Valeria pensaba que la universidad sería simple, estudiar, hacer nuevos amigos y empezar de cero. Pero el primer día en la residencia estudiantil lo cambia todo.
Entre exámenes, fiestas y noches sin dormir, aparece Gael, misterioso, intenso, con esa forma de mirarla que desarma hasta a la chica más segura. Y también está Iker, encantador, divertido, capaz de hacerla reír incluso en sus peores días.
Dos chicos, dos caminos opuestos y un corazón que late demasiado fuerte.
Valeria tendrá que aprender que crecer también significa arriesgarse, equivocarse y elegir, incluso cuando la elección duela.
La universidad prometía ser el comienzo de todo.
No imaginaba que también sería el inicio del amor, los secretos y las decisiones que pueden cambiarlo todo.
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23. El rumor del beso
La residencia universitaria estaba más despierta que el Wi-Fi del campus. Puertas que se cerraban, tazas de café por la mitad, gente corriendo con auriculares puestos y alguien gritando que perdió su credencial otra vez.
Valeria salió del cuarto con el cabello húmedo y el celular en la mano, repasando su lista mental de pendientes. Apenas llegó al pasillo, una voz conocida la interceptó.
- “Bueno, bueno, buenos días, celebridad”, canturreó Lucía, apoyada contra la pared con una sonrisa que olía a noticia bomba.
- “¿Qué hice ahora?”, preguntó Valeria, ajustándose la mochila.
- “Nada ilegal. Solo que te besaste con Gael Sotelo anoche”, respondió Lucía con una enorme sonrisa.
Valeria la miró como si hubiera escuchado mal.
- “¿Qué?”, cuestionó Valeria.
- “Ay, no te hagas la inocente”, dijo Lucía caminando a su lado con tono de reportera. “La historia ya circula: tú, él, la moto, la mirada intensa, pausa dramática y fin del capítulo con “beso incluído”.
- “Ni siquiera me besó”, respondió Valeria, casi riendo por lo absurdo.
- “Ajá. Pero eso no lo cree el resto. Medio campus ya los tiene en su lista de parejas potenciales”, expresó Lucía.
Valeria soltó un bufido.
- “Perfecto. En menos de doce horas pasé de estudiante modelo a fanfic viviente”, se quejó Valeria.
- “Podrías tener peores reputaciones”, replicó Lucía. “Tipo copió en exámenes o roba tuppers del comedor”.
- “Y tú podrías callarte”, dijo Valeria, intentando no sonreír.
Lucía la miró de reojo.
- “¿Ves? Te reíste. Confirmado: te gusta”, expresó Lucía.
- “Confirmado: necesito café”, replicó Valeria.
En clase, el rumor ya había llegado antes que ellos.
Valeria lo notó cuando entró, ese silencio sospechoso que solo existe cuando todo el mundo pretende no saber nada.
Gael estaba en su sitio, brazos cruzados, sonrisa medio dibujada. Cuando ella pasó cerca, sus miradas se cruzaron un segundo demasiado largo.
Él alzó una ceja. Ella fingió que revisaba su estuche.
- “Torres”, dijo Gael, pasándole un apunte sin mirarla. “Por si los rumores te distraen”.
- “Tranquilo, Sotelo”, replicó, acomodando sus hojas. “Ya tengo experiencia sobreviviendo a titulares falsos”.
Desde atrás, Iker los observaba, apoyado en su silla.
- “¿De qué rumor hablan?”, preguntó Iker con ese tono que siempre suena a “sé perfectamente de qué hablan”.
Gael ni se movió. Valeria tragó saliva y fingió tomar nota del pizarrón.
Durante la clase, los tres parecían en una comedia muda. Iker observaba con curiosidad; Gael jugaba con el bolígrafo sin despegarle la mirada; y Valeria simplemente intentaba parecer concentrada. Pero cada sonrisa suya la desconcentraba más que cualquier examen.
Cuando sonó el timbre, Valeria fue la primera en levantarse. Pero no llegó lejos.
- “Oye”, la detuvo Gael, alcanzándola en el pasillo. “Sobre anoche…”.
- “Tranquilo, no tienes que explicarte”, interrumpió ella.
- “Sí tengo. No fue mi intención complicarte nada”, dijo él.
Ella lo miró, fingiendo naturalidad.
- “No me complicaste. Fue solo un paseo”, comentó Valeria.
- “Y sin beso, para registro público”, añadió él, inclinándose apenas.
Valeria lo empujó con el hombro.
- “Gracias por la aclaración, periodista”, dijo ella.
- “De nada, doctora Torres. Aunque, si algún día te aburres de los rumores, podríamos no sé, darles material nuevo”, comentó Gael.
Ella lo miró entre divertida y exasperada.
- “Eres incorregible”, comentó Valeria.
- “Y tú, pésima mintiendo”, replicó él, sonriendo con descaro.
Antes de que ella pudiera responder, Lucía apareció desde el extremo del pasillo.
- “¿Terminó la secuela o están filmando la parte del beso?”, preguntó Lucía, cruzándose de brazos.
Valeria la fulminó con la mirada.
- “Lucía”, dijo Valeria.
- “¿Qué? Si no lo digo, reviento”, expresó Lucía encogiéndose de hombros. “Además, esto tiene más tensión que mi relación con el gimnasio”.
Gael levantó las manos en gesto de rendición.
- “Yo me retiro antes de que esto se convierta en una tertulia romántica. Nos vemos, Torres”, dijo Gael.
Ella lo siguió con la mirada mientras se alejaba entre los estudiantes.
Lucía le dio un codazo.
- “¿Y tú decías que no había tensión?”, cuestionó Lucía.
Valeria suspiró.
- “Hay tensión, sí. Pero no sé si quiero saber de qué tipo”, respondió Valeria.
- “Spoiler, y del bueno”, dijo Lucía, riendo.
Valeria no respondió. Sonrió apenas. Y mientras caminaban juntas al comedor, pensó que Gael Sotelo era la peor distracción posible, pero justo la clase de distracción que hacía más entretenida la universidad.