¿CÓMO VIVIR DESPUÉS DE TÍ?

CAPÍTULO 23.

Por Isabella.

Luego de la oficina, Valentino me pidió que lo acompañe a dar un paseo. Fue así que dejo sus cosas en el coche y comenzamos a caminar hasta una plaza cerca de la empresa.

Sentí que algo ocurría con él. No dijo una palabra durante todo el camino. Pero también sentí que quizá solo necesitaba estar en silencio. Últimamente, nuestros momentos de silencio son muy cómodos. ¿Han oído decir que con la persona correcta puedes estar en silencio sin que parezca incómodo? Pues así me siento con Valentino.

Cuando llegamos a la plaza, un recuerdo vino a mi mente y comencé a entender que había señales que yo no asimile en aquel momento y mucho menos cuando comencé a trabajar para F&M. Aquella plaza guardaba tantos recuerdos de Ezequiel y míos que hasta creí verlo sentado en aquel banco donde solíamos pasar tardes enteras. Aquel banco donde me contaba sus sueños, sus proyectos, sus fascinaciones. Cada vez que me hablaba de lo mucho que le gustaba el futbol, de lo feliz que fue cuando en un viaje a Italia conoció el Juventus Stadium, de lo mucho que le gustaban los negocios, me hacía sentir muy feliz.

-Oye Issi. -Interrumpió Valentino.-

-¿Sí? -Pregunte.

-Yo… Me preguntaba si quieres comer algo. ¿Un helado tal vez?

-Quizás después. Ahora solo quiero disfrutar de este lugar. -Dije.

-Él solía venir aquí muy seguido. -Exclamo.

-Lo se. Veníamos juntos en algunas ocasiones. -Respondí.

-Bien… Yo se que tal vez no te sientas muy cómoda por lo que te diré en este lugar que tiene tantos recuerdos suyos, pero…

-Creo que él estaría feliz. -Interrumpí.

-¿De qué? - pregunto algo confundido.

-De vernos aquí juntos. -Respondí, tímida.

Valentino me dedico una sonrisa llena de ilusión y nostalgia. Soy consciente de lo mucho que ama a Ezequiel. Se que sufre de la misma manera en la que yo sufro. Se por lo que tuvo que pasar luego de aquella tragedia. Nuestras vidas han sido difíciles. Pero nos encontramos en un buen momento. Creo que de no ser por él no estaría aquí sentada en este momento, con este bello hombre de ojos bonitos.

-Issi… Se que aún lloras por las noches cuando piensas en mi hermano. Se que has tenido que pasar ratos de mierda y quizás me odies por esto, pero ya no quiero seguir teniendo esta relación sin sentido. Lamento decirte esto, pero yo… me estoy metiendo en esta relación más de lo que debería y no te estoy exigiendo que seas mi novia ahora, pero yo quiero que me digas si sientes lo mismo que yo…

-Valentino… Yo…

-No digas nada. Lo entiendo… Soy un idiota por creer que el fantasma de Ezequiel no está presente. Me miento a mí mismo. Yo también pienso en él todo el tiempo. Necesito saber si él está de acuerdo con esta relación. Yo… Me estoy volviendo loco porque pienso que estoy traicionando a mi hermano y…

-¿Puedes cerrar la boca y oír lo que tengo para decir? -Dije, intentando mantener la calma. Vaya, al parecer la histeria también es de familia. -Pensé.

-Lo siento… Habla.

-Yo también siento cosas por ti. Y no se si estoy haciendo lo correcto o no. No se que es lo que piensa Ezequiel porque gracias a ese maldito accidente él no está aquí. Pero creo que el hecho de que te haya conocido a ti en este momento tan difícil de mi vida es una señal. Quizá sea una señal para ambos y tal vez, solo tal vez, Ezequiel tenga que ver en esto. Creo que ya lo hemos hablado antes y… Yo… Será difícil. Voy a mentir si te digo que no sigo soñando con él. Si te digo que no me invade la pregunta de ¿Qué hubiera pasado si…? Pero la verdad es que ese accidente existió. Perdí a mi prometido y a mi hijo. Mi vida se convirtió en un puto infierno ese día de mierda. Pero aquí estoy, frente a ti y te estoy diciendo que no se que nos deparara el futuro. Pero lo que sí se, es que quiero intentarlo contigo Valentino Ferrero Marshall.

-Tú… ¿Hablas en serio? -Pregunto él, intentando ocultar la emoción.

-Si Valentino… Quiero estar contigo. Quiero ser tu novia. -Confirme.

-Oh Issi. No sabes el alivio que siento por tu respuesta. -Dijo sonriendo para luego acercarse a mí y depositar un suave beso en mis labios.

-Pues yo también estoy aliviada por haber aclarado mis pensamientos. -Dije riendo.

-Muy bien, señorita Moretti. Creo que es hora de regresar a la casa. Doña Cristina preparará una cena increíble. -Dijo él.

-¿Doña Cristina? ¿De dónde saliste? Pareces de “Pasión de Gavilanes”. -Dije soltando una carcajada.

-Oh vamos Issi. Esa era Doña Gabriela. ¿Acaso no sabes nada?

-Claro que no. No miraba demasiada televisión.

-Oh vamos. Al menos sabías que era la novela favorita de mi hermano, ¿verdad?

-Claro que no. Ezequiel no lo haría. Las novelas son más de tu tipo.

-Issi. Me dirás que no notabas el repentino apuro que solía tener llegada cierta hora de la tarde por irse a la casa. -Exclamo el divertido.

-Pues sí. -Exclame pensativa. -Pero de seguro era porque tenía cosas que hacer. Jamás lo interrogué.

-Pues de haberlo hecho sabrías que llegaba corriendo a la casa para sentarse a ver esa novela. Era insoportable. En un momento creí que comenzaría a vestirse de campesino. Ni te imaginas el calvario que pasaba durante esa hora.

-Eres un mentiroso. -Dije, riendo.

-Si… Es verdad. Pero a mi hermana Ángeles sí le gustaba. -Dijo riendo. -La verdad es que Ezequiel se iba temprano porque papa, él y yo solíamos ir a jugar bolos a esa hora.

Sonreí, oyendo lo que me contaba Valentino. Esa parte de Ezequiel me era desconocida y me encantaba saberlo. Era verdad que solía irse apurado a veces, pero jamás creí que fuera para eso. Luego de un rato de caminar, regresamos a la empresa en busca del coche de Valentino para regresar a la mansión. De camino a casa todo seguía siendo risas. Sin embargo, al llegar a la mansión había dos coches estacionados allí y el ceño de Valentino se arrugó. Note como apretó el volante con fuerza y sus nudillos se ponían blancos. ¿Qué diablos pasa?, me pregunté… Pues… Pronto lo descubriré.