Massimo Russo tenía que cumplir con su destino , él no lo había elegido ,pero su vida había sido escrita hace muchos años.
Su padre había sido asesinado,su madre tuvo el mismo destino, solo que antes había Sido abusada sexualmente antes.
Su abuela Carlotta los había criado a su hermano pequeño Pietro y a él. Pero no hubo día que no relatará esa historia una y otra vez, y lo había preparado para su venganza toda su vida. Había llegado el momento.
y lo haría con la hija de su peor enemigo la familia Ferrari. La bella y inocente Sofía( o era lo que creía) era hermosa pero la destruiría para matar a esa familia.
Solo haría justicia por sus padres como su abuela se lo había pedido .Pero ¿que sucede si el amor hace de las suyas en la vida de ambos? ¿Podrá cumplir lo que planeo?
Veremos en esta nueva historia que sucede ...entre los protagonistad...
Lealtad , venganza , amor ,destino...
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CAPÍTULO 23: "COMPLOT"
Me miraba en mi gran espejo Soy Elizabeth Soriano, me considero una mujer hermosa, varias cirugías me ayudaron a estar como estoy hoy,es cierto pero no me influye.
Tengo siempre todo lo que deseo, aprendí de mi padre, a tener mucha paciencia para obtener lo que quiero en mi vida.
Uno de mis caprichos tiene nombre y apellido" Massimo Russo", solo tengo que sacar del medio a la insípida y poca cosa de Sofía Ferrari.
Sentía un nudo en mi garganta, sentía que Massimo me había usado, traicionado.Hiba a sufrir por eso.
Con decisión estaba frente a la puerta de la oficina de mi padre. ingresé al lugar,sin tocar .Él me permitía todo sin objeciones.
Ahí estaba Darío Soriano, hombre de la noche, dueño de varios burdeles(prostitución)en el país, y más allá(en el mundo). Negocios ilegales, drogas, armas, etc.Todo lo oscuro llevaba su nombre.
Empecé frente a él mi mejor actuación, cada vez me superaba más.
Hoy me hacía ver cómo la hija usada y tirada por su prometido, mis lágrimas eran todas falsas, caían sobre mis mejillas en cascada mientras le iba contando todo lo que estaba viviendo, obvio según mi punto de vista, exagerando todo.
Que la única culpable tenía nombre y apellido, eran "Sofía Ferrari", le relataba cómo ella se había metido en mi relación con Massimo, que lo buscaba,lo perseguía. Mentí, inventé, para que mi padre sintiera odio,furia por ella.
-Papi me lo quiere robar, desde que volví acá ,se metió en nuestra relación con Mass.Exclamé agarrándole la mano a mi padre, transmitiendo desesperación y dolor.
En mi interior, mi verdad era fría y calculada, él para mí era como un objeto valioso, de deseo, el cual debía permanecer a mi lado, sin importar sus sentimientos.
Veía en la mirada de Massimo lo que sentía por Sofía, estaba loco por ella.
Como mujer, podía sentir, ver la verdad, aunque hasta él aún no lo aceptará realmente.
Nuestros encuentros íntimos del pasado, solo fueron eso, complacerse mutuamente, me encantaba como me lo hacía, estaba obsesionada por él en ese sentido, nadie me satisfacía cómo él, obvio que tuve varios amantes y los tenía, pero como él, ninguno.
Lo peor es que él siempre había sido sincero conmigo, no había amor entre nosotros solo eso, sexo, me había conformado porque él me buscaba a mí para eso siempre, hasta que apareció esa tonta sin gracia, no le veía ningún atractivo especial a la tal Sofía, pero desde que la conoció él, todo cambio.
Esa chica había logrado algo que ninguna pudo, tener la atención especial de Massimo, pero ¿qué le veía? No lo podía comprender.
Lo peor del caso es que era la hija de su peor enemigo, el cual asesino a sus padres.
Carlotta junto a ella, se lo recordaban constantemente, pero parecía ya no importarle. ¿Acaso se había enamorado de Sofía?, con solo pensarlo, mi sangre hervía de odio, de resentimiento por ella.
-Papá por favor, te lo suplico no le hagas daño a Massimo, él no es culpable ,ella es la única que no lo deja en paz. Le supliqué, sabiendo que esto no era necesario porque mi padre siempre me complacía en todo, era mi protector, y todo lo que le pedía él lo hacía.
Darío miraba a su bella y única hija sufrir, su furia crecía, a ella nadie le haría sentir miserable, era toda su vida y la única mujer que él quería en su vida.
La miraba con sus ojos oscuros, profundos, que daban temor.
Le prometió:
-Tranquila mi hermosa niña. Dijo con voz autoritaria y arrogante.
-Me encargaré de todo esto, te ayudaré a solucionar este problema, esa tal Sofía se arrepentirá de cada lágrima que hizo caer de tus ojos, y de todas las humillaciones que te hizo pasar.
A Massimo no lo tocaré únicamente porque tú me lo pides, por ahora.
Me sentí feliz, triunfante. El teatro cómo siempre, había salido a la perfección.
Sonreía porque me sentía realizada, mientras me imaginaba a Sofía fuera de mi camino, y sobre todo de mí Massimo.
A él lo iba a tener bajo mi control, lo quería en mi habitación, en mi cuerpo, lo necesitaba.
Apenas comenzaba este juego, y estaba decidida a ganar.
Salí de la oficina de mí padre, satisfecha y feliz.
El chófer la estaba esperando, la llevo a su casa, estacionó.
- Ya llegamos señorita Elizabeth. Él era un hombre joven, muy atractivo, sus músculos se notaban en su camisa ajustada.Era perfecto para lo que necesitaba en este momento.
Elizabeth miraba con satisfacción y se apretaba sus labios.
Los vidrios negros polarizados y una sonrisa traviesa iluminó su rostro, la adrenalina la excitaba.
Paso de asiento, se sentó en él de acompañante. El chófer no entendía, se sentía confundido
-¿Señorita se siente bien, necesita algo?
Agarre mi blusa y me la saqué, levante mi pollera, lo miró con deseo, él estaba sorprendido, eso me calentaba, me gustaba.
Le tocó su parte baja, y veo como se le agrandó y se le paró por mí.
En silencio le desabrochó el pantalón, bajo mi boca y le hago sexo oral hasta el punto de enloquecerlo, luego me subo arriba de él, hice que su parte entrara en la mía, empiezo a moverme muy excitada.
- Si necesito montarte y que me lo hagas fuerte, tócame imbécil, hazme tuya.
Y así él lo hizo hasta que llegaron al clímax juntos.
Al terminar me arregló mí ropa y salgo como si nada, no es como Massimo pero me sirve para satisfacerme. Sonrió y le saludo con mí mano de lejos.
El chófer solo rogaba que el padre de ella no se enterara de esto, si no sería hombre muerto.