La Huida- Un Alfa Rechazado

Capítulo 22

Lucas

Lucio mi lobo, esta mañana había despertado del terror, desde el día que pude oler a mi pareja no ha parado de molestar para que siga buscando, ya perdí la fe en encontrarla, quizás pasó en alguna micro por el camino que da al otro pueblo… debería ir a darme una vuelta por ahí es posible encontrarla, pero ya estoy agotado y me estoy resignando a ser un lobo solitario.

Luego de levantarme me fui directo a la cocina, ahí está Silvita, le di un gran abrazo, de esos que te cargan de energía, puso un rico desayuno en la mesa, así que nos sentamos juntos a comer.

—Mi niño Lucas, te noto triste ¿Qué pasa?

—Nada querida Silvita, es solo… que ya me di por vencido, voy a hablar con los ancianos para poder visitar alguna machi, no quiero volverme salvaje por no encontrar a mi mate ~expliqué~

—Lucas, espera unos días más, no te anticipes, es posible que esa loba loca ande por ahí dando vueltas, a veces las lobas nos escondemos por miedo a que nuestro mate sea un real bestia, no te des por vencido, si no la encuentras, podrías tratar de empezar algo con Lilly, se nota que te gusta mucho ~dijo acariciando mi cabeza, tal cual lo haría mi abuela~

—Lilly me gusta, pero siempre se anda escapando de mí, estoy seguro de que no le gusto ni un poquito, nunca me ha mirado con la intención de coquetear.

—Es posible que no lo haga porque se nota que es una muchacha muy tímida, sobre todo cuando andan hombres rondando alrededor de ella.

Estuvimos conversando, Silvita es muy entretenida e ingeniosa, y a veces se cree cupido y dice que me puede ayudar a conquistar a Lilly.

En la mañana tenía pocas cosas pendientes por lo que terminé temprano, Sali a buscar a Oliver, no lo vi en el desayuno y tampoco había venido a ver el ganado, así que salí rumbo a la casa de Ro, es posible que lo pueda encontrar ahí, a veces le da por ir a pasar las mañanas con ella, pero tampoco pude encontrarlo por lo que me fui a la casa central

—Lucas, te estaba buscando para que almorcemos, puedes ir a buscar a Oliver y mi niña Rocío por favor ~Me pidió Silvia~

Asentí y salí en busca de mis amigos.

Ya habíamos terminado de almorzar, cuando llegó Leandro, pero antes de pasar a los tramites de la compraventa del terreno, por lo que le pedí a Oliver que me acompañara a ver el problema con 2 lobos fantasmas que andan rondando hace unas semanas.

—No puedo creer que el jefe de centinelas no pueda encontrar 2 lobos, no creo que sea tan difícil se supone que son de elite ~espeté un poco molesto~.

Seguíamos caminando por el sendero cuando la sentí, Lucio otra vez comenzó a volverse loco, como las veces anteriores, pero cuando noté que ya habían pasado alrededor de 5 minutos sintiéndola, así que me detuve un poco inquieto.

—Está aquí!, la encontré, Oliver, por fin la encontré ~expresé entre ansioso y asustado, pensando en que podría desaparecer en cualquier momento.

Seguí caminando sin perder la pista, cuando llegamos cerca de la orilla del rio, las pude ver, me sentía entre feliz y molesto, no puedo creer que se haya escondido de mi todo este tiempo ¿acaso no le gusto como mate?

—¿Cuál de las tres es? ~Oliver preguntó, apretando la mandíbula~

Me quedé en silencio unos segundos y en un susurro pude responder.

—… Lylli…

Se encontraba metida en el rio, junto a Lucy y Aurora, llevaba puesto un bikini de color rosado pálido, una Diosa ante mis ojos, no acostumbraba a verla con poca ropa, no la culpo, aun no estábamos ni siquiera es primavera, y el clima aquí es impredecible por lo que siempre vestía recatadamente.

Lucio, mi lobo, me llevó hacia donde Lili se encontraba y de un solo movimiento la tomé en mis brazos y la colgué en mi hombro, como si fuera un saco de papas.

—Suéltame Lucas, mis cosas, quedaron botadas ~chilló~

—No te voy a soltar, tienes mucho que explicarme pequeña loba escurridiza ~dije firme~

Mi tono era enojado, pero solo quería reír, es un pequeño susto como castigo por esconderse. Esperé a que Oliver nos diera luz verde para poder desaparecer con Lilly, observé a Manuel, se veía muy emputado, estaba enojado, puedo decir que esto no pinta bien para Lucy.

—Por favor bájame, puedo caminar, prometo que no voy a desaparecer ~jadeó~

—Lo siento lobita, pero eso no va a ser posible.

Estaba casi que no podía controlar a Lucio, quien estaba desesperado por estar a solas con Lilly, y yo también, quería llegar lo más rápido posible a la casa central.

Llegamos a mi dormitorio y la dejé en mi cama, bajo su atenta mirada comencé a desabotonar mi camisa lentamente, no se perdía ni uno de mis movimientos.

—¡No sigas! Por favor, Lucas ~su voz salió en un balbuceo~.

—Lilly, no estás en posición de pedir nada, es mejor que empieces a explicarme por qué te estas escondiendo de mi hace 1 mes y quiero una excusa razonable.

—Bueno, pero… no te saques la ropa… ~sus mejillas se encendieron en un rojo fuerte~

Me acerqué a ella, y tomé un banquito que se encontraba a los pies de la cama y me senté frente a mi hermosa Lilly, mientras terminada de sacarme la camisa.

—¿acaso no soy tan bueno para ti? ~pregunté temiendo la respuesta~

—Quiero que sepas que mi intención, no era ocultarme por tanto tiempo, solo iba a ser por una semana, pero entre la cantidad de trabajo y lo tímida que soy para estas cosas… se me hizo un poco difícil, cada vez que estabas cerca me ponía tan nerviosa que al final no te dije nada ~baja su cabeza~.

—Ocultarnos por un tiempo de nuestro Mate se volvió una especie de ritual entre las mujeres de mi familia y la familia de Lucy, nos conocemos de casi toda la vida.

—No es que no seas bueno para mí, eres todo lo contrario, eres maravilloso, todo lo que esperábamos de nuestro Mate. Yo quería conocerte mejor y que tú me conocieras a mi así, sin el vínculo de por medio, no quería que todo fuera tan fácil como encontrarte y marcarte porque el vínculo lo dice ~terminó de decir~

—Lilly me has tenido en vilo por cerca de un mes, Lucio estaba a punto de volverme loco, yo…me había dado por vencido, hasta había solicitado la ayuda de la machi para no volverme salvaje ~musité~

Me puse de pie y comencé a pasearme por el dormitorio, ella seguía en la misma posición, sentada mirando al suelo, pero ahora había comenzado a llorar casi en silencio.

-Lucio: Acércate idiota, no quiero que piense que no la queremos, no la quiero ver llorar se me aprieta el corazón ~Gruñó~

—Oye!, no llores, no pienso dejarte ir, no debes estar triste, ya… no estoy enojado, de hecho, estoy tan feliz de tenerte aquí ~dije tomando sus manos~

No me dejó decir nada más porque en un segundo ella estaba abrazada a mí, me tomó las mejillas y sin pensarlo unió nuestros labios en un cálido beso, muy torpe, pero mágico, no imaginé que ella fuera a tomar la iniciativa.

Soltó mis mejillas y comenzó a recorrer mi espalda con sus manos temblorosas, nos guie hasta el borde de la cama y la tumbé en ella, comencé a sacarle la parte superior de su bikini que seguía mojado, lo hice lentamente, no quería perderme de admirar ni una sola parte de su cuerpo.

—Lucas, yo no…

Puse mis dedos en sus labios, sabía lo que iba a decir, podía oler que ella nunca había estado con nadie.

—Sssh, lo sé, prometo ser cuidadoso, pero si quieres que me detenga lo haré, yo soy capaz de esperarte una eternidad hasta que estés preparada ~murmuré~

—No, no quiero esperar más, estoy lista, es lo que quiero desde que te vi la primera vez ~exclamó~.