Emma Varela, una joven de 18 años, ha pasado los últimos cinco años de su vida intentando olvidar el trauma de un accidente automovilístico que no solo dejó cicatrices físicas, sino que también le arrebató a su mejor amiga, Sofía. Emma se ha refugiado en los estudios y la natación, evitando a toda costa recordar aquella noche fatídica.
Su mundo comienza a tambalearse cuando Gabriel Muñoz, un joven misterioso y reservado, llega a su escuela. Gabriel, con una mirada cargada de secretos y una actitud distante, se convierte en el centro de atención de todos, pero es a Emma a quien él parece observar más detenidamente.
A medida que Emma y Gabriel se van conociendo, ella descubre que él también tiene su propio pasado doloroso. Ambos empiezan a apoyarse mutuamente, y una conexión profunda surge entre ellos. Sin embargo, emma pronto se da cuenta de que Gabriel sabe más del accidente de lo que el admite.
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Capitulo 23: Descubrimientos Inquientantes
La revelación de la verdad detrás del accidente de Sofía trajo un alivio a Gabriel, pero también dejó una serie de preguntas sin respuesta. Emma y Gabriel estaban decididos a seguir adelante y explorar cualquier pista adicional que pudiera arrojar más luz sobre la trama en la que se habían visto envueltos. Sabían que Valenzuela y sus socios eran solo la punta del iceberg, y la intriga parecía profundizarse a medida que avanzaban.
Un día, mientras revisaban los documentos y pruebas recolectadas, Emma encontró un archivo que había pasado desapercibido anteriormente. Estaba marcado con una etiqueta que decía “Confidencial” y contenía una serie de registros financieros y de reuniones que no parecían tener ninguna relación directa con el caso de Sofía.
—Gabriel, ven aquí. Creo que he encontrado algo —dijo Emma, su voz cargada de emoción y preocupación.
Gabriel se acercó rápidamente y miró los documentos con atención. Entre las páginas, encontraron registros de pagos a varias cuentas offshore y citas con nombres codificados que parecían corresponder a altos funcionarios y empresarios.
—Estos pagos son enormes —comentó Gabriel, su mente trabajando a toda velocidad—. ¿Qué crees que están tratando de ocultar?
Emma asintió, frunciendo el ceño mientras revisaba los registros.
—Es difícil decirlo con certeza, pero estos pagos podrían estar relacionados con sobornos o lavado de dinero. Y esos nombres codificados... podrían estar vinculados a una red mucho más grande de la que pensábamos.
Decidieron investigar más a fondo y, con la ayuda del Dr. Martínez, rastrearon algunas de las cuentas offshore mencionadas en los documentos. A medida que profundizaban, descubrieron conexiones con organizaciones criminales y políticos influyentes en el país. El alcance del caso parecía expandirse exponencialmente.
—Esto es enorme. No solo estamos hablando de corrupción local, sino de una red criminal internacional —dijo el Dr. Martínez, con una mezcla de asombro y preocupación.
Emma y Gabriel se dieron cuenta de que estaban tocando un tema extremadamente delicado y peligroso. Necesitaban tener cuidado para no alertar a los involucrados ni comprometer su seguridad.
Una noche, mientras revisaban una serie de correos electrónicos de contacto que habían encontrado en el archivo, Emma notó un patrón preocupante. Parecía que había una serie de reuniones y contactos con una empresa de seguridad privada que estaba involucrada en la protección de información confidencial para empresas y personas influyentes.
—Esto podría ser una pista importante —dijo Emma, señalando los correos electrónicos—. Quizás esta empresa de seguridad está vinculada al encubrimiento de Valenzuela.
Decidieron investigar la empresa de seguridad y descubrieron que había estado involucrada en varios casos de encubrimiento y manipulación de información para sus clientes. Contactaron a un periodista especializado en corrupción corporativa, Pedro Castillo, quien tenía una buena reputación en la exposición de crímenes financieros.
Pedro accedió a reunirse con ellos y, después de revisar la información que le proporcionaron, se mostró preocupado por la magnitud del caso.
—Esto es más grande de lo que imaginaba —dijo Pedro—. Pero si estamos hablando de una red internacional, tendremos que movernos con cuidado. Necesitaremos pruebas sólidas para exponer todo esto.
Mientras trabajaban con Pedro para recopilar más pruebas, Emma y Gabriel comenzaron a recibir amenazas anónimas. A veces eran llamadas telefónicas inquietantes, otras veces, notas dejadas en sus casas. Cada amenaza parecía confirmar que estaban tocando un nervio sensible.
Una noche, después de recibir una nota particularmente amenazante en su apartamento, Emma y Gabriel se reunieron con el Dr. Martínez para discutir sus próximos pasos. La preocupación se reflejaba en sus rostros.
—Las amenazas están aumentando. Creo que es momento de considerar medidas de seguridad adicionales —sugirió el Dr. Martínez—. Necesitamos estar protegidos mientras seguimos con esta investigación.
Emma y Gabriel aceptaron el consejo y comenzaron a tomar precauciones. Contrataron seguridad privada y reforzaron la protección de sus hogares. Sin embargo, no dejaron que el miedo los detuviera. La investigación continuó, y con cada descubrimiento inquietante, se acercaban más a revelar la verdad oculta detrás de la red criminal que habían empezado a desenmascarar.
La sensación de estar tan cerca de algo tan grande y peligroso era abrumadora, pero también les daba una motivación renovada. Sabían que estaban en una carrera contra el tiempo y contra poderosas fuerzas que harían cualquier cosa para protegerse. A pesar del riesgo, estaban decididos a seguir adelante y exponer toda la corrupción que habían descubierto, con la esperanza de que al hacerlo, lograrían hacer justicia y proteger a quienes podrían estar en peligro.