Zoe es una joven brillante y apasionada por los videojuegos. Después de años estudiando y perfeccionando sus habilidades en el extranjero, regresa con un sueño claro: Trabajar en Titan Games, la empresa líder en el desarrollo de videojuegos.
Pero hay un problema...
El CEO de la empresa, Leonardo Montenegro, tiene una regla estricta: NO MUJERES en el equipo de desarrollo. Su amarga experiencia con su exnovia, quien lo dejo plantado en el altar, lo convenció de que las mujeres solo traen drama y complicaciones innecesarias.
Zoe, indignada Pero determinada no está dispuesta a dejar que el machismo arruine su carrera. Con la ayuda de su mejor amiga Liliana, una maquilladora profesional, se transforma en Zack: Un chico reservado y serio con un talento excepcional para él código y el diseño de videojuegos.
Logra entrar en la empresa, pero pronto se da cuenta de que mantener su identidad oculta no sera nada fácil.
NovelToon tiene autorización de Alvarez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 23 – Verdades en Cuatro Paredes
Zoe cruzó los brazos y apoyó la espalda contra la pared opuesta a Leonardo, obligándose a mantener la distancia.
—Si piensas que puedes jugar conmigo otra vez, estás perdiendo tu tiempo, Leonardo.
Él la observó con atención, sus ojos oscuros analizando cada matiz de su expresión.
—No quiero jugar contigo, Zoe —respondió con voz baja, pero firme—. Quiero entenderte.
Zoe soltó una risa irónica.
—¿Entenderme? ¿Después de humillarme como lo hiciste en tu oficina?
Leonardo cerró los ojos por un instante y suspiró.
—Sé que fui un imbécil. Lo admito.
Zoe frunció el ceño. No esperaba que lo reconociera tan rápido.
—Entonces, ¿por qué lo hiciste?
Leonardo se pasó una mano por el cabello, como si buscara las palabras correctas.
—Me dejé llevar por el enojo. Por… la decepción y la confusión.
Zoe sintió que su corazón latía más rápido.
—¿Confusión?
Leonardo se acercó un poco, con la mirada intensa sobre ella.
—Sí, Zoe. Creí en ti. Más de lo que me permito confiar en la gente. Y cuando vi que no eras hombre… me sentí traicionado. Aparte de que pensé que me estaba convirtiendo en gay.
Zoe tragó saliva y ahogo una pequeña risa.
—¿Y no se te ocurrió, aunque sea por un segundo, entender como me sentía yo? Que tuve que recurrir a hacerme pasar por hombre para tener una oportunidad.
Leonardo bajó la mirada por un momento, como si estuviera asimilando la verdad de sus palabras.
—Lo pensé… pero el orgullo es un mal consejero.
El corazón de Zoe dio un vuelco. Por un instante, vio en sus ojos algo más allá de la arrogancia y el control: culpa.
Ella respiró hondo.
—Pues sí, lo es. Porque en lugar de escucharme, me echaste de tu empresa como si fuera una delincuente.
Leonardo apretó la mandíbula y desvió la mirada.
—Me equivoqué —dijo en voz baja—. Lo sé. Y sé que una disculpa no es suficiente para arreglar lo que hice.
Zoe se quedó en silencio, sintiendo su pecho apretado.
—Entonces, ¿por qué insistir en trabajar conmigo?
Leonardo levantó la mirada y, sin dudar, respondió:
—Porque quiero arreglar las cosas.
El silencio entre ellos se hizo más profundo.
Zoe sintió que su resistencia flaqueaba. No podía negar que Leonardo tenía un efecto en ella. Que su cercanía la hacía perder el control.
Pero también recordaba el dolor. La humillación.
—Leonardo…
Él dio un paso más cerca, lo suficiente para que ella pudiera sentir su calor.
—Dime qué tengo que hacer para que me creas, Zoe.
Ella lo miró, sintiendo el peso de la sinceridad en su voz.
—No lo sé —susurró—. No sé si pueda volver a confiar en ti.
Leonardo asintió lentamente.
—Entonces, tendré que demostrarte que puedes hacerlo.
Antes de que Zoe pudiera responder, la puerta finalmente se abrió de golpe, y uno de los empleados de seguridad apareció.
—Se quedaron encerrados —dijo con una risa nerviosa—. ¿Todo bien?
Zoe dio un paso atrás, como si necesitara poner espacio entre ella y Leonardo.
—Sí. Todo bien —respondió, recomponiéndose rápidamente.
Salió de la oficina sin mirar atrás, dejando a Leonardo con una leve sonrisa en los labios.
El juego apenas comenzaba.
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Una novela que te atrapa y no logras parar de leer hasta el punto final. Es la primer novela que leo de su autoría y me ha dejado enganchada.
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Una trama buena y dinámica, con una narrativa hermosa y coherente y unos personajes muy bien diseñados.
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Ortografía y redacción... ¡De lujo! (Algo que siempre agradecemos los lectores más exigentes.)
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¡Felicitaciones inmensas a la estimada escritora!
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