Renací En Un Juego De Conquista

— ¡Debe haber sido solo un sueño! — dijo el Dr. Rui.

— Eso fue real... incluso si era solo un juego, esos personajes eran reales... — replicó Lana.

— ¿Cómo eran los personajes? ¿Podías sentir algo? — preguntó el médico, haciendo que Jane frunciera el ceño, perpleja con la situación.

"¡No puede ser que esté tomando esto en serio! Lana debe estar confundida, tal vez haya leído alguna novela antes del juego y su mente esté creando ilusiones. ¡Pobre de mi amiga! ¡Este médico es un charlatán!" — pensó Jane para sí misma, lanzando una mirada furiosa al médico.

— Solo había un personaje, era un hombre... — al intentar recordar su apariencia, un ligero dolor surgió en su cabeza. Acababa de salir del juego, pero simplemente no podía visualizar el rostro de ese hombre que estuvo a su lado todo el tiempo. — ... no puedo recordar.

— Mmm, ¡tal vez si ves la portada de ese "juego", puedas recordar! — sugirió el médico.

— ¡Buena idea! Estoy segura de que al verlo, recordaré.

— Señorita Sánchez, ¿tienes algún folleto del juego? — el médico se volvió hacia Jane y preguntó.

A pesar de la vacilación, Jane corrió hacia el bolso de trabajo de su padre y tomó un folleto de promoción del juego. En la portada, había un conjunto de siete personajes femeninos y siete personajes masculinos, con un gato naranja como guía y, al fondo, algunos personajes secundarios que serían importantes para la historia, como villanos y NPCs de ayuda.

— ¿Puedes reconocer alguno? — preguntó el médico.

— ¡Solo el gato! ¿Estás seguro de que no hay ningún otro personaje? — preguntó Lana, frunciendo el ceño.

— ¡No! — respondió Jane con convicción. — Estos son los únicos que podemos elegir para jugar. Son solo estos personajes los que puedes controlar. Los demás son personajes de apoyo.

— No entiendo... entonces, ¿por qué me convertí en una planta y luego en una bola? — preguntó Lana, luciendo confundida.

Los ojos de Jane se llenaron de lágrimas. Sentía un profundo remordimiento por haber dejado a su amiga jugar sola ese día. Aunque no era culpa suya que la red eléctrica hubiera fallado en esa ocasión, haciendo que la computadora de Lana transfiriera toda la carga a los anteojos de realidad virtual, si Carlos no hubiera llegado a tiempo, el daño podría haber sido mucho mayor.

Jane conocía bien a su amiga, sabía cuándo estaba inventando algo o dejando volar su imaginación. Sin embargo, esta vez, Lana hablaba en serio; genuinamente creía que estaba atrapada dentro de un juego. Jane sintió una profunda compasión por Lana, imaginando que su amiga podría quedar mentalmente incapacitada por el resto de su vida.

El médico expresó con delicadeza: — Quizás usted esté explorando los rincones de su mente, después de todo, se sabe que usted tiene una predilección por dejarse llevar por la imaginación. Es posible que su cerebro haya creado estas experiencias.

Lana, con un destello de incredulidad en los ojos, respondió: — ¡Pero fue tan real! ¡Incluso podía saborear las sensaciones...

— Está bien, señorita. Ahora descansa. Has recibido una descarga eléctrica muy intensa y necesitas descansar. ¡Es un verdadero milagro que hayas despertado!

Con esas palabras, el médico y Jane salieron de la habitación, dejando a Lana entregada al merecido descanso y perdida en pensamientos más profundos.

Después de meses de internación, Lana acabó recibiendo una compensación de la empresa del padre de Jane, dado que el defecto ocurrió en los lentes y no en la red eléctrica como todos imaginaban. El misterio sobre cómo ocurrió tal falla permaneció sin explicación. Para evitar procesos legales, le ofrecieron una generosa suma de dinero y propusieron un acuerdo de confidencialidad a Lana, que aceptó de inmediato. Con ese monto, podría realizar su sueño de estudiar Letras en la universidad, con la esperanza de convertirse en profesora y escritora. Su deseo era fomentar la lectura, ya que así tendría más compañía en sus "devaneos" literarios.

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Años después del uso inicial de los anteojos de realidad virtual, algo dentro de Lana aún ansiaba por volver a ver al hombre que afirmaba ser su padre. Aunque no recordaba su rostro, una profunda angustia la asediaba. Lana no recordaba cómo era tener un padre y una madre, ya que perdió a ambos cuando tenía solo dos años de edad. Por lo tanto, esa experiencia fue la primera vez que sintió el calor del genuino afecto paterno. Esta llama interior, aunque oscurecida por el paso del tiempo, seguía ardiendo, alimentando su búsqueda de una conexión perdida hace tanto tiempo.

Después de mucha insistencia, Jane aceptó dejarla usar los anteojos nuevamente, pero solo con la condición de que estuviera acompañada. Al conectarse nuevamente al juego, Lana se dio cuenta de que no fue teleportada al mismo lugar que antes. El gato Leo parecía mucho más robótico y las opciones de personajes habían cambiado drásticamente. Ahora, Lana solo podía elegir entre uno de los siete héroes o heroínas predestinados, un cambio que la dejó perpleja y ansiosa por lo que vendría a continuación.

El hombre que Lana ansiaba encontrar no apareció, y la chica pasó horas tratando de localizarlo, pero en vano. Con el tiempo, Lana descubrió que todos los "héroes" y "heroínas" tenían historias un tanto trágicas, que podrían llevarlos a convertirse en posibles villanos. Fue en ese momento cuando ella comprendió la razón por la cual necesitaba "conquistar" el corazón de alguno de ellos.