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La Hija Del Duque (Princesa Guerrera Re Subido)

La Hija Del Duque (Princesa Guerrera Re Subido)

Status: En proceso
Genre:Viaje En El Tiempo / Época / Dragones
Popularitas:4.1k
Nilai: 5
nombre de autor: magály Fernández

renaci en otro tiempo

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capítulo 23

Winston lo estudió con una mirada intensa por unos segundos más antes de finalmente relajarse visiblemente, bajando un poco la guardia.

—Entonces espero que así sea—dijo él, con un tono más tranquilo. — Ahora, si me disculpas, tengo asuntos que atender.

Él le dio una última mirada, antes de girarse y partir de ahí hacia su carpa de descanso.

Él se quedó allí solo en el lugar de entrenamiento, dejando escapar un suspiro exhausto. Su mente seguía procesando toda la conversación y el duelo de espadas que había tenido lugar.

Se apoyó contra un árbol cercano, cerrando los ojos por un momento para ordenar sus pensamientos. Su cuerpo aún palpitaba por la pelea y la tensión de todo lo sucedido, pero su mente se centraba ahora en la promesa que había hecho.

Se había comprometido a demostrar al general Winston que era digno de cortejar a Mía, y estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para cumplir esa promesa. Aun así, sabía que no sería tarea fácil. Tendría que ganarse no solo el permiso del padre, sino también la confianza y el respeto de ella.

En otro lado en ese momento, habían llegado al castillo

Lu Fei levanta a Mía en sus brazos y te lleva al castillo, con cuidado y ternura, la lleva a través de los pasillos y a su habitación.

Lu Fei dice suavemente mientras la lleva: —Todo está bien ahora, estás a salvo conmigo.

Cuando entran a su habitación, la coloca suavemente en la cama.

Lu Fei dice en voz baja mientras le acaricia el cabello. — ¿Te sientes mejor ahora, mi amor?

Mía se recostó en la cama, se sintió agotada física y emocionalmente, pero también aliviada de ya estar en el castillo.

Se incorpora ligeramente y le sonríe débilmente: —Sí, me siento mejor ahora que estoy contigo.

Lu Fei se sienta al lado de la cama, le acaricia la mejilla con ternura y la observa con ojos llenos de preocupación.

Lu Fei en un tono suave, pero serio: — Sé que ha sido una experiencia horrible para ti, pero estoy aquí para ti, no dejaré que nadie te vuelva a lastimar.

Lo entiendo, querido ahora. Necesito estar sola, deberías ir a tu habitación.

Lu Fei se ve un poco sorprendido y preocupado por el comentario, no quería dejarla sola después de lo que ha sucedido, pero también puede ver que necesita tiempo para sí misma. en un tono suave, pero a regañadientes. —Está bien, si eso es lo que quieres… voy a mi habitación, pero si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamarme, estaré justo al lado.

Se incorpora y se levanta de la cama, se acerca a la puerta y se detiene para mirarla por última vez, la observa con ternura y preocupación antes de salir de la habitación y cerrar la puerta suavemente detrás de él.

En cuanto Lu Fei salió de su habitación, Mía deja de actuar y cambia su expresión a una de desagrado. Se levanta de la cama y camina por la habitación con paso agitado, se detiene frente a la ventana y mira hacia afuera con expresión fría y calculadora.

Se gira hacia la habitación y comienza a caminar de un lado a otro, pensando en su situación actual. Su mente está llena de pensamientos y emociones contradictorias. Aunque está físicamente a salvo en el castillo de Lu Fei, todavía siente una sensación de estar atrapada en un lugar que no es el suyo. En un momento, se detiene frente a la cama y se apoya en ella, suspira fuertemente y se toma la cara entre las manos, frustrada con lo que está pasando.

Mía se pone un traje oscuro y se cubre la cara con una máscara para protegerse. Después de asegurarse de que estuviera preparada, abrió la puerta de su habitación cuidadosamente y salió al pasillo, vigilando a su alrededor para asegurarse de que no la estaban vigilando. Luego, caminó con sigilo por los pasillos del castillo, con cuidado de mantenerse a cubierto y evitar ser vista.

Mientras caminaba por los pasillos del castillo, pasó por varias habitaciones y corredores, sin ser notada por nadie. Su corazón palpitaba con fuerza mientras buscaba información útil para su misión. Finalmente, llegó a una habitación que llamó su atención, parecía ser el despacho de Lu Fei.

Mientras caminaba, escuchó voces que venían de un salón cercano.

Se detuvo en seco y pegó su espalda contra la pared, escuchando las voces en el despacho

Después de unos segundos, las voces se hicieron más claras y reconoció una de ellas como la de Lu Fei. A través de una puerta entreabierta cercana, pudo ver que él estaba hablando con otros hombres.

A través de la rendija de la puerta entreabierta, Mía podía ver a Lu Fei hablando con otros hombres con uniforme, parecían ser oficiales del castillo. Dejó de respirar y se concentró en escuchar la conversación.

Lu Fei y los oficiales estaban rodeando una mesa, con varios mapas y papeles esparcidos alrededor. Estaban discutiendo acerca de estrategias y movimientos militares.

Lu Fei miraba los mapas con concentración, señalando ciertos lugares y hablando con sus oficiales acerca de posibles vías de ataque.

Mía trató de escuchar con atención lo que decían, tratando de captar cualquier información útil que pudieran estar hablando. Se deslizó más cerca de la puerta para poder escuchar mejor, tratando de no hacer ningún ruido que pudiera delatara.

Entonces escucho a Lu fei hablar -aunque amo a Mía, para que no se aleje de mí acabaré con el reino de donde proviene, mataré a las personas que quiere para que nunca me deje.

Mía se quedó congelada al escuchar las palabras de Lu Fei. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras procesaba lo que había escuchado. No podía creer lo que estaba escuchando, Lu Fei, planeaba matar a las personas que ella amaba para mantenerla atrapada a su lado.

Su mente iba a mil por hora mientras trataba de procesar la información. Sabía que no podía confiar en Lu Fei y que tenía que advertir a Maón  de la amenaza que se avecinaba.

Justo cuando se escucharon pasos, Mía reaccionó rápidamente y, usando su poder de sacerdotisa con la ayuda de Brainton este susurro un hechizo de invisibilidad, se subió al techo de un salto en silencio. Desde allí, escuchó cómo los pasos se alejaban, y se mantuvo completamente inmóvil para no ser descubierta.

Mía observó desde el techo cómo los soldados realizaban su tarea de guardia. Afortunadamente, ella había entrenado su resistencia y era capaz de mantenerse en silencio y sin ser detectada durante mucho tiempo. Aunque no pudo evitar sentir un pequeño escalofrío de tensión mientras veía cómo los soldados pasaban bajo ella, pero siguió quieta y concentrada.

Después de que los soldados pasaron rápidamente, el pasillo quedó vacío. Mía aprovechó esa oportunidad para volver a bajar al suelo, asegurándose de hacer el menor ruido posible.

Se apoyó contra la pared, con la respiración ligeramente agitada pero tratando de permanecer lo más quieta posible, escuchando atentamente por si había algún signo de actividad cercana.

Mía decidió volver a su habitación por el momento. Tenía claro que lo mejor era planificar cuidadosamente su próximo movimiento. Sabía que necesitaba recuperar los planos y la información del despacho de Lu Fei, por lo que decidió esperar hasta la mañana siguiente para intentar hacer eso.

Así que, con cuidado, salió de su escondite y se deslizó por los pasillos oscuros hacia su habitación, manteniéndose lo más quieta y sigilosa posible.

Volvió a la habitación y cerro la puerta, decidió Llamar a Maón, la bola de comunicación de él empezó a sonar.

—¿Mía qué sucede?

—Maón Lu fei está queriendo atacar el imperio, aún no sé cuantos soldados tiene, deberíamos esperar hasta mañana, solo te estoy avisando, alista a tus soldados y el ejército no sabemos qué puede pasar o cuando atacaran— ella habla tranquilamente— Mañana te avisaré más.

¡Mía…— Maón quería decirle algo más, pero se calló, suspiro y luego volvió a hablar— cuídate por favor! Cuando vuelvas te diré algo, cuídate mucho.

—está bien, lo haré y por favor alístense bien, te mandaré ayuda, si es que intentan atacar, estaré en contacto— después de eso los dos quedaron callados— Maón… sobre nuestro… olvídalo, hablaremos en persona, chau— Mía colgó, le iba a decir como se sentía no se animó, tenía miedo, pero le diría en persona no por medio de ese comunicador, luego pensó algo.

—Brainton sal del espacio— una luz leve apareció y el pandita salió— puedes ayudarme en algo?

— ¿Claro que si Mía— dice el mientras se estira y se transforma en su forma humana— que necesitas?

— Revisa este castillo, busca los planos y revisa la oficina de Lu Fei, olvide que nadie te puede detectar, encuentra los planos, trae todo lo que puedas encontrar.

— Sí, Mía— Brainton asiente y desaparece.

Ella quedó sentada en la cama y luego se cambió su ropa, entró al espacio y ahí estaban los soldados.

— Hola chicos, necesitaré que descansen, pronto empezaremos a atacar, el emperador tiene planeado atacar nuestro imperio y lo vamos a parar, tanto desde la frontera como desde dentro del palacio, a partir de ahora estarán listo para salir de aquí y poder proteger nuestro hogar.

Los soldados asiente y gritan en coro

—si jefa— levantan sus puños— con fuerza.

—bueno descansen, luego podremos ver como podemos empezar a tomar este palacio— ellos asienten, van a sentarse, a hablar y preparar la comida.

Mia suspira y va junto a los dragones en su forma humana, les hace una seña de que quiere hablar con ellos y se acercan.

-¿Pueden comunicarse con los demás?- Multi, Fuego y Blanco asintieron— deben saber que hay una guerra que pronto estallara, díganles que protejan a los niños y amigos, si sucede algo.

—no se preocupe, ama nosotros, le diremos y nosotros somos poderos, con su mando, podríamos tomar el castillo hoy mismo— mía los mira

—no lo haremos en dos días luego de ver sus debilidades, Brainton a ido a buscar los planos, deben prepararse— ellos la miran, con admiración nuca habían tenido una dama de dragones así, pero eso es lo que la hacía más especial, sabían que ella tendría que pasar muchas cosas en el futuro, en su interior se prometieron cuidarla y seguirla a todos lados. Ellos sonrieron, pero Mía no le presto atención, esta noche es la última vez que dormiría tranquilamente, hasta que termine.

Mientras tanto, Maón, llamo al general Winston.

—¿por qué me llama a esta hora príncipe Maón?

—El maestro Mushu afirmado que estemos atentos, el Emperador Lu fei está planeando atacar, pronto mandara los planos seguramente,

Llego el amanecer Brainton había robado los planos, en donde planeaban atacar y la cantidad de soldados que había en este imperio. Mía por su parte miraba los posibles ataques que podrían hacer, desde afuera y dentro del Palacio, siguen acá -están planeando rodear la frontera dado que no se quieren cruzar con los soldados están al tanto de que estar allí en esta parte- apunta ella en el mapa mientras habla con los dos del otro del comunicador - van a pasar por el lago Juglar.

-es un lago enorme podríamos usar algunos barcos - ofrece el general Winston

-Estaría bien la idea, pero recuerda que no nos tienen que ver porque si nos ven de lejos pueden cambiar el rumbo-da un punto- Su ejército es de 1500 personas más los 500 que se quedan en el Palacio.

nuestro ejército son de 700 personas

-Nosotros aquí podríamos vencerlos rápidamente Quizás sí envío alguno de mis hombres con ustedes. Tendríamos la guerra asegurada. Debemos planear las emboscadas así serán sencillas ¿tienen cañones a su disposición?

-no y ¿qué es eso?

Ella suspiró frunció el ceño sin creer que eso todavía en este mundo no había. El silencio Se hizo presente.

Entonces ellos preguntándose que era lo rompieron al unísono - ¿cañones? ¿Qué son esas cosas?

Por su parte al estar siendo interrogada vuelve a suspirar chasquea la lengua y sonrió -No, no es nada- sacudió de la cabeza. Ella los dejó con intriga, antes de que dijeran algo más volvió a hablar viniéndose a la mente - si mis cálculos correctos y por el mapa que hay diría que llegarían a la frontera en dos semanas más tardar-

-No cabe duda que su inteligencia de admirar confeso el general- pero he de decir que sus planes de ataques parecen de sentido común

Ya veo general-murmura-pero he de decir que mis planes jamás sufren una derrota dado que estoy aquí para ayudarlos. Entiendo general, pero como habrá visto no faltó a mi palabra

El padre de Mía se queda callado, el misterioso maestro se está estaba tomando la libertad de dirigirse hacia él como si lo conociera más iba a decir algo, pero se mantuvo en silencio. Estaba claro que este maestro misterioso podría ser peligroso y agradeció dentro de su mente que estaba del lado de ellos.

Bueno-interrumpe los pensamientos el príncipe Maón- Tenemos a un tiempo dañar sus ataques estaremos en contacto.

Mia corto la comunicación y ordenó a Brainton que llevé los planos y las cosas que había sacado de la oficina del emperador en sus lugares este lo hizo rápidamente.

Mía Suspiro y volvió a descansar se acostó en su cama mientras que los soldados seguían mirando el mapa posibles ataques al castillo, en el espacio.

Por su parte Winston y Maon, miraban el mapa, habían quedado en comunicarse, Maon seguía preocupado por Mia, estando en tierra enemiga bajo el mismo techo que ese psicópata, Mia en la madrugada había vuelto a comunicarse, le contó todo lo que escucho y que ya tenia los planos, la cantidad de soldados que disponía el emperador y sus planes de ataque, pero antes de volver a llamar al general winston ella le había informado que en unos días seguramente Lu Fei querría casarse con ella

—Mía te he traído el desayuno— El emperador entro— le pedí a los sirvientes preparártelo así podría traerte-

— Lu fei me gustaría casarme en dos semanas— hablo Mía

Esto sorprendió a Lu fei, ya que quería atacar el reino de mía en esas fechas.

—me parece bien, pero debo hacer un viaje antes— dejo la bandeja en la mesa— volveré cuanto antes.

Mía, en cambio, pensaba, sé que tratas de atacar antes, pero para tu error no dejaré que lastimen a nadie. Ocultando ese odio, Ella sonrió y hablo

—Me parece bien, seguro que te irá bien— lo miro y este sonreía

empieza a planear la boda, te dejaré a cargo del castillo— entonces le da un beso en la mejilla

bien planearé la boda, cuídate en tu viaje, sonrió y él salió de la habitación.

Llamo a Maón por el comunicador, luego de unos momentos del otro lado contesto.

—hola, que paso

—Lu fei planea atacar, seguramente en unos días partirá,

-entiendo, Nos prepararemos

-para que no sea una guerra tan larga llame a unos amigos ancestrales, espero no te moleste, irán ayudarte en el camino.

-claro, pero para saberlo de antemano como son?

-los sabrás cuando los veas, ellos no te lastimaran.

a los días Lu fei salio del castillo, y Maon esperaba en algún lugar cerca de la frontera, Mientras mia revisaba los puntos del castillo.

En medio de la batalla, el emperador Lu fei, conocido por su crueldad y sed de poder, avanzaba implacablemente hacia la frontera , decidido a conquistar y someter a el  pueblo a su voluntad. Por otro lado, el noble príncipe Maon se erguía en defensa de su reino, dispuesto a proteger a su gente y luchar contra la opresión.

El príncipe cabalgó a través de las vastas llanuras, el viento azotando su cabello mientras se dirigía hacia el campo de batalla. A lo lejos, pudo ver el ejército del emperador Lu Fei, sus estandartes ondeando en la brisa y el brillo de sus armaduras reflejando el sol de la tarde.

Al llegar al centro del campo, el príncipe desmontó y se paró con confianza, su mano descansando sobre la empuñadura de su espada. Frente a él, el emperador Lu Fei avanzó, flanqueado por sus guardias personales.

Sorprendido Lu fei -quien eres y porque estas aquí, pero me pregunto quien te informo sobre este ataque-, se burló Lu Fei, su voz resonando a través del campo abierto. -Tu valentía es admirable, pero inútil. Hoy, tu vida y tu pueblo llegaran a su fin-.

El príncipe se mantuvo firme, su mirada fija en su enemigo. -No he venido solo, Lu Fei. Hoy, tu tiranía encontrará su fin, y la gente de tu pueblo sera libre, y no amenazaras la vida de mi prometida-. Lu Fei soltó una carcajada, un sonido frío y cruel que hizo eco en el campo de batalla. -Palabras valientes, pero veamos si tu habilidad con la espada es tan impresionante como tu discurso-.

Con un gesto de su mano, Lu Fei ordenó a sus guardias que atacaran al ejercito. -Este duelo será entre tú y yo. Que el destino decida quién es el más fuerte-. El príncipe asintió, desenvainando su espada y adoptando una postura de combate.

-Que así sea, Lu Fei. Que nuestras hojas hablen por nosotros-. Los dos guerreros se enfrentaron, sus miradas se encontraron a través del campo de batalla. El viento sopló entre ellos, levantando polvo y haciendo ondear sus ropas. Un momento de silencio se extendió, cargado de tensión y anticipación.

En un vasto campo de batalla, el sol se alzaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. En el centro de este escenario, dos figuras se enfrentaban: el emperador Lu Fei, un guerrero formidable con una armadura brillante que reflejaba la luz del sol, y el príncipe Maòn.

El emperador, conocido por su astucia y su dominio en el arte de la guerra, empuñaba una espada larga y elegante, adornada con intrincados grabados que contaban historias de victorias pasadas. Su mirada era fría y calculadora, mientras evaluaba a su oponente,el príncipe Maon, irradiaba determinación y coraje.

La batalla comenzó con un estruendo de acero al chocar las espadas, los soldados de Mía hacían caer a varios a la vez, a lo lejos se escucho un estruendo, había un dragón viniendo en dirección varios soldados pararon, Maon miro al cielo como Lu fei, ante la bestia frente a ellos, el dragón ataco al ejercito de Lu fei, y allí supo el que Mía lo había mandado, se concentro en el emperador. Lu Fei atacó primero, lanzando una serie de golpes rápidos y precisos, intentando desarmar al príncipe. Pero el joven, con movimientos fluidos, esquivaba y contraatacaba, su espada brillando como un rayo en la luz del sol. Cada golpe que intercambiaban resonaba como un eco de la lucha.

El emperador, confiado en su experiencia, intentó intimidar al príncipe con su fuerza, pero el  se mantenía firme. Con cada movimiento, el príncipe se acercaba más a la victoria, utilizando su agilidad para evadir los ataques del emperador y buscar una apertura.

La batalla se intensificó, y el aire se llenó de gritos de los soldados que rodeaban el campo de batalla, no era tanto como al principio, los soldados de Lu fei cayeron y se rindieron. Lu Fei, frustrado por la resistencia del príncipe, desató un ataque devastador, pero el príncipe, con un giro audaz, logró desviar el golpe y, en un movimiento inesperado, lanzó un ataque directo al corazón del emperador.

El tiempo pareció detenerse mientras la espada del príncipe cortaba el aire, y en un instante, el destino de ambos guerreros quedó sellado. La lucha no solo era por la victoria, sino por el amor de su vida. La espada del príncipe, impulsada por su fervor y determinación, encontró su objetivo. Sin embargo, en un último esfuerzo, Lu Fei, con su astucia característica, logró desviar el golpe, aunque no sin sufrir una herida en su costado.

Ambos guerreros se separaron, respirando con dificultad, sus miradas fijas el uno en el otro. El emperador, aunque herido, no estaba dispuesto a rendirse. Con un rugido de furia, levantó su espada y se lanzó nuevamente al ataque, pero el príncipe, con movimientos más rápidos y precisos, el príncipe comenzó a anticipar los ataques del emperador. Cada golpe que intercambiaban era un reflejo de sus respectivas motivaciones: Lu Fei luchaba por mantener su dominio, mientras que el príncipe luchaba por la libertad. La batalla se convirtió en un baile mortal, donde cada paso y cada golpe contaban una historia  de sacrificio y valentía. Finalmente, en un momento de claridad, el príncipe se centró y, en un movimiento fluido, realizó un giro que lo llevó a la espalda del emperador. Con un grito de determinación, lanzó un golpe decisivo.

La espada del príncipe atravesó la armadura del emperador, y el tiempo pareció congelarse una vez más. Lu Fei, sorprendido, sintió el frío acero y, por un instante, vio en los ojos del joven guerrero no solo la victoria, sino la compasión y la esperanza de un nuevo amanecer.

El emperador cayó de rodillas, su mirada se suavizó y, en sus últimos momentos, comprendió que su tiempo de dominio había llegado a su fin, que no volvería ver mas a Mía. El príncipe, con el corazón pesado pero lleno de propósito, se acercó a su enemigo caído

-Esto es por intentar matar a la familia de mi prometida y a mi pueblo- Maon saco la espada del pecho de Lu fei, miro al cielo y y respiro, ahora debía buscar a Mía. Miro al Dragón y este se transformo en humano, era uno de los guardias de Mía, se preguntaba donde encontró a este ser ancestral, tenia muchas preguntas para ella.

Mientras tanto en el castillo de Hordio

-No se preocupe señorita tomaremos el castillo- Los soldados fueron sacados del espacio -por nuestra jefa -gritan al unísono y empiezan a salir, topándose con los guardias de la puerta.

Mía estaba participando, las espadas sonaban enfrentándose. Cada soldado que aparecía era vencido. Hasta que apareció la Maón derecha del Emperador Lu fei.

-No se preocupe jefa nosotros nos encargamos- Mía enfrente del secretario

-Ríndete tu Emperador murió *apuntándole con la espada*

-Tú que sabes?- saco su espada, y empezaron a pelear entre ellos.

-Porque yo misma lo he visto- buscando un punto ciego para golpearle

-no te creo- atacándola

-quieres ver? - rozándole con la espada y lastimando su brazo derecho -Toma- le tiro una esfera donde se veía que Lu fei caía en el suelo y muriendo.

-Que le han hecho? - su cara oscureció, atacando con más ferocidad y fuerza. Gracias a eso Mía puedo golpear y esquivar sus ataques y cortándole en las piernas -Ahhh- gritaba de dolor.

-Rindete- apuntándole

-JajaJAJAJAA- Se reía con locura- piensas que el castillo puede ser tomado, no sabes nada de este imperio JAJAJA- se apuñaló y antes de caer la miro- Espero que los demonios puedan matarlos a todos- el cayo muerto.

Mía quedo pensando en lo que dijo pero no pudo quedar ahí, sus soldados se acercaron

-Jefa tenemos un problema. Hay soldados viniendo para acá y parece ser-Mientras caminaban hacia un balcón y le interrumpió

-No te preocupes rojo- el dragón salio del espacio- haz que se detengan y se rindan puedes llevarme arriba tuyo?

Si mi ama- el dragón se puso en su forma y ella subió encima de él.

abajo con los soldados que venían vieron una sombra en el cielo.

-Que es eso?-preguntaban algunos otros estaban temblando

-Rindanse, su Emperador Murió- grito de arriba y estos sorprendidos

-nuestro Emperador murió? quien lo mató? -se preguntaban entre ellos.

Mía proyectó el video en el cielo y ellos vieron como su Emperador Murió.

-Rindanse o sufrirán las consecuencias.

El ejército del Duque se detuvo en seco, indeciso. La noticia de la muerte del Emperador Lu fei los había tomado por sorpresa. Mia continuó:

-¡No hay victoria posible! ¡El pueblo de este reino no será esclavizado! ¡Ríndanse y serán perdonados!-

El silencio se apoderó del campo de batalla. Luego, lentamente, el ejército del Duque comenzó a retirarse, abandonando sus armas y sus estandartes.

Al día siguiente la duquesa Maira y su hija, con el duque rainor estaban en el palacio, junto a los otros duques  del imperio de hordio.

-Un saludo a la nueva emperatriz- se inclinaron

-Hola no, no no, se equivocan no seré su emperatriz y no mandare en este reino- ella los mira

-entonces podemos saber porq...-el duque fue interrumpido `por la duquesa

Tu maldita mujer has asesinado al emperador, como- su hija naiara la calla

— lo lamento señorita mi madre, esta un poco descompuesta, me disculpo por el anterior altercado- la chica se inclina ante mia

-no no te preocupes......-miro a la chica parecía educada y sabe cuando debe callarse un silencio se hizo presente- necesito que me traigan todos los papeles del imperio, las finanzas y todos, entiendo que si ustedes no aceptan este trato no se les hará nada,

-no majestad- uno de los duques - el emperador no se ocupaba del imperio, me gustaría servirle a usted para dejar este imperio libre de hambruna y pobreza como estábamos- decía sincero- Soy Enrique duque del sur. para servirle

—Bueno Enrique, pero los otros también están en contra o no?—Mira a los duques

—No, no, Majestad, todos estamos dispuestos a colaborar. Sólo queremos el bienestar de nuestros ciudadanos y libertad de todos los impuestos—, contestó con humildad el duque del norte, Miguel.

—Estamos cansados de la miseria en la que hemos vivido debido a las guerras—, añadió Antonio, el duque del oeste, con expresión seria y sincera.

La duquesa Maira permanecía callada, con expresión seria y pensativa. Su hija permanecía junto a ella, observando cuidadosamente la situación.

Mía reflexionó unos momentos y finalmente habló nuevamente:

—De acuerdo, acepto su compromiso y su colaboración para mejorar las condiciones del reino. Sin embargo, necesito tiempo para estudiar la situación actual ...ademas tendrá que ver un nuevo emperador

Los otros duques asintieron.

—Tómese todo el tiempo que necesite, majestad. Podemos esperar mientras se ocupa de los asuntos pendientes—, respondió Antonio.

Miguel añade—Estamos seguros de que tomará las mejores decisiones para el futuro del reino. Confiamos en su prudencia y sabiduría en el manejo de estos asuntos.

Mientras la conversación continuaba, la mirada de Mia se posó sobre Naiara y su hija. Percibía cierta tensión en la habitación causada por la presencia de estas dos, especialmente por Naiara, que aún mostraba una actitud desafiante. Pero Mia mantuvo su fachada tranquila y mantuvo la discusión en un tono amigable y respetuoso.

—Gracias por su apoyo, señores. Me aseguraré de revisar los informes y tomar las decisiones más adecuadas. Por favor, no duden en acudir a mí en cualquier momento si necesitan algo.—

Los duques, incluido el duque Enrique del sur, inclinaron ligeramente la cabeza en señal de asentimiento y continuaron hablando sobre las diversas cuestiones que afectaban al reino.

Mientras tanto, Maira intentó mantener la calma y una expresión estoica, pero su hija Naiara pareció percibir su tensión y le ofreció una mirada de apoyo y entendimiento. Parecía estar familiarizada con los hábitos y la personalidad de su madre y sabía cómo manejar la situación.

Mia los miro detenida mente y luego suspiro tocándose el bridge de la nariz

—Pueden irse... y traigan todos los demás informes en unos días. Lo más rápido si es posible— ordenó.

Los duques salieron de la sala, sus rostros reflejando una mezcla de alivio y esperanza.

—No puedo creer que haya aceptado—, dijo Miguel, el duque del norte, con un suspiro de alivio.

—Es un buen augurio para el futuro del reino—, añadió Antonio, el duque del oeste, con una sonrisa.

Enrique, el duque del sur, se mantuvo callado, observando a los demás con una mirada penetrante. —Ella es fuerte, no se deja intimidar—, dijo finalmente, con un tono de admiración. —Y es inteligente—.

Los demás asistieron, sintiendo un profundo respeto por la joven reina.

Mientras tanto, Maira se dirigió a su hija, Naiara, con un rostro sombrío. —No entiendo por qué estás tan tranquila—, dijo, con un tono de reproche. —Esta mujer es una amenaza para nuestro futuro. No podemos permitir que se quede en el poder.—

Naiara frunció el ceño, observando a su madre con preocupación. —Madre, no creo que sea tan simple—, respondió, con un tono suave pero firme.— No hagas nada en lo que te podrías arrepentir

Maira se encogió de hombros, con un gesto de disgusto.—No confío en ella—, dijo, con voz fría

—No podemos permitir que una extranjera se convierta en nuestra reina tu deberías ser la emperatriz.—

Naiara suspiró, sintiendo una creciente sensación de inquietud. —No estoy para el puesto madre, ademas no quiero serlo— dijo, con un tono de desesperación.

—No digas nada, y quédate callada te haré emperatriz porque lo haré—

Paso un día el sol se hundía lentamente en el horizonte, tejiendo hilos de oro en las nubes y bañando la tierra con su suave luz naranja. Mía se encontraba en la balconada de su habitación, con la vista perdida en el paisaje que se extendía frente a ella. La suave brisa del atardecer acariciaba su rostro de manera tranquilizadora, pero dentro de su mente todavía había incertidumbre...

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