💖 NOVELA EN EMISIÓN--NOVELA EN EMISIÓN💖
David Montés un hombre que perdió a sus padres en su adolescencia, el junto a sus hermanos lograron salir adelante gracias a una gran mujer que nunca los dejo solos y ahora es su segunda madre.
Los años pasaron y con ellos David Montés se convirtió en Teniente de la fuerza aérea de los EEUU forjando una gran carrera a base de esfuerzo y dedicación, un hombre honesto y transparente, aunque en un principio se vio motivado a unirse a la fuerza aérea por amor, Brittany Williams fue un amor imposible, ella nunca lo aceptó y al contrario cuando podía lo humillaba, hasta que finalmente se rindió, Pero su amor por los aviones no.
(Saga de la novela: LOS HIJOS QUE ME DIO LA VIDA)
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CAPITULO VEINTITRÉS
David Montés
Entendí la preocupación de Leah, ahora tenemos un objetivo y es definitivamente convencerla de aceptar nuestra ayuda.
Ella nos vio y levantó la mano para indicarnos su mesa, nosotros disimulamos y nos dirigimos a su mesa.
-hola, bienvenidos-- dijo la amable mujer poniéndose de pie -- por favor pónganse cómodos -- dijo.
- muchas gracias- le respondí, yo le di el paso a Leah para que se sentara, luego yo me hice a su lado.
- Hola Yulia, que alegría verlos, ¿y tú cómo estás Tomas?- habló Leah.
- un poco mejor, aunque anoche no dejé dormir a mi mamá, me la pasé vomitando -- dijo y su madre acaricio su cabello y dejó un beso en su frente.
- es por su tratamiento, el Doctor me dijo que era normal, pero por mi hijo no vuelvo a dormir si es necesario-- respondió Yulia y nosotros mostramos una sonrisa tensa.
- mira, te presento a mi novio, el es David Montés-- le dijo a ella, luego se dirigió a mi-- ella es Yulia y su hijo Tomas -- Finalizó
- mucho gusto, estaba muy emocionado por conocerlos -- dije y ambos sonrieron.
- para nosotros también es un placer conocerlo - dijo Yulia.
Nos trajeron la carta, cada quien pidió lo que quiso; Luego nos trajeron el desayuno y comimos a gusto, aunque noté que Yulia le traía sus propios alimentos en un tupper a Tomás y Leah se quedó viéndolos fijamente.
Ella notó que Leah miro el contenedor de vidrio.
- El tiene una dieta estricta -- dijo -- su doctor me dijo que debía evitar los restaurantes por un tiempo --
- lo sé, no te preocupes, no te estoy juzgando, es solo que te admiro y no me imagino que más cosas haces para tener a tu niño bien - le dijo Leah.
- tú más o menos sabes la situación en la que me encuentro, mi vida es una lucha diaria, incluso soy consciente del riesgo que le estoy haciendo pasar a mi hijo al exponerlo, pero no había otra forma de salir sin generar sospecha -- dijo.
- lo siento, no tuvimos en cuenta que tu niño no puede estar en lugares así - dije.
- no se preocupen, he tenido las precauciones necesarias, pero si me lo permiten yo puedo elegir los lugares donde estaremos, no puedo llevar a mi hijo a cualquier sitio, me demoré mucho para escoger esta cafetería para desayunar y está perfecto, no hay mucha gente y está muy limpio -- dijo viendo a su alrededor.
- Eso es cierto, y por supuesto que puedes elegir la mejor opción donde pueda estar Tomás-- dijo Leah y yo asentí.
Ella sonrió en agradecimiento; yo me encargué de pagar los desayunos aunque Yulia insistía que ella lo haría, pero aun así no se lo permití.
Salimos de la cafetería y fuimos a caminar un poco por la zona, Yulia le puso tapabocas y una gorra a Tomás.
Caminamos alrededor de 15 minutos hasta llegar a un kiosco que está enfrente de la playa, estaba sólo así que nos sentamos a apreciar la vista y sentir como el viento te golpeaba en la cara, Tomas se veía feliz, yo observe su felicidad y sonreí.
- hace mucho no vamos a un lugar distinto que no sea un hospital, tomé de sorpresa a Matthew cuando le pedí que me dejara viajar con Tomás, le dije que queria ir Malibú, no quise darle la ubicación exacta donde estaría por precaución, no se opuso para nada, lo único que me dijo es "por fin voy a descansar de ver tu rostro amargado" -- sonrió amargamente, luego parpadeo varias veces para devolver las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos -- me dio dinero y se fue desde ayer al medio día, no lo volvimos a ver --
Analice las palabras de Yulia, pero la frase "desde ayer a medio día no lo volvimos a ver" quedó dando vueltas en mi cabeza, estoy pensando en algo y no creo que sea casualidad, ahora estoy seguro de que la persona que estaba siguiendo a Leah era él, lastimosamente él puede entrar a la base sin problema, ya que él es miembro de la fuerza aérea y más porque es Capitán.
Leah se dio cuenta de que me perdí en mis pensamientos y me acarició el brazo sutilmente, yo salí de mis pensamientos y me volví a unir a la conversación.
- Quisiera saber que le gusta a tu hijo -- dije y el niño giró su carita hacia mi emocionado-- ya que tengo tu atención ¿qué es lo que más te gusta? Yo te lo puedo comprar-- le dije y él sonrió.
- me gustan mucho las tracto mulas, siempre he querido una con muchas luces y control remoto-- dijo saltando en un solo pie.
-- yo te lo puedo comprar, pero debemos pedirle permiso a tu mamá para que acepte el regalo ¿te parece?-- él asintió muy obediente.
Se acercó a su mamá y le pregunto-- ¿mami, si puedo recibir el regalo del señor?-- puso sus manitos en forma de súplica y yo sonreí, tiene un buen truco para convencer.
Yulia sonrió y luego asintió -- está bien mi cielo, pero con una condición, debes tomarte todos tus suplementos sin oponerte -- le dijo y el niño arrugó por un momento su cara.
- está bien, Pero ¿los amargos también?- dijo.
- así es, los amargos también - le recalcó su madre y el soltó el aire retenido.
- Está bien, dijo -- por un momento quedó aburrido, Pero luego recordó mi ofrecimiento y su rostro se iluminó -- ¡¡Yupiii, tendré mi juguete favorito!!-- dijo feliz.
- si quieren podemos ir ya por él-- dije y mire a las dos adultas a mi lado.
- ¡Siii, mamá, ¿podemos?- preguntó.
- claro que sí, pero ten cuidado, no gastes mucha energía, recuerda que tienes que ayudarme a cuidarte mi corazón - le dijo y el niño movió su cabecita asintiendo.
Yulia busco en su teléfono la ubicación de una juguetería, y después de tanta búsqueda encontró una, nos dirigimos allá, fuimos en buen momento porque justo había demostración de tracto mulas, vimos todo un desfile, nos mostraron las funciones de cada una y con mucha paciencia encontramos una que a Tomás le encantó, así que la compré sin pensarlo, Yulia intento oponerse por el precio que tenía, pero no la dejé, no le iba a dañar la ilusión a su hijo, además ella ya me había autorizado para darle su juguete, ya no era tan sencillo decirle a Tomás que no y romper sus ilusiones, así que finalmente el recibió lo que quería.
Nos entregaron el juguete en una caja, ya que era demasiado grande, Yulia le pidió el favor a los de la tienda que se lo hicieran llegar al hotel donde se estaba hospedando y así lo hicieron sin problema.
- ¿ahora a dónde quieren ir a almorzar? - pregunté
- vi un restaurante por internet que se ve bastante bien, pero yo los invito, si no me dejan pagar me iré y no volveré a aceptar una salida con ustedes- dijo Yulia, Leah y yo nos reímos.
- Está bien tú pagas, pero entonces dinos dónde es- dijo Leah.
- se llama "the penthouse", es muy lindo y fresco, además que vi su menú y Tomás puede comer algo de la carta sin problema -- dijo y ese fué un argumento suficiente para ir a ese lugar.
Llegamos y efectivamente era un buen sitio, fresco y agradable, el mesero nos ubicó en una de las mesas separadas por cortinas.
Nos trajeron el menú, y elegimos lo que queríamos para almorzar, mientras nos traían lo que pedimos, Leah habló.
- queremos hablar contigo de algo-- Yulia la miro sin comprender lo que dijo.
- ¿sobre que? -- preguntó
- sobre ti, y en especial, sobre tu hijo y el futuro- dijo Leah.
- no estoy comprendiendo-
- verás, sucede que tú situación me dejó muy preocupada, no mereces vivir como lo estás haciendo, tu me dijiste que ya no querías vivir más con Matthew ¿no es así?-- le recordó.
Favorablemente el niño estaba muy entretenido con un libro y unos colores que le dió el mesero y no estaba pendiente de la conversación que se inició.