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Mi Omega Mafioso, Tu Aroma Me Lastima

Mi Omega Mafioso, Tu Aroma Me Lastima

Status: En proceso
Genre:Atracción entre enemigos / Venganza / Omegaverse / ABO / Mafia / Amor-odio
Popularitas:3.6k
Nilai: 5
nombre de autor: ILiss

Una relación nacida de la obsesión y venganza nunca tiene un buen final.
Pero detrás del actuar implacable de Misha Petrov, hay secretos que Carter Williams tendrá que descubrir.

¿Y si en el fondo no son tan diferentes?
Después de años juntos, Carter apenas conoce al omega que ha sido su compañero y adversario.
¿Será capaz ese omega de revelar su lado más vulnerable?

¿Puede un alfa roto por dentro aprender a amar a quien se ha convertido en su único dueño?

Segunda parte de Tu dulce Aroma.

NovelToon tiene autorización de ILiss para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 19

Cuando Yuri abrió las puertas del camión y los ocupantes comenzaron a descender, el silencio que se produjo fue casi reverencial. Todos quedaron impresionados frente al despliegue de aquella casa de seguridad. Carter, en especial, sintió que el aire le abandonaba los pulmones por unos segundos.

Él solo había conocido la base anterior, un galpón improvisado con divisiones de madera y paredes húmedas, algo más parecido a un campamento de emergencia que a una instalación seria. Pero lo que tenía frente a sus ojos era otra cosa aquel lugar parecía un castillo moderno, imponente y diseñado para intimidar.

Los muros altos se alzaban con severidad, coronados por alambres de seguridad. En cada esquina, cabinas de vigilancia con guardias armados observaban los alrededores, atentos a cualquier movimiento. El sonido metálico de botas contra el pavimento, el murmullo de radios y el chasquido del viento contra las torres de vigilancia reforzaban la idea de que habían entrado en una verdadera fortaleza.

Dentro, el patio de entrenamiento se extendía como una enorme explanada equipada con obstáculos, sacos de boxeo, maniquíes para disparo y estructuras metálicas para trepar. Había un ala completa destinada solo a los soldados y el aire olía a sudor, acero y pólvora.

Carter no pudo contener la exclamación que le brotó de los labios.

—Uh… esto parece una fortaleza.

Sus ojos vagaban sin descanso, tratando de abarcar cada detalle, mientras sentía que sus piernas temblaban con la misma mezcla de miedo y fascinación. Nunca había dimensionado realmente el alcance de la organización Petrov.

Zev, que venía detrás de él, soltó una carcajada ronca.

—¡Ja! No tienes idea. —Le dio un empujón en el hombro para hacerlo avanzar—. Esto es solo una base pequeña, un nido para principiantes. La verdadera fortaleza de los Petrov es inmensa, un laberinto impenetrable. Estuve allí una vez y créeme, si no tienes sentido de orientación, puedes perderte en sus pasillos para siempre.

El comentario iba acompañado de un gesto socarrón que lo ridiculizaba aún más. Carter frunció los labios, molesto, pero antes de responder, la voz grave de Yuri cortó el aire como un látigo.

—Basta de charla. Vayan a sus habitaciones.

Una beta desconocido se acercó a Carter y sin pronunciar palabra lo guió por los pasillos hasta una de las habitaciones. Para su mala suerte, compartía el cuarto con Zev. Carter reprimió un bufido de fastidio, resignado. Ambos aprovecharon para asearse y cambiarse de ropa, el agua fría le despejó un poco las ideas, aunque no logró aplacar la inquietud que se le acumulaba en el pecho.

Al volver a la sala común, el ambiente era más relajado. Los soldados comían con apetito, llenando el lugar de risas y comentarios en ruso. Carter observó a los presentes con atención. Se sorprendió al notar que entre ellos había omegas, pero no se parecían en nada a los que había visto en la anterior base. Estos lucían… distintos. Feroces y orgullosos. Había uno en particular que llamó su atención de inmediato.

Tenía unos ojos verdes como esmeraldas que brillaban bajo la luz artificial y una cicatriz que cruzaba el costado derecho de su rostro. Sin embargo, lejos de restarle atractivo, le otorgaba un aire salvaje, una belleza peligrosa que lo hacía destacar entre todos.

Carter estaba tan absorto en su contemplación que no se dio cuenta cuando un alfa alto se acercó y le palmeó el hombro.

—Límpiate, estás ensuciando el suelo —le dijo con tono burlón, lanzándole una servilleta a la cara.

Otro soldado intervino, oliéndolo descaradamente. Aspiró fuerte, exagerando el gesto y luego soltó una carcajada.

—Eh, Dima, parece que tienes un nuevo fan recién llegado. Y huele… —volvió a olfatear, arrugando la nariz con teatralidad—. Huele a leche. Un recién destetado, al parecer. ¡Jajajajaja!

Las carcajadas retumbaron en la sala como un coro cruel. Carter sintió que sus mejillas ardían, encendiéndose en un rojo intenso que lo delataba. El silencio cayó de repente cuando Dima, el omega de ojos verdes, levantó la vista de su plato para observarlo.

Carter contuvo la respiración. El cabello platinado de Dima caía con suavidad sobre sus hombros, su piel pálida parecía casi luminosa bajo la luz tenue y sus ojos lo atravesaban con la precisión de un cuchillo. Un mohín de disgusto curvó sus labios antes de que hablara con voz profunda y áspera, cargada de una calma peligrosa.

—¿No te han enseñado que es de muy mala educación quedarse observando a un desconocido? Podrías hacerlo sentir incómodo.

El corazón de Carter dio un vuelco. Todo en ese omega gritaba peligro y aun así no podía apartar la mirada. Tragó saliva, sintiendo la lengua pesada en su boca.

—L-lo s-siento —balbuceó, tartamudeando de vergüenza.

El silencio se quebró de pronto con una carcajada cristalina. Dima inclinó la cabeza hacia atrás y rio, un sonido ligero y melodioso que contrastaba con la tensión anterior.

—¡Jajajajaja! Es una broma. —Sus labios se curvaron en una sonrisa pícara—. No le hagas caso a ese idiota de Barkov. Soy Dima. Si tienes alguna pregunta, puedes hacerla. Y si quieres entrenar mi especialidad son las armas de largo alcance. —Le guiñó un ojo, formando una pistola con los dedos y apuntándole juguetonamente.

La tensión se disolvió como si nunca hubiera existido. Las conversaciones y las risas retomaron su cauce, y Carter se dejó caer en una mesa vacía. Pero por dentro, la incomodidad seguía mordisqueándole el orgullo. Se sentía humillado, realmente humillado.

Aun así, las bromas no pararon. El mismo Barkov se inclinó hacia los demás y comentó en voz alta

—¿Lo vieron? Estaba a punto de desmayarse cuando Dima lo miró. Yo digo que este cachorro dura menos de una semana aquí.

—Menos de tres días —replicó otro soldado, levantando su jarra de cerveza—. Apuesto mi paga de esta semana.

Carter cerró los puños bajo la mesa. Podía escuchar perfectamente cada palabra y aunque sabía que lo hacían a propósito no lograba bloquearlos.

Dima, divertido, alzó una ceja.

—Déjenlo en paz, que si no, se me espanta y ya no tendré con quién jugar tiro al blanco.

—¿Tiro al blanco? —preguntó Carter, desconcertado.

Dima sonrió de oreja a oreja, mostrando un brillo travieso en los ojos.

—Claro. Yo disparo y tú corres. ¿Qué dices?

Las carcajadas explotaron de nuevo, y Carter quiso que el suelo lo tragara en ese instante. Apretó los dientes, intentando mantener la calma, pero Zev se inclinó hacia él y susurró con voz burlona

—Tranquilo, gatito. Al menos no dijeron que hueles a pañales.

Carter giró bruscamente la cabeza para fulminarlo con la mirada.

—Cállate.

—Uy, qué carácter. —Zev levantó las manos en un gesto de rendición teatral—. A ver si sobrevives a la cena con ellos.

Mientras tanto, Dima seguía riéndose. Su risa era contagiosa, pero lo que más irritaba a Carter era que, a pesar de las burlas, no podía dejar de mirarlo. Había algo en ese omega que lo mantenía atrapado entre el miedo y la fascinación.

Finalmente, el bullicio comenzó a calmarse. Carter se obligó a concentrarse en su comida, aunque el sabor le resultaba metálico, como si la humillación le hubiera robado el apetito

“¿Será que esta es la costumbre de los rusos? ¿Ridiculizar a alguien apenas lo conocen?”, pensó con amargura, bajando la mirada.

No tuvo tiempo de seguir dándole vueltas. Un rostro conocido apareció junto a él con los brazos cruzados y la misma mirada severa de siempre. Era Haya.

—Levántate. Comerás en tu habitación.

—No quiero. Estoy bien aquí, gracias —respondió Carter, con tono desafiante, aunque ya se estaba incorporando.

Haya bloqueó su paso con su expresión endureciéndose aún más.

—No es una petición, es una orden.

Carter frunció el ceño, irritado. Intentó apartarla con un empujón, pero una mano firme lo detuvo en seco. El frío de la piel ajena lo recorrió hasta el hueso, Yuri. No lo había escuchado acercarse.

—Lo has hecho medianamente bien hasta ahora —murmuró con voz grave, cargada de amenaza—. No lo arruines. El jefe te invita a comer con él en su habitación. Solo haz caso… y mueve el puto trasero.

La advertencia, más que sugerencia, heló la sangre de Carter. Bajó los hombros resignado y asintió en silencio. Fue conducido por Yuri y Haya a través de un pasillo largo y estrechamente custodiado. El eco de sus pasos se mezclaba con el latido acelerado de su corazón.

Antes de llegar a la puerta, Haya se despidió con un gesto seco y se alejó. Yuri, en cambio, se quedó un momento más. Sujetó con fuerza el brazo de Carter inclinándose hacia él.

—Escúchame bien, cachorro. —Sus ojos destilaban furia contenida—. Si vuelves a intentar tocarle un cabello a Haya no tendré contemplación contigo. Te haré conocer el mismo infierno y no me importa que el jefe te haya puesto un lazo en la cabeza como a su mascota. No puedes tratarla de esa manera.

Carter tragó saliva, sorprendido por la intensidad de su arrebato. Apenas logró asentir con la cabeza. Yuri lo soltó con brusquedad y se marchó sin mirar atrás, dejándolo solo frente a la puerta.

Respiró hondo tratando de reunir valor y golpeó tres veces. Una voz suave, casi acariciante, respondió desde dentro.

—Adelante.

La puerta se abrió y lo recibió una habitación apenas iluminada por la luz vacilante de varias velas. El ambiente olía a cera derretida y especias dulces. Carter dio un paso titubeante hacia dentro.

—Bienvenido, gatito —dijo Misha, sentado en un sillón con aire relajado, aunque sus ojos violetas lo seguían con una intensidad perturbadora—. Espero que este lugar esté siendo de tu agrado… aunque, por lo que entiendo, los omegas ya lo son.

El brillo en esos ojos lo congeló en el sitio. Carter no supo si era por miedo o por otra sensación que se negaba a reconocer, pero presentía que al cruzar aquella puerta acababa de meterse en problemas mucho más grandes de los que jamás habría imaginado.

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☆Nanu☆
geniales capítulos!!!♥️👏👏👏
Maru19 Sevilla
Misha lo ama con locura🤭
Maru Sevilla
Que buena novela 👏👏👏👏👏👏
Maru Sevilla
Pobre Carter, no sabe en la que se metió 🤣🤣🤣🤣
Maru Sevilla
Que fuerte es Misha
Maru19 Sevilla
Buenísimos capitulos👏👏👏👏
Maru19 Sevilla
Muy cierto 👏👏👏👏
Maru19 Sevilla
Yo si fuera Carter hubiera aprovechado y me hubiera largado de ese lugar
Maru19 Sevilla
Pobre Misha está bien chiflado🤣
☆Nanu☆
fabulosos capítulos!!!👏👏👏👏
yeimy ferrer
como que pausa indefinida, quiero saber el final de esta historia
Maru19 Sevilla
Hay!!!! No porque autora, está súper emocionante, no lo hagas no suspensas tus publicaciones son muy muy buenas /Whimper/
Maru19 Sevilla: /Rose//Rose//Rose//Rose//Rose//Heart//Heart//Heart//Heart//Heart/
total 7 replies
Maru19 Sevilla
Maldito Andrei, ojalá Misha no lo mate, que lo humille y lo torture por años/Determined/
Maru19 Sevilla
Que será?/Frown/
Maru19 Sevilla
Hay, canijo Misha
Maru19 Sevilla
Que emociónante capitulo
Maru19 Sevilla
Es tremendo Misha🤭
☆Nanu☆
me está encantando!!! 👌🫶👏
Maru19 Sevilla
Ojalá que Misha vengue a su madre ( padre ) y a él mismo. Maldito Andrei
Maru19 Sevilla
Cuando sepa Misha como han tratado a Carter! Madres!/Shy/
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