Amalia nunca imaginó que la traición de su futuro esposo y de su propia amiga sería justamente lo que la llevaría a un destino inesperado.
“Ya te acostaste conmigo, no podrás librarte de mí.”
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Capítulo 23
"¿Bebby? ¿Así que está con una mujer?"
Lia colgó el teléfono bruscamente. Sentía opresión en el pecho. Acababa de oír a Bara mencionar el nombre "Bebby".
"Bebby, ¿¡detente aquí!?"
La mente de Lia comenzó a divagar hacia la noche en que ella y Bara se habían disfrutado mutuamente.
"¿Estaban haciendo 'ninu-ninu'?"
La ira y la decepción se mezclaban en sus pensamientos.
"¿Me pidió que me detuviera en cuanto dije que quería verlo?"
"¡Maldito bastardo! ¡Todos los hombres son iguales, ni Jono! ¡Ni él!"
Lia se sentía en un dilema. ¿Cómo era posible? Mientras ella estaba embarazada del hijo de Bara, ¿él estaba ocupado con otra mujer?
Lia se sentó en la cama, con las manos temblorosas. Necesitaba que Bara se responsabilizara, pero ¿y si Bara ya tenía novia? ¿Debía seguir luchando por esto?
"Dios mío, ¿por qué me está pasando esto a mí? No soy muy diferente a Silvi", murmuró, ocultando su hermoso rostro.
Mientras tanto, en el coche aparcado frente a la casa de Lia, Bara parecía confundido. Miraba su teléfono, que ahora estaba apagado.
"Qué raro... colgó de repente", murmuró.
Bebby, su secretaria personal, que estaba sentada en el asiento del conductor, se encogió de hombros. "¿Qué pasa, jefe?"
Bara miró a Bebby, "Lia, quiere verme".
"Pues ve a verla. De todos modos, hemos estado frente a su casa desde hace un rato", sugirió Bebby con ligereza.
Bara miró la casa por un momento, "Está bien", dijo. Luego, sin pensarlo mucho, salió del coche.
Bebby miró la espalda recta de su jefe, "Bueno, al menos, estoy un poco libre de su comportamiento tonto".
Murmuró en voz baja, luego reclinó un poco el asiento, se recostó y trató de relajarse. Cerró los ojos, disfrutando de la noche después de un día agotador.
"Espero que después de ver a la señorita Lia, no sea tan quisquilloso".
Los ojos de Bara miraban la ventana de la habitación de Lia en el primer piso, que estaba un poco abierta. Sí, las bisagras ya estaban rotas por culpa de Bebby, que las había forzado hace unos días.
"¿Por qué deja la ventana así? ¿Qué pasa si alguien viene y se comporta de forma inapropiada con ella?", gruñó Bara. No se daba cuenta de quién era la culpa de que la ventana estuviera así.
Con una agilidad inesperada, Bara trepó por la ventana. Se oyó un 'crujido' cuando el marco se soltó.
Lia se sobresaltó al ver la figura de Bara aparecer en la ventana. "¡Bara! ¡Dios mío! ¡Estás loco! ¡Esta es la casa de alguien! ¿¡Estás derribando la ventana!?", exclamó en un susurro. "¡Dios mío! ¿Hasta el punto de que se suelte así?"
Lia acortó la distancia, mirando el marco de su ventana. "Ay, Dios mío. ¿Cómo voy a dormir con la ventana abierta así?", se quejó.
"Yo te acompaño a dormir".
Lia lo miró con enfado, "¡Estás loco!"
Pero, recordó, también necesitaba a Bara. Tenía que hablar de este problema con él. Bara en cambio sonrió inocentemente, luego entró ágilmente en la habitación.
"Dijiste que querías verme", dijo con naturalidad.
Lia solo pudo suspirar, frustrada por el comportamiento de Bara. "¿Siempre entras y sales de la habitación de una mujer con tanta libertad?"
Bara no respondió, sino que miró la habitación a su alrededor. Lia apartó la mirada, Bara no lo negó, ni lo confirmó. "No lo niega en absoluto. Seguro que sí", murmuró Lia en voz baja.
"¿Qué dijiste?", preguntó Bara volviéndose hacia Lia.
Lia solo lo miró. Ambos se miraron, el ambiente se quedó en silencio por un momento, y en cambio hizo que Lia se sintiera incómoda.
"¿Por qué querías verme? ¿Me extrañas?", preguntó Bara con mucha confianza.
Lia suspiró profundamente, apretando con fuerza la prueba de embarazo en su mano. Estaba indecisa. Una parte de ella quería hablar de esto ahora mismo, otra parte tenía miedo, miedo a la respuesta de Bara, miedo a la realidad.
