Anna Lía nunca tuvo suerte en el amor, su vida no fue lo que esperaba, pero con su hija la historia no se repite, sino que empeora. Será que nunca serán felices?
Es una novela acerca de la violencia de género y la desaparición forzada de personas.
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El nacimiento
El esperado día del nacimiento de mi nieto llegó, me avisaron cuando ya había ocurrido y solo porque necesitaban ayuda con un papeleo, no me gustó nada como me pidió Ulises qué fuera, pero tenía que ir por mi hija y a conocer a mi nieto.
Llegue y me encontré un escándalo, resulta que Paloma entró en labor desde la noche anterior, pero "decidieron" esperar a que amaneciera para ir al hospital, cuando por fin lo hicieron ya estaba muy deshidratada y dilatada, pero el niño no podía nacer, les dijeron que una cesárea sería lo mejor para evitar más sufrimiento a la madre y al bebé, pero cuando le dijeron el costo de la cirugía Ulises se opuso diciendo que ella era fuerte y que su hijo nacería de manera natural, los médicos lo trataron de hacer entrar en razón, pero no hubo poder humano que lo lograra, en fin que se dispusieron al parto, ya que no iban a firmar la autorización de la cesárea. También le dijeron a Paloma que ella podía firmar, pero ella solo dijo que lo que decidiera su "esposo" estaría bien. Estuvo dos horas más en labor y finalmente después de poner a sudar a todo el personal que la atendía nació el niño, un poco bajo de peso y habiendo padecido sufrimiento fetal al no atenderse de la manera adecuada. Los médicos se retiraron y dejaron descansar a la nueva mamá en el área de recuperación durante unas horas, pero cuando la iban a trasladar a un cuarto Ulises pidió el alta médica para poder llevársela a casa, el doctor con toda la paciencia del mundo trató de explicarle que no era conveniente por las complicaciones que se podrían presentar, que necesitaba estar en observación y mantenerse con suero por el desgaste que había tenido durante el largo proceso del parto. Él no escuchaba razones, decía que solamente la querían mantener ahí para cobrarle más. Que él podía cuidar a su mujer y su hijo en casa, y gritando quería obtener lo que deseaba, como un niño haciendo un berrinche. El médico ya desesperado le dijo que él no estaba capacitado para atenderlos y fue entonces cuando recordó que yo si estaba preparada y que le podía ayudar a llevárselos. Claro qué no me dijo eso en su llamada, si lo hubiera hecho yo no me hubiera aparecido hasta el siguiente día pretextando qué estaba de guardia en el hospital. Su papeleo era que yo firmará la responsiva para poder asegurar el cuidado adecuado en casa. Cuando el médico me explicó la situación yo no firmé, trate en vano de hacer entender a Ulises de que lo mejor para todos era que la dejara al menos una noche en el hospital, me ofrecí incluso a pagar yo la cuenta del hospital si ese era el problema,, pero no sé que pasaba por su cabeza que a todo se negó. Finalmente, cedí a firmar la responsiva pensando que así podría llevarme a Paloma y su hijo a mi departamento para cuidarlos como era el compromiso que había firmado.
El personal del hospital, hartos de la situación, se fueron y nos dejaron prácticamente en el pasillo con Paloma en una camilla y una bolsa con sus cosas, cuando estén listos nos avisan para entregarles al bebé. Nos dijo la encargada de los cuneros. Tuve que ayudar a mi hija a vestirse en los sanitarios, y cuando nos trajeron al niño, el padre lo tomó y tomó la bolsa, saliendo y dejándonos atrás como si nada le importara. Ayude a Paloma a salir, pero estaba tan lastimada que nos tardamos mucho debido a lo que le dolía dar cada paso. Cuando por fin lo alcanzamos él paró un taxi y le dio su dirección, yo inmediatamente me le dije que no, que nos llevarán al departamento para que me hiciera cargo como me había comprometido, pero solo se rio y me dijo - Ahora suegrita, ellos son mi responsabilidad, ya cumplió con su papel de madre del año al firmar y no se requiere más su presencia. Me acercó al bebé y dijo irónico, dile adiós a la abuela. Paloma que ya estaba acomodada dentro del auto comenzó a llorar, creo que ella también tenía la esperanza de irse conmigo, pero en ese momento las dos nos dimos cuenta de que no pasaría y que estaríamos separadas por ese hombre. Finalmente, él subió al taxi y se fueron, dejándome temblando de rabia. No sabía que hacer, así que regrese al hospital y pedí hablar con el médico, él se extrañó de mi petición pero no se negó. A Grosso modo le platiqué la situación y le dije que tenía que rescatar a mi hija de ese tipo, él comprendió inmediatamente y me ofreció que si lo necesitaba, él me daría todos los reportes del hospital, qué podría declarar en una corte y que incluso podría convencer a algunos miembros de su equipo a declarar también.
No sabía cómo podría usar todo eso, pero el tener ese apoyo me ayudó por lo menos a irme a casa con el propósito de averiguarlo.