Selena buscaba libertad. Huir de su pasado, de los lazos que la asfixiaban, de una vida que ya no sentía suya. Londres era su promesa de renacimiento.
Pero jamás imaginó que su nuevo comienzo la pondría cara a cara con él. Ben. El hombre que en su adolescencia la hizo temblar de rabia... y de algo más oscuro y peligroso que nunca se atrevió a nombrar.
Ahora, como su jefe, Ben la observa con la misma intensidad de entonces, pero ya no hay espacio para juegos inocentes. Cada roce, cada mirada, cada palabra no dicha entre ellos es una chispa a punto de incendiarlo todo.
Él nunca la olvidó. Nunca dejó de desearla.
Selena deberá decidir si sigue luchando contra el deseo que la consume o si se rinde ante una pasión que puede destruirlos... o salvarlos.
¿Puede el amor nacer del odio? ¿Puede el deseo vencer al miedo?
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Capitulo 23: Clínica
Selena:
Camino apurada, para llegar al departamento de Ben, este me dejó las llaves para que hoy nos viéramos ahí, ya que llegaría tarde por asuntos del trabajo, cuando le pregunté de qué se trataba este se notaba un poco contrariado en si decirme o no, pero prometió que luego me explicaría bien, solo me pidió que no le dijera a nadie del trabajo sobre sus juntas fuera de horario.
Sinceramente le dije que estaba bien, si no podía decírmelo que no lo hiciera, yo entendía, este me agradeció e hicimos como si nada.
Estoy afuera del departamento de mi chico, en el camino pase por el súper para comprar los ingredientes que necesito para la cena de hoy, ya tengo todo organizado creo, si me falta algo tendré que salir a comprar, pero bueno eso lo veré a su tiempo, por lo pronto planeo que todo quede fantástico y sobre todo que le guste la sorpresa.
Estos días estuvimos muy unidos, pasando bastante tiempo juntos como novios, todavía siento que todo esto es un sueño, pero si es así espero jamás despertar. Ben no deja de consentirme, está pendiente de mi y siempre sabe qué es lo que quiero aunque a veces se aprovecha más cuando estamos en la compañía, me llama cada vez que puede con excusas absurdas y terminamos haciendo de todo menos algo relacionado con el trabajo, no puedo quejarme, ambos nos damos place* y vaya que lo hacemos, pero aunque me encante que siempre esté deseo** de mi, tengo mucho miedo que los demás empleados de la compañía se enteren, de sólo pensarlo me pongo muy nerviosa. Las únicas que están enteradas por qué yo les conté, son Amanda y Ingrid, ambas están encantadas con lo nuestro.
Al llegar abro la puerta y todo está oscuro, no puedo ver nada, prendo la linterna de mi móvil y intento encontrar los interruptores, todavía no me acuerdo muy bien de todos los detalles de la misma, aunque no sea la primera vez que estoy aqui, escucho un ruido pero no le doy importancia y dejo las bolsas de las compras en la mesada, abro la heladera para guardar la carne, escucho otra vez el mismo ruido, cierro despacio la puerta de la heladera y camino intentando no hacer ruido, el mismo proviene de la habitación de Ben, cuando entro veo a una persona encapuchada, vestida todo de negro con un aerosol rojo escribiendo algo en la pared, intento salir de la habitación pero este se percata de mi presencia, corro pero este me detiene, tira al piso y golpea sin piedad, sin dejarme tiempo para defenderme, todo se vuelve oscuro, hasta que pierdo el conocimiento.
Despierto en una especie de limbo, me encuentro caminando como si supiera hacia donde ir, como si tuviera sentido, pero lo único que veo es una inmensa habitación en la cual solo hay oscuridad, no veo puertas, ni ventanas, dándome la sensación de encierro, todo es igual me estoy comenzando a impacientar, hasta que escucho unos gritos al principio caminó más rápido, pero la misma desesperación me hace correr y no puedo evitar buscar desesperada llevándome a una puerta, de ahí provienen, éstos son muy fuertes y desgarradores, parece que están torturando a alguien y por la voz podría tratarse de una niña, mi pecho arde, comienzo a sentir ganas de llorar, mi cuerpo tiembla y la ansiedad se apodera del mismo, mis piernas flaquean haciendo que termine arrodillada en el piso, varios sentimientos se apoderan de mí, como si yo fuese esa niña que están torturando.
Lo que no entiendo es por qué mi cabeza se empeña en crear estas pesadillas, me tortura con ellas, siento un sentimiento de miedo, mucho miedo pero también asco, aunque no se bien el por qué concretamente.
No puedo entrar a la habitación por más que lo intento varias veces, pero está se encuentra trabada, pateó la puerta y la empujó buscando abrirla o derribarla pero todo desaparece y vuelvo a la realidad. Abro mis ojos de forma lenta intentando adaptarme a la luz, una vez que mi vista está bien inspeccionó mi alrededor. Estoy en una camilla de hospital, otra vez ¡Maldición!.
-¿Selena? ¿Cómo te sientes?-
-¿Por qué estoy de nuevo en un hospital?- suelto malhumorada, busco sentarme y esté me ayuda.
-¿No recuerdas nada?- al escuchar su pregunta, intento recordar, ¿por qué estoy aquí? Y llega a mi una avalancha de imágenes respondiendo mi interrogante.
-Recuerdo ir a tu casa, estaba guardando los ingredientes para la cena cuando escuché un ruido en la habitación, fui a ver de que se trataba y me encontré con una persona toda encapuchada y vestida de negro, grafitiando en la pared, intenté huir pero fue mucho más rápida y me tiró al piso y golpeó hasta dejarme inconsciente, es lo único que recuerdo-
-Pagarán muy caro el haberte lastimado, todo esto es mi culpa, debí tener mayor precaución y seguridad ¿Cómo es posible que hayan entrado así como así a mi casa? Alguien tendrá que responder por lo que te hicieron- se acerca y acaricia mi cabello.
-No te preocupes, no es tu culpa, se nota que alguien quiere asustarnos pero no lo van a conseguir, no me alejaré de tí- suelto decidida.
-Te prometo que tendré mucho más cuidado mi cielo, ahora intenta descansar, iré por el médico-
…
Por suerte los golpes que recibí, solo dejaron moretones en mi piel y no alguna fractura o daño importante, no digo que no me duele todo el cuerpo pero lo bueno es que no tuve que quedarme más tiempo en la clínica.
Estamos saliendo de la misma, Ben me abre la puerta del auto, como el caballero que es, yo sonrió por ello, emprendemos el viaje a dónde se suponía sería mi casa, pero cuando estaciona, observo el lugar y no se parece para nada a mi casa ni al barrio dónde vivo.
-¿Dónde estamos?¿Por qué estacionas aquí?-
-En está casa nos quedaremos, no te preocupes ya mandé a que fueran por algunas cosas para ti y Amanda te mando una valija con tus pertenencias-
-¿De qué estás hablando?¿Por qué nos quedaremos aquí? Tengo casa Ben y ahí es donde debería estar, no es necesario que hagas todo esto-
-¿Cómo esperas que me quedé tranquilo dejandote en tu casa cuando Amanda casi nunca está por temas de su trabajo? Te quedarías sola ¿Y si te pasa algo? No podría cuidarte, por favor no seas testaruda, quédate conmigo en mi casa-
-¿Tu casa?-
-Si es una de mis casas, casi nadie sabe de la existencia de esta propiedad, es como mi refugio, cuando necesito alejarme sin que nadie me encuentre, este es mi lugar y ahora sera nuestro hogar¿Vamos adentro?-
-Esta bien, vamos- sonrió tomando su mano este se acerca y besa mis labios, me duele un poco pero no permito que se aleje, cuando nos separamos por falta de oxígeno, llevo mi mano a mis labios y esté sangra un poco.
-Lo siento, cielo ¿Te duele mucho?¿Te lastime?-
-No te preocupes el dolor es soportable, además extrañaba tus besos, ahora será mejor que entremos quiero conocer la casa-
