Valentina Román es alegre, entusiasta, divertida, alguien llena de luz, enamorada por muchos años de Rafael Alcázar uno de sus mejores amigos, el problema el es un Playboy consagrado, por lo que su amor por el es solo un sueño, imposible de cumplirse ¿o no?
¿Que pasa cuando lo imposible sucede?, pero de pronto todo se desploma convirtiendo el sueño en pesadilla.
Acompáñame a averiguarlo.
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Sonia
- Jamás Creí que Valentina Román fuera una cobarde. – Acoto Rafael con una sonrisa burlona, la conocía lo suficientemente bien para saber que era muy fácil provocarla y lo logro.
- ¿A quién llamas cobarde? – Cuestiono Valentina de inmediato cruzándose de brazos.
- ¿Tú ves a alguien más por aquí? – Sonrió Rafael. – Vamos solo quiero cerciorarme de que llegues sana y salva a casa. – Añadió con tono más amable. No te estoy pidiendo nada extraordinario, así que el hecho de que no aceptes solo me indica que te da miedo. – Replicó él con suavidad.
Valentina soltó una pequeña risa incrédula.
- Miedo, ¿Yo? – Se rio. – No conozco ese sentimiento.
- Demuéstralo. – La reto. – Déjame llevarte a casa. – Dijo y sabiendo lo próximo que Valentina diría rápidamente añadió. – Enviare a alguien para que recoja tu auto y lo lleve a tu casa.
- No te conocía tan persistente. – Sonrió ella. – Recuerdo que dijiste que nadie Valia tu tiempo, ¿Cómo era? – Pregunto fingiendo pensar. - ¡Ah si! – Exclamo. – La que se quiera ir que se vaya y que le dé espacio a la siguiente. – Expuso recordándole sus propias palabras. – Has cambiado. – Se burlo.
Rafael sonrió al escucharla.
- Por supuesto que he cambiado. – Dijo él, acercándose un paso. – Es justamente por eso que estoy aquí, porque después de ti ya no hubo, hay o habrá siguiente. – Declaro.
Valentina lo miró con fastidio fingido, aunque en verdad su pecho latía con fuerza al escucharlo, sobre todo por la férrea determinación en su expresión al decir esas pocas palabras que parecían tan simples, pero que para ella tenían un peso enorme, aun así, se recordó que ya le había mentido una vez y que no podía caer nuevamente, estaba segura de que esta vez no se recuperaría.
- Si no te conociera, te creería. – Dijo con desdén. – Pero ya no caeré nuevamente.
La expresión sonriente de Rafael desapareció de inmediato, las palabras de Valentina fueron un valde de agua fría que pego directo a su corazón y a su conciencia, ¿Cómo culparla?, se decía.
- Lo entiendo. – Admitió el bajando la mirada. – Pero no pienso rendirme Valentina, ya te perdí una vez, no lo hare dos veces. – Aseguro con confianza renovada.
El silencio se extendió entre ellos. Valentina desvió la mirada, sin saber qué responder. No sabía porque con cada palabra que salía de la boca de ese hombre su corazón sucumbía nuevamente ante él, estaba por pensar que debía ser brujería o algo así.
Al ver que Valentina no dijo nada más, Rafael ataco nuevamente.
- Entonces, ¿nos vamos o prefieres pasar lo que queda de la noche aquí discutiendo conmigo? – Pregunto nuevamente.
Valentina se rindió entonces, aun en contra de su sentido de la razón, el impulso era más fuerte que ello, ¿Qué más da si le lleva? Pensó, pero cuando estaba a punto de responder un coche negro que quien sabe de donde salió se detuvo justo frente a ellos.
Algo que logro desviar su atención, fijándose en la puerta trasera que se abrió para darle paso a una elegante mujer, alta, impecablemente vestida, con el tipo de elegancia que parecía ensayada.
Sonia Hernández
Valentina lo supo al instante. Aunque jamás la había visto en persona, Su nombre, acompañado de múltiples fotografías había estado en cada noticia, en cada titular que hablaba del compromiso que la destruyó. Verla allí en persona, era la prueba tangible de su dolor, fue igual que revivir la traición y los meses de amargo sufrimiento que le siguieron.
Sonia se acercó con paso tranquiló, pero firme mientras esbozaba una amable sonrisa que no llegaba a sus ojos.
- Rafael. – Saludo con voz melosa. – No me avisaste que vendrías a recibirme, le dije a tu madre que no te molestara, te quería sorprender. – Expuso ampliando su sonrisa.
Mientras que Rafael quería que la tierra se abriera y se lo tragara, pues la mirada de fuego que Valentina le había lanzado era peor que un tiro en la cabeza.
- Sonia de que… - Rafael quiso preguntarle de que hablaba, si él estaba allí era porque el banquete la boda de Maximiliano obviamente se celebraría en su hotel, pero él no tenía ni la más remota idea de que ella llegaría esa noche.
Además, la forma en la que dijo aquello, aunque parecía inocente, claramente no lo era, menos conociendo su pasado compromiso, mismo del que jamás salieron a hablar nuevamente, al punto de que la gente lo olvido, más al no volver a verlos juntos. Pero antes de que terminará fue Valentina quien hablo.
- Permiso me retiro, no quiero molestar su romántico reencuentro. – Dijo Valentina con neutralidad como quien no le interesa para nada lo que está sucediendo, pero los tres sabían perfectamente que no era así.
- Vale, espera. – Intento detenerla Rafael, pero fue tarde antes de que pudiera dar un paso más hacia ella, valentina ya se había subido a su auto y marchado sin mirar atrás.
Una pequeña pero sutil sonrisa se deslizo en los labios de Sonia, el primer paso de su plan se había desarrollado con éxito, había hecho que Valentina la viera, le había recordado quien era ella, y lo que representaba y ahora venia el segundo paso que estaba sería un golpe mortal a la intención de Rafael de arreglar las cosas con la mujer que tanto amaba.
Por su parte Rafael, una vez vio como Valentina se marchaba nuevamente furiosa con él, cuando apenas hacía unos minutos casi logra que baje las defensas, aunque fuera un poco se giró con la mandíbula tensa ante Sonia.
- ¿Qué fue eso?, ¿Qué haces aquí? – Pregunto intentando controlar lo más posible su ira, lo último que le faltaba era un espectáculo en la puerta de su hotel y justamente con esa mujer.
- Rafa, ¿a qué te refieres? – Pregunto Sonia con su mejor cara de inocencia.
- No fue una coincidencia, ¿verdad? – La pregunta era más por protocolo, Rafael estaba seguro de que no podía existir tal coincidencia.
- ¿Qué quieres decir? – Replico Sonia con expresión de absoluta indignación. – Solo me acerqué a saludar, pensé que tu madre te había avisado de mi visita al país y habías venido a recibirme. – Expuso. – Ahora me queda claro que no fue así. – Murmuro en voz baja con fingida aflicción mientras daba unos pasos hacia Rafael.
Claro todo eso en un movimiento calculado, para que los paparazzi que había contratado tomaran las fotos que necesitaba.
espero que cuando Rafael llame a Valentina otra vez esta responda y le cuente que Sonia fue a verla