guardaespaldas, cuando están ellos ese día los trabajos avanzan notoriamente.

Lo que nunca se pierde son las sesiones de psicoprofilaxis, Santino ayuda todas las mañanas a su esposa a desarrollar su rutina, así mismo, con que ella no olvide sus medicinas recetadas por el médico quien viene a darle atención privada, un arreglo de don Nicola.

Una mañana Raúl, llegó temprano tenía regalos y una noticia. Tocó la puerta, y Santino es quien abre la puerta y la visita no dijo buenos días.

- ¿Qué hubo familia? Llegó el tío, tengo regalos para mi hermana, la mamá más linda del universo, pero nada para el papá por ser una bestia mimada.

Belice se puso a reír con gusto, Santino se quedó con una mueca congelada. No esperaba que su amigo saludase de esa manera, lo dejó con la mano tendida y lo tildó de bestia, a dos pasos de Raúl entra Jason con las bolsas faltantes. Él si saludó con cortesía a ambos, dejó las bolsas y se fue.

- Quédate, Jason.

- No puedo. El señor Nicola está organizando un evento y estamos full trabajo. Mateo no puede cargar todo él sólo.

- ¿Todo bien con el evento?

- Todo está marchando bien.

- ¿Sabes si la policía está buscando a Paola?

- Nadie pide por ella.

- Genial.

- Me tengo que ir.

- Ten cuidado.

- El joven Raúl los va a acompañar por unos días.

- Ok. Gracias.

Jason se fue, Santino cierra la puerta.

- Pienso pasar unos días aquí para ayudarte con los trabajos, veo que hay mucho por hacer, así que, pienso invertir parte de mis vacaciones en darte una mano.

- Gracias, por pensar en mí.

- No lo hago por ti, lo hago por mi hermana. Tú y yo sólo somos amigos a término medio, por ti solamente haría visitas.

Santino lo fulmina con la mirada. Raúl se defiende.

- Ya pues hermano, es una broma. Contigo no se puede, ¡Qué seco eres! - Ahora dirige su mirada hacia Belice - ¡Oye! ¿No podías conseguir un marido de buena onda?

- No tuve alternativas, era el único pretendiente.

- Esa suerte de los que no se bañan.

Belice se ríe, pero Santino no lo tomó de buen gusto. Lo soporta porque son amigos, pero sólo, por ser amigos.

- A propósito de la suerte de los que no se bañan. – continúa Raúl – tu mamá está asumiendo la dirección de la pastelería, y como no hay sucesor para la pequeña empresa de tu papá, seré el nuevo presidente, ¿Qué tal? ¿Me asienta el puesto?

-No – Habla con firmeza Santino.

- Estoy hablando con mi hermana, no con la bestia.

- Raúl, modérate. - se lo pide Belice

- ¿Acaso me quieres mandar a trabajar como tu esclavo? Tenía razón el abuelo Pepe. Él decía: “Hazte amigo de un rico y serás un pisado”.

- ¡Ey! – protesta Santino – vamos a trabajar los dos ¿Que pasá contigo?

- ¡Belice! Si tu marido se rompe, no respondo.

Belice se limita a reír de las ocurrencias de su amigo.

-Te haré un desayuno.

- No te preocupes, hermana. Ya comí en el camino.

Los tres se ponen a trabajar al poco tiempo, los dos hombres hacen el trabajo pesado y sucio de la escalera, cambian las tablas viejas por las nuevas, Belice barre en los cuartos, saca el polvo, lava algunas cosas y prepara el almuerzo. Es la una de la tarde y ella los llama para que vengan a comer. Ellos se lavan bien las manos y la cara y como niños hambrientos con cubiertos en mano ven llegar los platos.

Raúl inicia una conversación.

- Bel, ¿Te acuerdas de Lucia, la secretaria?

- Sí, claro, ella nos ayudó mucho con los dictados y la redacción.

- Me gustaba ir a la oficina, pero no a la clase. A ella le gustaban mis orejas.

- ¡Ay, Santino! Si tu supieras cuántos errores hacía Raúl de chico.

- Finalizada la clase, mis orejas parecían orejas de burro.

Santino se ríe.

- Ríete de mi desgracia. Bueno a lo que venía a decir, ella renunció por problemas de salud.

- ¡Oh! – Belice expresa tristeza – De seguro guarda reposo en casa.

- No, ella está en un centro psiquiátrico, ser viuda la afectó terriblemente.

- ¡Pobre señora Lucia! – la tristeza es muy notoria en Belice.

- Por eso tengo días libres, la empresa está en duelo, el esposo de la señora Lucia era socio de tu papá.

- Sí, lo sé.

- El tío está buscando secretaria con urgencia, espero que sea bonita.

- ¿Tienes planes de comer a la secretaria? – preguntó Santino.

- Quiero que sea bonita, porque los que me abandonaron y que dicen llamarse padres me tendieron una trampa en Alemania, ellos hicieron movimientos falsos en la administración, cuando supieron que me gradué de abogado, y todo era para que yo vaya allá a dizque ayudar con el problema.

- ¿Tus padres hicieron eso? - Santino estaba asombrado.

- Esos no son padres, ellos habían hecho eso para emparejarme y casarme allá. Era una manera de atraparme. Como lo descubrí, apresuré las cosas y me vine.

- Felizmente te diste cuenta. – comentó Belice - ¿Qué piensas hacer?

- Voy a asumir la presidencia de la empresa del tío, hacerla crecer para no ver más a esos tipos. De seguro regresan el próximo año para concretar la boda.

- Veré en qué te podría ayudar. – Santino quiere ayudar a su amigo a salir de la trampa.

- ¿En serio? – Raúl lo duda – tú sólo ayudas a la gente de tu misma altura.

- No es cierto – se defiende – estoy casado con Belice, y pronto tendremos nuestro hijo. - le sostiene la mano a Belice y ella sonríe por compromiso - Además eres abogado, necesitas de alguien que te oriente para la administración de una empresa, muchas cosas tienes que aprender.

- No será que te hayas casado con ella solo por la deuda.

- ¿Cuál deuda?

- Te salvó de la depresión, ¿ya lo olvidaste?

- Me casé con ella porque estoy enamorado, llegué a conocerla.

Mientras corrige a Raúl, Santino siente dolor en el pecho, su respiración se hace profunda, se la aguanta. Raúl lo observa cuidadosamente, y se da cuenta de ello, Santino sostiene con más fuerza la mano de Belice, cómo si tuviera miedo de que algo los vuelva a separar.

Belice nota eso en Santino, la presión que el ejerce es malsana, los cruzan miradas.

- Belice, fue por amor que me casé contigo. Lo que dice Raúl…

- ¡Cálmate! – ella corta la conversación – recuerda que estamos intentando restaurar la confianza. Espero que eso nunca ocurra – esta última frase la murmura.

- Quiero que confíes en mí.

- No será fácil, Santino.

- Lo sé.

Terminaron de almorzar, Raúl quitó la mesa.

- Raúl, yo puedo lavar los platos.

- Habla con tu marido, será mejor. – con tono frío.

- ¿Qué pasa contigo, Raúl? ¿Por qué tan frío al hablar?

- ¿No entiendes? Los Domínguez pronto vendrán y echarán a mis padres sin importar si tienen a dónde ir. Eso es lo que me preocupa. - Raúl respira profundo y se disculpa – lo siento no quería arruinar el almuerzo.

Belice abraza a Raúl, Santino escuchó todo, Raúl está preocupado por esas personas que lo criaron desde muy niño. Piensa en algo rápidamente e interviene.

- Mi amor. Necesito hablar con Raúl. – le besa la sien - descansa cariño, estás embarazada y las mujeres como tú deben descansar.

- Está bien. Los dejo. - Un alivio para ella no ver a Santino.

Belice se fue a su cuarto. Santino y Raúl quedaron solos en la cocina.

- Lamento haber arruinado el almuerzo.

- Descuida, estás en aprietos. Estuve pensando en algo.

- Mira, mi tío nos ofreció su casa, pero somos vecinos. Cuando se enteren, ellos irán a casa de mi tío y me arrastrarán para casarme con esa.

- Bueno – Santino piensa rápido – tus padres se podrán quedar allí, donde mis suegros, y tú vienes a mi casa, harás compañía a mi papá.

- ¿Querrá la compañía de un extraño?

- Hablaré con él, es más, vendrá el domingo para supervisar el avance de los trabajos, podemos hacer los arreglos ese día.

- Ojalá funcione. – está pesimista.

- Sí hay problemas te pongo un abogado especialista para este caso.

- No los quiero volver a ver. Me arrepiento de haber viajado a Alemania.

- Sólo fuiste obediente, porque ellos te han mantenido económicamente. Ellos piensan que estar casado con una alemana tendría un futuro mejor. – intenta ser razonable.

- ¡Nunca me criaron! – levanta la voz – ahora que soy profesional, se acuerdan de su hijo, no me conocen y pretenden arreglar un matrimonio. Y sabes qué, esos perros se han multiplicado en Alemania, me presentaron a mis hermanos como si nada.

- No es un asunto menor. Pero el domingo por la tarde, cuando mi papá venga a vernos le hablamos. Tranquilo, tienes mi apoyo.

- Gracias. – agachó la cabeza.

Se dedicaron al trabajo hasta la llegada de don Nicola. Los tres hombres estuvieron en reunión hablando del asunto de Raúl, el resultado es que, don Nicola acepta ayudar a Raúl. Luego de la reunión, cenaron. Raúl tenía el semblante relajado, está recibiendo ayuda de una persona a la que juzgó mal al decir que él sólo ayuda a las personas de su entorno social o de mismo nivel, estatus. Por lo tanto, la amistad entre los dos es genuina.