Amara Brennan, heredera de Brentic Global, una empresa multinacional, criada para ocupar de forma cabal y capaz el cargo de presidenta cuando llegue el momento. Madre de un pequeño de apenas tres años de edad. Se encontraba siendo empujada a una situación difícil en su vida, enfrentando un divorcio por la infidelidad de quien era su esposo, haciendo frente a la disputa por la custodia de su hijo Martyn, una de las artimañas del hombre para obligarla a doblegarse ante él.
Sus problemas aumentan en el momento en que conoce a Rafael Castel, supervisor encargado del nuevo proyecto que realizaban en conjunto con Industrias Zhang un hombre quien se creía era Beta, surgió su Subgénero en el justo momento en que estuvieron frente a frente. Ahora Amara no solo debía enfrentarse a un divorcio y pelear por tener a su hijo a su lado, sino que también debe lidiar con un Alpha que no sabe controlar sus feromonas y quien es su pareja destinada.
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Capitulo 23. Con una sola palabra
Temprano por la mañana Amara se levantó como todos los días, preparo dos desayunos y luego fue a la habitación de Martyn, solo para recordar que su hijo no estaba allí.
- Necesito ganar la custodia completa – piensa mientras observa la cama vacía, todo era más silencio, casi sin vida.
Fue hacia el comedor donde ya se encontraban servidos los dos platos de comida, esperando para ser comidos, pero con solo ver el otro espacio a su lado vacío, Amara sintió un dolor en su pecho, porque no quería separarse de esa forma de su hijo, más sabiendo que Griffin no sentía afecto alguno por el pequeño, solo lo hacía para hacerla molestar.
Debido al enorme silencio que reinaba en el departamento, Amara logro escuchar claramente la puerta vecina abrirse y luego cerrarse, lo que significaba que Rafael ya se iría al trabajo, ¿tan temprano?, pensó mientras corrió hacia la puerta por impulso, abrió y el hombre se sorprendió al verla.
- Buenos días – le dice el hombre sorprendido al verla de repente.
- Buenos días – le dice agitada
- ¿Se encuentra bien?, la noto un tanto cansada – le dice en tono amable
- SI, es solo que- no sabía que decir, no había justificación alguna para su comportamiento - ¿Ya se va a trabajar? – le dice cambiando el tema
- Si – le responde con una sonrisa cortes
- Es irregular el verlo salir tan temprano – le dice continuando con la conversación.
- Oh, sí, es que quiero cambiar algunas cosas en mis recientes hábitos – le dice mostrando una miranda melancólica – si me disculpa, ya debo retirarme – le dice antes de comenzar a caminar.
- Usted – le dice Amara y el hombre detiene su paso – usted, ¿Cómo le va con el control de sus feromonas? – le dice sintiéndose torpe al preguntar algo tan obvio, el hombre aún seguía lidiando con ello, con solo sentir su aroma era evidente.
- Lo he estado llevando bien – le dice viéndola de forma directa – no debe preocuparse por ello – le dice, no quería seguir con esa conversación, no quería estar allí, el tenerla cerca, sentir su aroma y tener que contenerse era ya de por sí difícil.
- Si, supongo que lo ha estado haciendo bien – le dice siendo amable
- No se preocupe, mi doctor me dijo que una vez consiguiera un Omega todo irá mejorando – No quería parecer molesto y darle a entender que su acercamiento era solo porque necesitaba de ella, aunque ya eso no tenía caso alguno, después de todo, no tenía esperanza alguna de poder comenzar alguna relación con ella.
- Oh sí, sí, eso es lo que recomiendan – le dice un poco cabizbaja, a pesar de que había comenzado un simple lazo de ayuda con el hombre, el cual rompería en el instante en que este consiguiera pareja, pero el pronunciar aquellas palabras le parecía incomodo, como si su cuerpo negara aquel hecho, provocándole molestia y repulsión ante la idea.
- Si – le dice cortando la conversación sentía que debía alejarse de la mujer – ese tema estoy buscándole solución, bueno ya debo irme - le dice sonriéndole de forma forzada.
volvió a darse la vuela para por fin marcharse, pero sintió la mano de la mujer agarrando la parte trasera de su saco, provocando que volviera a mirarla.
- Oh, he, yo – no sabía que decir, había actuado por impulso ante las palabras del hombre, su cuerpo se movió solo y al darse cuenta ya se encontraba en esa situación – Martyn …
- ¿Martyn? – le dice Rafael confundido - ¿le sucedió algo a su hijo? – le pregunta sin entender el objetivo de esa conversación, era la primera vez que veía a la mujer comportarse de esa forma
- No, no, lo que quería decirle era que, prepare un desayuno para Martyn, pero este se fue con su padre, y usted, usted ¿ya desayuno? – le dice sintiendo un poco de nervios al mirar fijamente al hombre, se sentía como una tonta siendo irracional, actuando de una manera que no era la adecuada a su comportamiento habitual.
- Pues, no, no lo he hecho aún – le responde de forma amable.
- Perfecto – le dice de forma alegre, algo que le sorprendió a Rafael – quiero decir, ¿quieres venir a tomar el desayuno en mi casa?, no me gusta desperdiciar comida – la verdad era que no tenía planeada esa situación, pero no se sentía cómoda terminando la conversación entre ellos.
- ¿Qué hay de su esposo?, tal vez se moleste si entro a su departamento – le dice suspirando, no debía dejarse llevar, olvidando que Amara era una mujer casada con una familia establecida
- Nosotros – lo mira a los ojos y sus manos comienzan a sudar – nosotros nos estamos divorciando en este momento – le dice en tono cabizbajo
- ¿Qué me dice de anoche?, él estaba en su departamento e incluso la trato como si fueran una pareja de casados normales – le reprocha
- Eso, solo lo hizo para provocar conflicto – le responde – el solo vino a buscar a Martyn, ya que la custodia esta compartida – le explica.
- Entonces, ¿solo fue eso?, ¿usted no está con ese hombre? – le pregunta en tono serio
- No, no, él y yo no estamos…
Antes de que pudiera terminar de hablar sintió el peso del cuerpo del hombre abalanzándose hacia ella, envolviéndola entre sus brazos.
- No sabe cuan feliz me hacen sus palabras – le dice el hombre, susurrando en su oído
- ¿Qué? – le dice alterada ante el aroma del hombre, su calor, su olor, su respiración e incluso los fuertes y rápidos latidos de su corazón
- Me hace demasiado feliz el saber que no me debo obligar a rendirme con usted – le dice acariciando la mejilla de Amara – con tan solo unas palabras suyas, puede destruirme y volver a reanimarme – le dice con voz suave.
- ¿Qué?, ¿yo? – Amara estaba aturdida entre la razón y sus sentidos, enfrentándose a una situación para la que no se encontraba preparada y no sabía de qué forma había llegado allí, pero lo único que sabía era que no deseaba apartar a Rafael, quería quedarse justo en ese lugar, entre sus brazos, envuelta en la esencia de ese hombre.