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CONTIGO SÍ...

CONTIGO SÍ...

Status: En proceso
Genre:Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Romance de oficina / La mimada del jefe / Polos opuestos enfrentados / Mujeriego enamorado
Popularitas:40.5k
Nilai: 4.8
nombre de autor: JHOHANNA PEREZ

La historia de los Moretti es una de pasión, drama y romance. Alessandro Moretti, el patriarca de la familia, siempre ha sido conocido por su carisma y su capacidad para atraer a las mujeres. Sin embargo, su verdadero karma no fue encontrar a una fiera indomable, sino tener dos hijos que heredaron sus genes promiscuos y su belleza innata.

Emilio Moretti, el hijo mayor de Alessandro, es el actual CEO de la compañía automotriz Moretti. A pesar de su éxito y su atractivo, Emilio ha estado huyendo de las relaciones estables y los compromisos serios con mujeres. Al igual que su padre, disfruta de aprovechar cada oportunidad que se le presenta de disfrutar de una guapa mujer.

Pero todo cambia cuando conoce a una colombiana llamada Susana. Susana es una mujer indiferente, rebelde e ingobernable que atrapa a Emilio con su personalidad única. A pesar de sus intentos de resistir, Emilio se encuentra cada vez más atraído por Susana y su forma de ser.

¿Podrá Emilio atrapar a la bella caleña?.

NovelToon tiene autorización de JHOHANNA PEREZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Innegable...

—No, ¿cómo te vas a ir a esta hora y sola? Es peligroso —dijo Emilio, cruzándose de brazos—. Te propongo algo… ¿Qué tal si compartimos la habitación? Tú duermes en la cama y yo en el sofá.

Susana bajó la mirada. Estaba cansada, empapada, y sobre todo, molesta. Sentía que Emilio no la tomaba en serio como profesional. Se estaba cansando.

—Señor Moretti, yo no quiero ser una molestia para usted. Usted está acostumbrado a su espacio, a su comodidad… y no quiero interferir en eso. Tampoco quiero darle más razones para que siga emitiendo juicios erróneos sobre mí.

Las palabras de la caleña calaron profundo. Emilio se sintió avergonzado. Ella, de pie frente a él, empapada y con el orgullo intacto, lucía agotada por la situación y él era el unico responsable. Aun así, él no se daría por vencido. Algo dentro de sí le gritaba que necesitaba redimirse. Tenerla cerca, aunque fuera por unas horas, era una oportunidad que no estaba dispuesto a dejar pasar.

—Susi… —dijo en un tono bajo, casi suplicante, que rozaba lo tentador—. Por favor, no te vayas. Este es tu proyecto… y sin ti, no tendría sentido hacer esta alianza con Balestra. Te prometo no volver a abrir la boca si eso te incomoda. No quiero que te expongas al frío ni a la oscuridad. Si algo te pasara, yo…

—Tranquilo, señor Emilio. No hace falta ser hipócrita para sonar convincente —interrumpió ella con frialdad—. Me quedaré, pero solo porque si regreso ahora y algo me ocurre, los únicos que de verdad se preocuparían serían mis padres. Y yo no soy una mala hija para causarles esa angustia innecesaria.

Emilio suspiró con resignación. Susana era tan orgullosa, o quizás más, que él. Quería gritarle que no estaba siendo hipócrita, que le importaba, que realmente se preocupaba por ella… pero en vez de hablar, guardó silencio.

—Vamos, entonces —dijo con voz neutra—. Subamos a la habitación.

La caleña lo siguió en silencio. Al llegar a la suite, se quedó sin palabras. El lugar parecía más un apartamento de lujo que una simple habitación de hotel. Amplio, con acabados en mármol y una terraza con vista a las colinas toscanas.

"El que tiene plata marranea", como diría mi papá —pensó, sorprendida—. Reservar algo así debe costar una fortuna… y yo haciendo cuentas para ver si este mes me alcanza el salario.

—Montero, ve a ducharte y a cambiarte. Te puedes resfriar —le dijo Emilio, sacándola de sus pensamientos.

—Gracias —respondió ella, caminando hacia el baño con los zapatos empapados en una mano y el morral en la otra.

Dentro del baño, todo estaba dispuesto con lujo: toallas limpias, batas de baño, artículos de higiene… pero todos evidentemente masculinos. Por suerte, Susana era previsiva y llevaba su propio kit de aseo e higiene personal.

Se dio una larga ducha caliente. El agua resbalaba por su piel, llevándose el cansancio del día. Envolvió su cabello rizado en una toalla y su cuerpo en un albornoz beige. Al abrir su morral en busca de ropa seca, la realidad la golpeó: todo estaba empapado y aún goteaba.

—Vé, Susana, no ha sido tu día —murmuró mirando su ropa—. Primero, se bloquea la vía. Luego, te empapas. Después, no hay habitación para ti. Y ahora, no tienes nada que ponerte… Una de dos: o tú eres la de la mala suerte, o es el engreído ese…

Resignada, salió del baño dispuesta a pedir ayuda.

Emilio estaba de pie junto a la ventana, algo impaciente. Al verla aparecer, una oleada de aroma a jabón femenino y coco lo embriagó. A pesar del grueso albornoz, la silueta de Susana resaltaba… y a él se le secó la garganta.

—Señor Moretti… ¿puedo pedirle un favor?

Él la miró con atención.

—Por supuesto. ¿Qué necesitas?

—Verá… toda mi ropa se mojó. No tengo nada seco para cambiarme. ¿Podría ayudarme a conseguir algo…? Y también quería pedir permiso para lavar y secar mi ropa. Si no lo hago hoy, no tendré nada para la reunión de mañana.

—Por supuesto —asintió él con una leve sonrisa—. Ya te ayudo. Pero… ¿me permites ducharme primero? Tengo frío.

—Sí, claro. Disculpe si me tardé mucho en el baño —dijo ella, apartando la mirada.

Emilio la contempló un instante más antes de desaparecer en el baño.

Poco después salió ya cambiado, con ropa cómoda. Se acercó con decisión.

—Dame tu ropa. La llevaré a la lavandería.

—No, yo misma la llevo. No quiero abusar de su ayuda.

—Yo la llevo, Montero. No es molestia. Además, no es como si yo mismo la fuera a lavar —bromeó—. Las empleadas lo harán.

Ella suspiró. No tenía muchas opciones. Le entregó el morral, y él se marchó.

Poco después, Emilio regresó con una taza humeante.

—Montero, no fue posible conseguir ropa. Las tiendas ya están cerradas. Pero te traje esto —le tendió la taza—. Té caliente. Para evitar un resfriado.

—Ah, no puede ser… —se quejó ella, recibiéndola—. Gracias, por el té.

—No viajo con ropa femenina usualmente, pero puedo prestarte un buzo calientito. Considerando tu altura, probablemente te quedará como vestido —agregó con una sonrisa traviesa.

—¿Se está burlando de mí? —enarco una ceja ella.

—Para nada. Fuiste tú quien dijo que yo tenía las piernas largas.

—Bueno y no menti… no tengo otra opción. Así que acepto —dijo, encogiéndose de hombros.

Emilio abrió su maleta, impecablemente organizada. Todo estaba doblado y perfectamente organizado. Sacó un buzo gris de sudadera y se lo entregó.

Susana entró al baño. Se lo puso. Le quedaba corto, pero lo suficientemente decente. El olor a él impregnaba la tela: masculino, limpio, cálido.

—No llevo ropa interior… pero no se me nota —murmuró al verse al espejo.

Al salir, Emilio la miró fijamente. Torneadas piernas, cabello húmedo, rostro sin una gota de maquillaje… y aun así, bellísima.

"Qué linda eres…" —pensó para sí mismo.

—Señor Moretti, ¿está seguro de dormir en el sofá? No quiero incomodarlo. Yo podría dormir allí sin problema.

—De ninguna manera. En la cama estarás bien.

—Está bien. Gracias —dijo ella con voz suave y se acomodó en la cama, colocando su móvil sobre la mesa de noche.

Mientras revisaba unos asuntos pendientes en su celular, Emilio encendió su laptop y se sentó en el sillón a trabajar. El silencio era cómodo esta vez.

Poco a poco, los párpados de Susana comenzaron a cerrarse. Se quedó profundamente dormida, respirando con calma.

Emilio la observó un momento desde el sofá. Su rostro sereno, su respiración acompasada… el deseo de inclinarse, acariciar su rostro, probar sus labios volvió a asaltarlo. Pero no podía tocarla. No debía.

Suspiró. Cerró la laptop, se recostó en el sofá y, después de mucho pensar en ella, en lo que le provocaba, en lo que le removía por dentro… también se durmió.

La mañana llegó más rápido de lo esperado. Susana, ya acostumbrada a madrugar por su rutina laboral, se desperezó suavemente en la cama. Agradeció a Dios por un nuevo día, se incorporó con cuidado y caminó de puntillas hacia el baño para no despertar a su jefe, que aún dormía plácidamente en el sofá.

Antes de entrar, lo observó por unos instantes. Dormía profundamente, el rostro relajado, sin rastro de arrogancia. Se veía inofensivo, casi tierno.

—Parece una mansa paloma —susurró con una sonrisa—. Nadie creería que es un arrogante con aires de rey.

Después de asearse, salió del baño aún con el camibuzo de Emilio puesto. Al notar que él seguía dormido, tomó su móvil y abrió la puerta del balcón. La vista de la Toscana la dejó maravillada. Capturó el momento con varias selfies y disfrutó unos minutos de tranquilidad mientras revisaba su celular.

En eso, entró una llamada. Ella respondió con una sonrisa tan brillante que iluminó su rostro.

Emilio, desde el sofá, despertó al percibir su voz. Aún medio dormido, entreabrió los ojos y la contempló en silencio. Sonreía con dulzura mientras hablaba por teléfono. Esa sonrisa… tan natural, tan auténtica. ¿Quién la hacía sonreír así desde temprano?

Una incomodidad lo recorrió de inmediato. Celos. No lo admitiría en voz alta, pero eso era. Quería ser él quien la hiciera sonreír de esa forma. No ese desconocido al otro lado del teléfono.

Se sacudió la cabeza, como si pudiera espantar los pensamientos que lo asaltaban.

Más tarde, ya duchado, perfumado y vestido con uno de sus trajes a medida, salió del baño con paso decidido.

—Montero, iré por tu ropa para que te prepares. Debemos desayunar con Balestra.

—Buenos días, señor Emilio —respondió ella con una sonrisa cargada de ironía—. Espero que haya dormido tan bien como yo. Gracias por ir por mi ropa.

Él asintió en silencio, sin molestarse en responder. Poco después, regresó con su ropa seca y planchada dentro de un canasto junto a su morral.

—Gracias —dijo ella, sin dejar de observar su mirada algo evasiva.

—Montero, date prisa. No quiero llegar tarde.

—No se preocupe. No llegaremos tarde.

Susana tomó el vestido azul rey que había elegido para la ocasión, combinándolo con tacones negros de punta de aguja que habían sobrevivido milagrosamente a la lluvia. Se maquilló en tiempo récord, peinó con destreza sus rizos y añadió joyería sutil y profesional. Por último, se aplicó su perfume favorito, ese que usaba cuando quería transmitir firmeza y autoridad.

Cuando salió del baño, Emilio no pudo evitar observarla con detenimiento. Se veía radiante. Demasiado.

Ella recogió su móvil, la USB con la presentación y, sin decir una palabra más, salió de la habitación. Emilio la siguió, aparentemente sereno, aunque por dentro sentía un huracán de emociones...

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Ana Navarro
Lo que das recibes cariño
Ana Navarro
El pez por su boca muere
Nairobis Cardozo Portillo
Emilio tu arrogancia e idiotez te están alejando de. Susi
Ana Navarro
Honor a quien honor merece
Ana Navarro
Las dos cosas mi Amigo
Ana Navarro
Hasta el Abuelo llegó en espíritu
Ana Navarro
Ah caray!! cual es el mes de los temblores?
Ana Navarro
Estoy comenzando a comprobar que quien te hace enojar te domina y ni cuenta te das de que te dominan, jajaja
Ana Navarro
Me encantas Leo!!! Berrinches a mí no, jajaja
Ana Navarro
Ya tiene bien afilado el colmillo Abuelo
Ana Navarro
Para comenzar enciende un par de.corazones
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
lo que es perfecto para unos no lo es para otros
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
otro taquique más Dios, no estas pegando una retoño
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
hay mi niño lindo Danatelli ya te saco. encaja y vos no ayudas, por Dios así no se puede
Betza07🇻🇪✌🏼
Emilio xq es tan estúpido??? Lo mujeriego se le olvidó al conocer a la caleña, la tuvo solo para él y no hizo pero es nada y ahora anda ardido x no avanzar 🤨 se le van a comer el mandado 😒
Ana Elena Jiménez
ay , Emilio te veo grave,si no cambias creo que esa joya la lucirá otro
Ana Elena Jiménez
jajajaja jajajajajaja
Anonymous
Hay escritora yo quiero es q se encienda el fuego
Rocio Veronica Azca Albornoz
emilio es un idiota hace las cosas al revés en vez de ser atento cordial con Susana se porta de una manera tosca huraño prepotente
norielis hurtado
Hola escritora me gusta mucho la novela, pero me gustaría que actualizaras más seguido 👍
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