Objetivo: Venganza

ELISA

Aunque estaba feliz de salir con Mateo, Rodrigo arruinó completamente mi estado de ánimo, así que me despido de Mateo, prometiéndole que saldríamos en otra ocasión. 

Si tan sólo no hubiera aparecido mi "novio", mintiendo descaradamente sobre su supuesta prima, sólo para cubrir que es su conquista y luego tratarme de "tontita", estaría feliz. 

-¿Volviste tan pronto? Pensé que te quedarías más tiempo, sobre todo después de haber escuchado semejante confesión- dice mi madre, cuando entro a la casa. 

Inmediatamente me sonrojo, recordando lo claro que fue Mateo con respecto a querer conquistarme, cuando mi mamá preguntó, sin saber que yo estaba escuchando.

-Sucedió un contratiempo, así que tuvimos que volver, pero espero poder salir con él nuevamente pronto- respondo. 

-Me gusta ese chico, me miró directamente y sin ninguna duda en sus palabras- dice mi madre -ojalá tu padre hubiera estado tan seguro en nuestro tiempo, casi tuve que arrastrarlo a una relación- se queja. 

-No quiero saber- me río, sintiéndome más relajada. -También me gusta él- digo, hablando en serio. 

-Sólo recuerda terminar con el otro pronto- me insiste mamá. 

-Lo haré- lo haré cuando sea su momento. Creo que es hora de aumentar la presión. 

Tomando la decisión, lo primero que hago durante la noche, es hacer una llamada anónima a la policía por ruidos molestos, dando la dirección de Rodrigo, porque si sé algo, es que volvió a buscar a su supuesta prima y deben estar en su departamento. No es mucho, pero me siento un poco mejor sabiendo que tendrá una llamada de atención de la policía. Esa noche duermo muy bien. 

El lunes siguiente, llego al trabajo casi a la hora, ya que me quedé dormida y cuando llego me doy cuenta de que hay una discusión. 

-¿Qué está sucediendo?- pregunto a un compañero de trabajo. 

-Tu novio y Mateo están discutiendo- responde, sorprendiéndome. Inmediatamente me adelantó, para ver de qué va la discusión. 

-Te estoy diciendo que debes haberte equivocado- está diciendo Rodrigo, con una sonrisa un poco tensa. 

-No, es en serio. No hay error, así que me pregunto por qué estás mintiendo- devuelve Mateo. 

-¿Por qué están discutiendo tan temprano en la mañana?- pregunto, ya que estoy muy curiosa. Al escucharme inmediatamente ambos ven hacia mí. 

-Buenos días- saluda Mateo con una sonrisa. 

-Hola- respondo, tratando de no sonrojarme. 

-Mi amor, ¿cómo amaneciste?- pregunta Rodrigo, viniendo hacia mí, inmediatamente la sonrisa de Mateo desaparece y eso es una pena, así que ni siquiera dejo que Rodrigo se acerque, deteniéndolo. 

-Rodrigo, ¿por qué estás discutiendo y molestando al resto de nuestros compañeros?- pregunto, haciendo un gesto al resto de las personas que están viendo. 

Él se detiene y pone una cara de víctima. 

-Amor, no es que quiera molestar al resto, pero aquí Mateo está acusándome de ser un mentiroso. Lo peor es que está atacando una herida demasiado dolorosa- explica. 

Y ahora qué está tramando. Dios, dame un respiro. 

Cambio mi mirada hacia Mateo, quien mira hacia Rodrigo como si quisiera enterrarlo vivo o algo igual de doloroso. 

-¿Mateo?- pregunto. 

-Durante el domingo, hice un viaje por razones personales y durante ese viaje conocí a los padres de Rodrigo. 

¿Padres? 

-Pero Rodrigo siempre ha dicho que se crió en un orfanato- digo, no comprendiendo. ¿Será que mintió en eso también? 

-Y eso es cierto, él debe haberse confundido- insiste Rodrigo. 

-No lo hice. La pareja, ya de edad, me contó que Rodrigo se fue de la casa apenas terminó de estudiar y que nunca más ha ido a visitarlos, tampoco saben dónde vive para venir a verlo. Ni siquiera acudió cuando uno de ellos estaba muy enfermo- relata Mateo. 

-Eso no es cierto. No tengo padres. Nunca he tenido padres- Rodrigo pareciera que va a llorar y a mi espalda, escucho la simpatía de algunos de nuestros compañeros. 

-Quizá hablaban de otro Rodrigo y tú te confundiste- dice Carolina. 

-Seguramente fue eso- salta Rodrigo. 

-Me pregunto si te avergüenzas de ellos por ser campesinos y de pocos recursos- dice Mateo, como si no hubiera escuchado nada. -Aunque eso sería muy canalla, viniendo de alguien de tu edad. 

-Maldito, deja de decir tantas mentiras- se enoja Rodrigo -si tuviera a mis padres, nunca me avergonzaría de ellos. 

No digo nada, porque también estoy confundida. Claro, creo en lo que dice Mateo, pero no sé a dónde quiere llegar con esto, cuando es él el que está quedando mal aquí y no tengo idea de cómo ayudarlo. 

-No miento y me irrita que me acuses de eso, cuando eres el único mentiroso.

-¿Tienes alguna prueba?- pregunta alguien más. 

-Pensé que nadie lo preguntaría- dice Mateo, luego rebusca en su bolso y saca un álbum de fotos.

-Ellos me pidieron que te mostrara esto, para hacerte recordar y ver si ablandaba tu corazón- luego Mateo me tiende el álbum y al abrirlo, inmediatamente me doy cuenta de que se tratan de fotos de la infancia de Rodrigo, también de la adolescencia, junto a una pareja, la que es más que obvio, familia de él.