La historia de Brandon Nixon y de Rita Valdéz es un relato conmovedor de resiliencia y redención. Después de que un evento traicionero lo dejara en silla de ruedas, Brandon se encuentra en una encrucijada, no solo enfrentando las limitaciones físicas, sino también el dolor emocional de una traición. Rita por su parte busca desesperadamente un respiro del ambiente tóxico creado por su esposo agresivo. al aceptar el trabajo, como cuidadora de Brandon, Rita no solo encuentra un escape temporal, sino también una oportunidad de sanar y de reconstruir su vida. A través de su mutua dependencia, Brandon y Rita desarrollan una amistad inusual, pero fortalecedora, demostrando que incluso en medio de la adversidad, la esperanza y la compasión pueden florecer, ofreciendo nuevas perspectivas de vida y de amor.
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Capitulo 7 Expulsado del pais
(*Rita)
Siento que me duele el corazón, lo sentí partir en mil pedazos, tan ciega estaba.
Recibía un golpe tras otro, no solo mi esposo sufrió un ataque al estar en un motel con otra mujer, sino que tenia otra esposa.
Después de oír eso sentía que todo me aturdía, el "tic tac" del reloj lo tenía dentro de mi cabeza, cada sonido se multiplica por más mínimo que sea, todo me aturde, todo me pone mal, la respiración se me entrecorta, mis pulsaciones se aceleraron, debía salir de ahí, debía huir, el aire me faltaba. Era mucho para mí, la bronca la sentía amarga y que me raspaba la garganta, deseaba poder gritarle, pegarle, desahogarme contra Ramón. Pero no podía, estaba internado por su difusión cardíaca que el mismo se buscó, debido a su vicio a fumar, quemaba dos cajetillas en un corto tiempo, y ahora podía darme una idea de sus constantes viajes y comencé a preguntarme, si era por su trabajo o solo una de sus mentiras para cumplir en su otra casa, como no lo presentí, como no lo dude, que pasa conmigo, lo odiaba, mucho, por todo, no solo por su manera brusca a la hora del sexo, pero a la vez, ya que nos casamos, esperaba hacerlo funcionar.
"Fui una idiota"
Lo tenía todo bien calculado, jamás se mostró molesto por mis horas de trabajo, al contrario, me alentaba a que me haga una carrera, en ese sentido era condescendiente.
Claro que quería que trabaje, su sueldo no daría abasto para mantener dos casas, y si es verdad de sus dos hijos se que no es nada barato.
"Idiota, idiota", repito una y mil veces.
No puedo gritarlo, no puedo decirlo, debo mantener una sonrisa cortes, olvidar mis emociones y enfocarme en mi trabajo.
Las personas necesitan un aliento para seguir, para continuar, necesitan alguien que les muestre un rayo de sol, no alguien que solo hable de sus penas y dolores. Terminarían pidiendo la eutanasia, y mi meta es que amen la vida y vean lo bueno de ella, no que ya no quieran estar.
Qué dilema, debo evaluar bien todo, pensar con claridad que hacer, pero en mi estado actual no puedo.
No tengo amigas confidentes, mi abuela me había aconsejado que no era bueno divulgar a alguien tus secretos, que las personas son envidiosas de por sí, y buscarán la manera de verte arrastrada por el piso, sin importar si han jurado lealtad de ser tus más íntimos amigos.
El sueño me abandono, no podía dormir, el único momento que descanse fue cuando me desmaye por el impacto que me provocó enterarme de todo.
El abogado Prieto, me lo relato como un informe más, sin una gota de empatía, se ve que está acostumbrado a trabajar con casos así. Porque dudarlo, recordé por lo que pasó con el señor Brandon, lo que sufrió a causa de la traición de su esposa con su abogado.
Yo no quede en sillas de ruedas, pero era como si estuviera inmovilizada en un espacio y tiempo irreal, me costaba querer creer.
¿Quién podría tener la sangre tan fría para engañar a ese nivel?
¿Quién podría ser tan cruel de jugar con las emociones de una persona?.
Solo tenía un nombre esa persona y era Ramón Núñez.
Por él me vestía de manera decente, si usaba algo corto me decía
"No es necesario que vistas como callejera para mostrar tu belleza".
"Si te dicen algo en la calle no te quejes, tu te lo buscas por usar cortó y mostrar todo"
Casi no usaba maquillaje porque él decía que no lo necesitaba. Tantas cosas que me gustaba hacer deje de hacerlo por él.
¡Ya no!
Me vestí usando únicamente un saco como vestido, con lencería de encaje negro abajo. De ahora en más vestiría como me gusta, me maquillo para mostrarme que no me dejaré estar por un infeliz que no supo valorarme.
Le entregué todo de mi, hasta mi virtud al creer que era el indicado, al creer que en verdad me amaba.
Saco a fluir mi propia esencia, si alguien quiere celeste que le cueste. Ya no me convencerán con halagos y regalos.
Salgo suspirando pesado, debía ir al sanatorio a ver su evolución, no quería, pero debía para cerrar de una buena vez todo este asunto.
Al aproximarme a la puerta escucho que una rubia llena de bótox le grita improperios al señor Brandon, se le ríe en la cara de manera maliciosa, como para herirlo. Sentí un coraje, tenía ganas de arrancarle todas las extensiones.
¿Quién se cree?
Tanto me costaba animarlo, me dió trabajo levantarlo de ese estado depresivo en que lo encontré hace meses atrás, y está maldita arpía le dice todo esas palabras tan llenas de veneno, era una víbora que escupía todo su veneno, mejor que trague su saliva y se envenene ella misma.
Me aproximó lentamente, estaba por decirle sus verdades cuando noto como me mira. La envidia le saltaba de los ojos, me hizo una radiografía de arriba abajo.
Por lo que, en vez de decirle algo, opte por hacerle ver que todo lo que decía no era verdad, bese al señor Brandon en su mejilla, dando a entender que estubimos juntos, acompañado de un gesto coqueto para completar la escena.
Por la cara que puso, mi pequeña acción tuvo el efecto buscado, se notaba como se ahogaba en su propio veneno.
No quería perder, siguió menos preciando al señor Brandon al tratarlo de algo desechable, al hablar en doble sentido.
Me hizo enojar por lo que no pude aguantar llamándola "idiota".
El señor Brandon al darse cuenta que el ambiente se puso muy tenso y costaba respirar, se ofreció a llevarme, siguiéndome el juego, ví en su rostro un brillo particular, al darle de su propia medicina a esa arpía que solo quería dañarlo.
Me acompaño al sanatorio, la condición de Ramón seguía igual, deseaba que mejore y sepa que ya no estoy ciega, que se toda la verdad.
Con el abogado Prieto presentamos la demanda, descubrimos que no era el verdadero Ramón Núñez, había fallecido hace dos años en un accidente.
Este que ocupaba su lugar había robado su identidad, se aprovechaba de ese modo viviendo a costa de las mujeres que conquistaba.
"Que suerte la mía"
"Toda la calaña me seguía"
Al ser muy buscado en el país vecino, lo reportarían para que lo juzguen y sería expulsado del nuestro, sin la posibilidad de volver.
Todo este asunto era muy estresante, me estaba desgastando, por lo que trataba de animarme ayudando a quien necesitaba de mis servicios, manteniendo mi mente ocupada evitaba que me derrumbe.
*
Pasaron dos meses, el señor Brandon se sentía con más fuerza, había dejado la silla de ruedas, se movilizaba con un bastón de tres patas, sus movimientos eran cortos al principio, después cada vez más firmes, no podía negar que la doctora japonesa que traje lo había ayudado bastante.
Me llamaron del sanatorio dándome la noticia que Ramón ya estaba listo para el alta.
Salió de ese estado de coma, hace un mes, debía actuar con calma para que no le dé un paro y se muera ahí, debía pagar por todo lo malo que hizo, pensando en ello suspiré pesado, trague la bronca y ponía mí mejor sonrisa.
Me daba asco tener que hablarle, evitaba que me roce, inventaba que no debía tener ninguna actividad extra para mejorar pronto, usaba de escusa el tiempo corto de visita y mi trabajo para estar el menor tiempo posible.
Llame al abogado para avisarle como me pidió que hiciera.
-Te acompañamos Rita. Me anunció el señor Brandon sorprendiéndome atrás de mi con su bastón en la mano de una sola pata, le daba un toque de elegancia.
-Se lo agradezco... Pero me gustaría enfrentarlo sola. Le anunció tomando otra bocanada de aire como para darme fuerzas.
-Deja que te apoye en esto... Jamás lograría estar así sin tu perseverancia... Aunque no lo quieras admitir... Has tenido mucho que ver en darme los ánimos para no dejarme estar. Me dice serio.
-Puede acompañarme... Pero le voy a hablar a solas. Le digo.
Llegamos al sanatorio, mi corazón latía a mil por hora, con el abogado coordinamos unos puntos ni bien llegó.
-Lo único que debe hacer es saludarlo como si nada y yo ingresaré a dar las noticia. Me dijo.
-Como guste. Le respondí suspirando, el abogado intentaba que todo salga de acuerdo a lo planeado.
Ingresé viendolo sentado siendo revisado por el doctor y escuché que le dijo.
"DEBE DEJAR DE FUMAR"
-Que suerte Rita... Debemos regresar a casa. Me dijo ni bien me vio.
Me realizó un estudio de mi atuendo y frunció el ceño, señal que no aprobaba el pantalón ajustado que marcaba mis glúteos, ni la camisa blanca escotada al cuerpo.
-Ram... Es bueno que estés bien. Le dije y suspiré profundo, tragando las palabras al querer gritarle.
En eso ingreso el abogado Prieto.
-Buenas... Soy Prieto Victor... Abogado. Le dice.
-Sabes que no nos conviene divorciar. Me dice mi ex mirándome serio.
Él al decir eso me recordaba lo de los vídeos, me amenazaba con hacerlos público.
"MALDITO"
Ya los había publicado el muy maldito y facturaba a mi costa.
-No se trata de eso señor. Le responde Prieto, que me miro como diciéndome que no conteste a la provocación que intentaba hacer mi ex.
-Entonces... A qué se debe su presencia. Le pregunta serio.
En eso ingresan unos oficiales.
-SEÑOR JUÁREZ FELIX... SE LO ACOMPAÑARA PARA QUE ABORDE UN AVION... QUE LO LLEVARA A SU PAIS... DONDE SERA JUZGADO POR LOS CRIMENES QUE SE LE ACUSAN... SERA NOTIFICADO DE DICHOS CRIMENES EN EL JUICIO... LO ACOMPAÑARA UN REPRESENTANTE LEGAL. Le dijo el oficial.
-NO ENTIENDO... RITA... ES UNA ARTIMAÑA... SOLO QUIEREN SEPARARNOS... NO CREAS EN LO QUE TE DICEN... SABES QUE POR MI TRABAJO VAN A QUERER SACARME DEL MEDIO... YA TE LO EXPLIQUE. Me dice, mientras un médico se mantenía próximo y los oficiales se lo llevaron.
Quise gritarle, pegarle, pero como debía mantener la distancia por si me atacaba de algún modo y sobre todo solo deseaba que se esfumará, no quería volver a verlo.
Todo el cuerpo médico miraba sorprendido lo que sucedía.
#Rita... Hoy es mi despedida de soltera... Estás invitada. Me envió Bianca un audio.
Suspiré pesado, la verdad mi ánimo estaba por los suelos con todo lo que me estaba pasando, y no lo había divulgado, sola llevaba mi duelo por dentro.
Quedé parada mirando como lo llevaban, como esperando que desaparezca y sentirme libre por fin.
Pero no me sentía feliz, al contrario me sentía desdichada, toda la vida sobre la que construí mis cimientos, era una ilusión, una mentira, que creo un maldito infeliz.
Sentí que me tomaron del hombro, me gire y ví al señor Brandon, me desplome en sus brazos, como buscando el calor del consuelo.
-Ya terminó... Tienes toda una vida por delante... Eres joven... Profesional... Puedes lograr lo que quieras. Me susurró mientras me apretaba contra él.
Me retire secando unas lágrimas que deje escapar.
-Gracias por acompañarme. Le dije con la voz cortada.
-Salgamos de aquí... ¿Quieres ir a algún lado?. Me pregunta.
-Si no le molesta a mi casa. Le respondí.
Deseaba ir a quemar todo lo que era de ese maldito infeliz.
-Claro... No hay problema... De paso iré a una reunión... Gracias a tus cuidados me siento más fuerte. Me dijo alzando su bastón enseñando como que no lo necesitaba casi.
-Me alegro por usted. Le respondo.
-Creo que hay confianza entre ambos... Me has visto mis glúteos más de una vez cuando me inyectas... Eso da lugar que nos tuteemos. Me dice robándome una sonrisa.
-Como gustes. Le digo acentuando la última sílaba.
Me dejaron en mi casa, lo primero que hice fue tomar una botella de licor, beberlo del pico y dirigirme al armario del infeliz a sacar todo, formando una hoguera en el patio. Bebi el licor brindando por mi libertad.