El Peso De Tu Mirada.

El verano se estaba terminando y a Penélope aún le costaba adaptarse a su nueva vida, a su nuevo hogar, a sus nuevos amigos, costumbres y país. Un mes después de la fiesta de bienvenida, Penélope había hablado con sus tíos sobre mudarse más cerca de su trabajo. Sofía no estaba del todo de acuerdo, pero Rogelio, que comprendía acepta, aceptó la decisión de su sobrina y le dijo que la ayudaría en todo.

Jorge y Andy, se acercaron a una más a Penélope luego de saber la razón por las cuales no quiere estar en el país. Evan la había ayudado a conseguir un nuevo trabajo, como pasante en una empresa, como limpieza.

Ella, que conocía la limpieza por sus tías, y su abuela en Argentina que trabajaba de eso, le enseñaron. En un mes de tres meses, Penélope se mudaría a su nuevo hogar, pero cada vez que se despertaba miraba por su ventana hacia la ventana de la casa de Dennis.

Había pensado en volver a hablar, pero luego de aquella conversación en el patio del fondo de los padres de Dennis, recordó cuánto la lastimaron, con los comentarios y cómo el mismo Dennis la hizo llorar.

—¡Buenos días! — saludo con rapidez. — Ya me voy, llegó tarde. —

—¡Vale! ¡Que tengas suerte! —gritó Rogelio, al verla salir corriendo.

—¿Ya se fue? — preguntó Sofía. — Se la ve emocionada. —

—Porque lo está. — contestó, levantándose de la silla.

—¿Seguirás enojado conmigo? — lo sigue, abrazándolo por atrás.

—Sí, hasta que reconozcas que eres la principal en lastimar a tu sobrina. — se quedó en el lugar.

Penélope, sale de la casa y ve el auto de Evan, estacionado enfrente, y sonríe, corre para subirse y saludarlo. Mientras conducía, Penélope mira la playa y el mar, le estaba gustando vivir ahí, pero prefería el caos de Argentina, el hermoso caos de su país.

Había estado hablando con tu tía Norma, y preguntándole cómo se encuentra su abuela, pero no pudo soportar el no estar con ella. Normal hermana de su padre, su tía, que siempre la ayudó en lo que podía, se había vuelto su mamá, de cierta manera.

Cuando llegaron a la empresa, Evan despide a Penélope. Estando enfrente del Gran edificio no dudó algún segundo y entró, con la frente en alto y un gran sonrisa. El recepción se encontra con un chico de traje y un bonita sonrisa.

—Hola Buenos días. —

—Buenos días. — respondió.

—¿En que puedo ayudarla? — ella le entrega una papel. — Entiendo, por favor suba al piso 11 gracias. —

Penélope seguía las instrucciones, de su nuevo trabajo como si se tratara de un trabajo serie e importante. En el piso once, se podía ver una grupo de chica sentadas en el lobby, esperando ser atendidas la chica que la había acompañado dejó los papeles sobre otros y se marchó, sin antes desearle suerte a Penélope.

Había pasado una hora, y Penélope es llamada para tener una entrevista con el que sería su jefe, cuando entro a la oficona observa a Clarisa sentada en el asiento de jefa. Se quedó unos segundos parada mirando confundida.

—Hola presiosa — su vos es sirva y firme.

—Hola señora Clarisa. — sonríe nerviosa y se sienta.

—Dime Clarisa, pero no señora no soy aburrida. — comentó graciosa. — Bien se que mi hijo te mando, pero quiero saber si ya te... ah si tienes experiencia en limpieza. —

—Si, solía acompañar a mis tias a su trabajo, cuando era niña. — Apoyo su espalda sobre la silla.

—Si, lo se, hablamos con la empresa en Argentina y hablaron bien de ti y tus tias, mujeres responsable y puntuales, pero un poco habladoras. — le guiña un ojo. — Bueno después de eso, esta todo en orden. —

—Ok, ¿Cuando empiezo a trabajar? — Clarisa sonríe emocionada.

—Mañana quiero que vengas a las 6 de la mañana. — Ella se levanta y se acerca a los estantes. — Este es tu uniforme, puedes decírselo como quieras, Mañana se te asignaran los pisos y oficinas que limpiadas, estas son tus llaves, no las pierdas. —

—Esta bien, una pregunta Clarisa. — ella se quedó mirandola. — ¿Hasta que hora tengo que estar? —

—Entraras a las 06:00 y saldrás a las 17:00 horas. — Penélope asienta emocionada.

—Ah una cosa más. en algunos momentos el presidente te pedira algún favor, tu sola hazlo. ¿de acuerdo? —

—Si, lo que haga falta. — acepta.

—Gracias guapa. —

Penélope sale por la puerta y no ve a las chicas, que estaban anteriormente, no le dio importancia y guarda sus cosas dentro de su mochila, camina feliz y emocionada por conseguir un trabajo estable y con una buen suelo.

Saliendo por las escaleras ve a toda la gente que va y viene, desde adentro puede ver el auto de Evan y lo visualiza hablando por teléfono, pero por enfrente de ella, para una figura femenina, con curvas finas y delgadas, piernas brillosas y trasero firme, reconoció el cabello envidiable con de Florencia, caminando como se fuera un gato.

Se quedó unos segundos mirando la, como menea sus caderas al caminar y continuó, no le dio importancia.

Llegó al auto de Evan y se subido, este la recibió con una gran y acogedora sonrisa.

—¿Como te fue? — pregunto, ansioso.

—Mañana a las 06:00 tengo que estar aquí. — respondió.

—Vamos a celebrar. — dijo encendiendo el auto.

—Evan, otra vez quiero agradecerte por todo lo has hecho por mí, y me has ayudado demasiado. — sus ojos se cristalizaron.

—No debes agradecer nada. Aunque cada esfuerzo tiene su recompensa. — agregó mirando al frente.

En la cada de Dennis, en su habitación, este sale del baño con una toalla envuelta en la cadera, se seca el cabello y con una tijera se corta la unas y acomoda su barba. Su celular no deja de sonar, Florencia insistiendo.

—14 llamadas pérdidas. Tendré que poner horario de llamada. — pone la llamada en alta voz.

—Si cogieras con rapidez el teléfono, no estaría insistiendo. —

—Vale, vale... ¿Qué sucede? — se viste de trabajo azul oscuro.

—Tienes que venir ahora... —

—En 20 estoy lo prometo. — Elvira entra por la puerta.

—¿Señor desayunará? — pregunto sosteniendo la bandeja.

—Sí, tienen veneno trae otro. — ella reí.

Dennis sale en su auto de su casa, directo a su nuevo trabajo como presidente, de la empresa de su padre, su lugar como Jefe de los restaurantes ahora le pertenece a Frederik, aquella conversación con su padre Enrique cambio los pensamientos de Dennis.

Ahora tendría que mantener la imagen de la empresa, este trabajo lo consumirla como consumió a su padre.