Kristen pertenece a una familia de asesinos y para poder sobrevivir tendrá que matar. Experimentará todo tipo de dolor hasta perderse a si misma, olvidará quien fue alguna vez y comenzará a matar a todos sin importar quienes sean.
Pesadillas, voces y un sujeto que siempre está a su lado. ¿Cómo será el final de Kristen?
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El príncipe
La luz solar y la humedad la despertó, durmió en esa fuente y su piel se había puesto muy arrugada y pálida. Kristen suspiró y tiró el chaleco que traía puesto al suelo. Regresó a su habitación y se cambió de ropa, ella tomó de su armario arco y flechas.
—Hora de cazar. —El sujeto simplemente la observó, Kristen ya estaba harta de verlo parado de la misma maldita forma y sin hacer nada. —¿Se puede saber porque no hablas?
—No quiero, simple. —Ella arrojó molesta un cuchillo pero, él solo agachó la cabeza y dejó pasar al cuchillo que luego se clavó en la pared.
Después de caminar alrededor de una hora, encontró la cerca y cruzó del otro lado del bosque, esa era un área para cazar. De vez en cuando la familia real venía allí a organizar sus estúpidos juegos.
En lo primero que kristen puso la mirada fue en un conejo y ella preparó su arco, estiró su mano a la altura de su pecho con fuerza y soltó la flecha la cuál aterrizó en la cabeza del animal que ahora se movía dando espasmos.
—Buen tiro. —Habló el sujeto sorprendiéndola.
—Ajá. —Kristen se acercó donde el hombre pero, este se deshizo como si fuera humo esparciéndose.
Después de matar a más animales, ella hizo una fogata y los cocinó y se los comió. Luego regresó a su habitación y tomó una bolsa de monedas y se la puso en el bolsillo.
—Bienvenido joven apuesto.
Kristen no respondió y entró al burdel. Había mucha música y mujeres riéndose de placer y otras fingiendo pena al ver a los nuevos. La vista de Kristen fue a parar en un chico de tez morena y suave, cabello dorado y ojos de igual forma, lucía como una bestia.
—¿Quién es ese? —Le preguntó a la mujer que no se había callado y solamente preguntaba que a quien iba a escoger.
—Es un esclavo vendido a la casa de placer, llegó hace poco y ya muchos lo codician. No es el único mi señor, de hecho, hay un hombre que quiere comprarlo.
—Lo quiero a él hoy.
—Pero… —Kristen miró a la mujer con toda la intención de matarla. —Esta bien mi señor.
La mujer se levantó y se arregló mejor el vestido que traía puesto, ella se acercó al joven quien se encontraba en el otro lado del salón. Ella le susurró algo al joven al oído y luego él caminó a la dirección donde estaba Kristen.
—Mi señor, dijeron que quería verme. —Kristen tomó el vaso de vino y lo bebió de un trago.
—Así es, hoy me apetece algo nuevo. —Kristen se levantó y le extendió la mano al joven, quien sin duda alguna la aceptó mostrando una actitud muy coqueta y carismática.
En el palacio, la emperatriz se encontraba algo molesta debido a que, su hijo había vuelto a salir a escondidas.
—Es de noche, estas no son horas de dar un paseo. —La mujer mantenía una expresión fría y seria. —Rápido, encuentren a su alteza. —Los soldados hicieron una reverencia y luego salieron con prisa.
—Su alteza, regresemos por favor. —Mientras tanto, Jaime intentaba convencer al príncipe para poder regresar al palacio y no estar en las calles a esta hora. Y mucho menos en una zona como esa.
—Haz silencio Jaime, ya te conté que ando buscando a alguien y deseo verla realmente. —El guardia personal volteó los ojos con incredulidad.
—¿En un burdel? —Jaime le cuestionó al príncipe y él asintió.
—Pues es el mejor lugar donde encontrarla, tu mismo me lo contaste. —Jaime se puso ambas manos en el rostro y las deslizó con poca delicadeza.
—Era un rumor, le dije su alteza. Si tanto desea a esa Russen porque no va y le pide la mano de ella a su padre.
—¿Qué? ¡no!, no estoy enamorado de ella. —Confesó el príncipe pero, Jaime le dio unas palmaditas leves en la espalda.
—Por supuesto y yo soy un gigante feroz. —Jaime dijo con sarcasmo.
El príncipe tomó el picaporte y lo giró, se quedó algo sorprendido al ver ese nuevo mundo. Un montón de mujeres vinieron sobre él como moscas, cada una de ellas levantando sus faldas y mostrando la mercancía. Todo esto hizo que él príncipe se sonrojara.
Mientras el príncipe intentaba resistir ante tanta tentación, miró y observó en una esquina del burdel, una cabellera blanca. Y tuvo mucha curiosidad de descubrir quien era esa persona.
Por otro lado, Kristen bebía junto con la compañía del joven que ella había escogido.
—Mi señor, ¿No cree que es demasiado?
El joven intentó detenerla y le quitó la copa dejándola en la mesa, él se acercó a ella y la besó. Primero fue lento pero, luego ella tomó el control y comenzó a profundizar agresivamente, dejando al joven respirando fuertemente cuando se separaron del beso.
—¿Señor? —Kristen volteó para ver quien molestaba y miró a ambos jóvenes con una expresión de confusión.
—Señorita, —el príncipe le habló y Kristen se quedó viéndolo sin responder. —La he buscado por tres años, bueno, supongo que me ha olvidado.
Cabello rojo y ojos verde esmeralda, Kristen reflexionaba, entonces, no pasó tanto tiempo para que la mente de ella se refrescara.
—Oh, con que es usted, cuanto tiempo. Fue una mala decisión venir aquí su alteza. —Lo último no lo dijo tan fuerte, solamente apenas audible para el príncipe.
Y Kristen se levantó y en una fracción de segundos, ella se acercó y apuñaló al príncipe.
«Me ha arruinado la noche», Kristen iba a irse pero el guardia del príncipe sacó su espada y pronto muchos comenzaron a murmurar sobre la situación y preguntándose a quien había apuñalado y dejado en el suelo. Nadie interfirió pero, observaban todo curiosamente.
—¿Cómo te atreves a herirlo?, mereces morir.
—Sí, y el morirá porque quieres detenerme, mi daga estaba recubierta con veneno y créeme es de buena calidad. —Ella se acercó al guardia y palmeó su hombro sonriendo y luego salió del local dejando a todos atónitos.
Mientras Kristen regresaba a la residencia no podía evitar tambalearse de un lado a otro, se sentía cansada y con algo de hambre también. Ella suspiró molesta y se acostó al lado de la carretera, ya no tenía ganas de seguir caminando. Le dolían los pies y quería descansar un poco. «Mierda, que dolor de cabeza». Esa era la primera borrachera de Kristen.
ahaha se me complica esto de comentar pero vale la pena cada capítulo justo a tiempo no sabia quien darle el voto de esta semana pero escribes de una forma increíble