En los misteriosos bosques del Imperio de Thaloria, Zaida despierta en un carruaje, sin memoria y rodeada de desconocidos. Pronto se encuentra en medio de una lucha por la libertad liderada por la valiente princesa Ariadne y sus caballeros.
Pero su destino toma un giro inesperado cuando Zaida encuentra un misterioso collar y libera a Anika, una poderosa bestia divina encerrada en su interior. A medida que la relación entre Zaida y Anika se desarrolla, enfrentarán desafíos y complicaciones, mientras Anika se convierte en una fiel sirviente de Zaida.
Mientras descubre oscuros secretos y poderes ocultos, Zaida atrae la atención de varios príncipes del reino, cada uno con sus propios intereses y motivaciones.
Nota: está es una historia que salió de mi cabeza xd, pero probablemente sufra modificaciones, aún cuando ya esté publicado (es que soy mujer y no sé lo que quiero jajaja) que la disfruten :)
Extra: Contiene imagenes para una mejor imaginación :3
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CAPITULO 2 - Las leyes del collar
El carruaje se detuvo frente a las imponentes puertas del Castillo de Thaloria, donde la princesa Ariadne aguardaba con sus caballeros y uno de ellos grito — ¡Abran las puertas! — los guardias que estaban cuidando el castillo desde lo más alto, abrieron las puertas del castillo sin dudar, listos para recibir a los prisioneros liberados.
Con gesto decidido, la princesa descendió de su montura, — Lleven a los prisioneros al calabozo, mañana veré qué hacer con ellos — dijo mientras los veía con desdén.
Después se acercó a sus criadas entre ellas, Aris, que estaban en la puerta esperando, ellas también se acercaron rápidamente a la princesa, se notaba la preocupación que tenían hacia la Princesa.
Caminaron hasta lo más profundo del castillo, hasta llegar al palacio de la princesa. Se dió cuenta de que necesitaba más sirvientas a su disposición por lo que elegiría entre los recién liberados.
Observo con cuidado, pero vio a Zaida y a Lety, mientras se tomában de la mano , '¿Tal vez son hermanas?' pensó la Princesa, señaló a ambas y a la otra mujer, — Ustedes, acérquese — dijo.
No tenían idea de lo que estaba sucediendo," ¿por qué nosotras? ", pensaron, pero aún así obedecieron, asintiendo con respeto y se acercaron, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo ante la solicitud de la Princesa.
— Aris —, dijo la Princesa con voz firme, — Llevarlos a sus nuevas habitaciones — señalando a los esclavos que ahora eran sirvientes, —Mañana se les asignarán sus labores como sirvientes de la familia real, y gozarán del sueldo correspondiente. Estoy segura de que servirán con honor y devoción —.
Las palabras de la princesa fueron recibidas con alegría y alivio por parte de los prisioneros, cuyos rostros se iluminaron con esperanza ante la perspectiva de una nueva vida bajo la protección de la familia real.
Con paso firme, Aris junto con dos sirvientas, acompañadas de los guardias de la Princesa, guiaron a los prisioneros hacia las pequeñas cabañas que servirían como sus nuevas habitaciones. El aire fresco del anochecer llenaba el patio del castillo, mientras el bullicio de la vida cotidiana resonaba en el aire.
A pesar de las adversidades que habían enfrentado, ahora tenían la oportunidad de comenzar de nuevo, gracias a la generosidad de la Princesa Ariadne.
Mientras la Princesa seguía en la entrada junto con otra sirvienta llamada Lia, llamo a las mujeres para que entraran junto con ella al palacio.
Ariadne entro primero a su sala, era enorme, con un gran candelabro colgando en el techo, cuadros que al parecer eran sus antepasados y muebles preciosos. Dirigió su mirada hacia las mujeres, con una mezcla de compasión y determinación.
— Me he dado cuenta de que mis sirvientas no pueden ellas solas, a veces necesito que me ayuden y creo que no les doy el descanso que se merecen —.
Lia que estaba detrás de la princesa, se conmovió al escuchar eso.
— Necesito que estén aquí conmigo, para lo que necesite, por eso las elegí a ustedes, gozan de buena salud, pero sobre todo, son jóvenes — ante las palabras de la princesa, aceptaron con gratitud, al menos tendrían un lugar donde descansar.
Ariadne, queriendo asegurarse de que se sintieran cómodas, preguntó — Antes de ser secuestradas, ¿tenían una vida allá afuera? — negaron con la cabeza, — Pueden irse si así lo desean, no las detendré —. La princesa no tendría problema dejarlas partir si así lo deseaban.
Sin embargo, Lety hablo, — princesa, nosotros eramos libres, pero no teníamos vida — respondió con humildad. — Para nosotras sería un gran honor servir a la princesa —
Estaba agradecida por la oportunidad de tener un techo y un propósito noble por el cual trabajar. Mientras Zaida, no estaba del todo convencida, lo único que hizo fue asentir con la cabeza, pero quería irse de ese lugar, tal vez no recordaba nada, pero sentia que tenia un lugar al cual volver.
La princesa ordenó a Lia, una de las sirvientas de confianza del castillo, que se llevara a las mujeres a sus nuevas habitaciones.
— Estarán en habitaciones separadas por el momento, mañana Lia les asignará una nueva habitación dentro de mi palacio — dijo la princesa.
Después de despedirse con cortesía, se retiraron del palacio, Lia las llevó a sus habitaciones temporales.
— ¿Te veré mañana? — pregunto Lety.
— Claro que sí — respondo Zaida abrazándola, ambas se fueron a sus habitaciones.
Zaida cerro la puerta de la pequeña habitación con un suspiro de alivio. El lugar era modesto pero acogedor, con una pequeña cama cubierta por sábanas limpias y una ventana que dejaba entrar la suave luz de la luna.
Mientras estaba sola en la nueva habitación, se sentó al borde de la cama y saco con cuidado el collar que había guardado en su bolsa. La gema roja en el centro brillaba débilmente , estaba sucio, era de esperarse, estaba en la tierra, noto los extraños símbolos tallados alrededor parecían susurrar secretos que aún no comprendía.
Busco un espejo y decidio ponérselo para ver cómo lucía puesto, de repente, el zafiro rojo comenzó a brillar, de el salió una mujer de cabello blanco con ropas livianas.
Se sorprendió tanto que estuvo a punto de gritar, pero la chica de cabello plateado le dijo con calma, — Tranquila, no le haré daño — intento acercarse a Zaida, — Por que siempre que un portador se pone el collar, siente la necesidad de gritar — rezongo en silencio, — pero no tema, estoy aquí para servirle —.
Abrio los ojos de par en par, tratando de comprender lo que estaba sucediendo. De repente un dolor punzante en la cabeza, empezo a recordar una historia que alguien le había contado en el pasado, cuando era niña, pero ¿Quien?, no podía recordar quién, escuchaba la voz de una mujer en sus recuerdos, 'Reino de Ondor' 'Collares magicos' 'Bestias divinas'.
Tanto fue el dolor que estuvo a punto de caer al suelo mientras trataba de recordar quién le había hablado de los collares mágicos. La chica de cabello plateado, rápidamente la atrapó para evitar que se lastimara. Se encontraba en los brazos de la chica, sintiendo su apoyo y protección.
Después de un momento, me reincorporo rápidamente, tomando una vela que estaba cerca como arma improvisada. Miro a la mujer extraña con cautela y le preguntó, — ¿Quién eres tú? —
La chica de cabello plateado respondió con voz suave pero firme — Me llamo Anika, Princesa del Reino de Ondor, y estoy a su servicio, mi señora — terminando su oración con una reverencia.
Las sospechas de Zaida lo confirmaron, tenía un collar mágico, y ahora estaba cara a cara con una criatura mística atrapada en él, pero no era cualquier collar, era la princesa, era uno de los collares más poderosos de entre todos los collares.
Anika se esforzó por explicarle cómo funcionaba el collar que ahora era suyo por derecho. Observo el objeto con fascinación, pero también con temor, era consciente de su poder y las implicaciones de tenerlo a su disposición. Mientras tanto, Anika comenzó a hablar sobre las restricciones y leyes que regían los collares mágicos.
Anika asintió con seriedad. — Mi señora, es importante que entienda las leyes que rigen los collares, ya que tienen un impacto significativo en nuestra interacción y nuestras vidas — explicó.
Con cuidado, Anika enumeró las leyes de los collares, cada una más intrigante y complicada que la anterior.
—" La Primera Ley establece que un collar puede dañar a un humano, pero no puede dañar a un portador. " Al tener el collar, la incluye usted mi señora — explicó Anika, con voz firme.
Zaida asintió aún procesando la información. — Eso quiere decir que si un portador intenta lastimarme, el collar ¿no obedecerá? — pregunto.
Anika asintió feliz, continuando con su explicación. — Exactamente. Ahora, la "Segunda Ley establece que un collar debe proteger y obedecer las órdenes dadas por su portador, a menos que estas órdenes entren en conflicto con la Primera Ley." Que es lo que usted acaba de preguntar, — haciendo una ligera pausa para después continuar.
— "La Tercera Ley establece que un collar no puede desarrollar sentimientos hacia un humano o portador que pongan en peligro su seguridad." Y la "Cuarta Ley establece que un collar debe proteger su propia existencia, sin importarle que entren en conflicto con las leyes anteriores" —explicó Anika, completando su explicación sobre las leyes de los collares.
Asientio nuevamente similando la información. — Entiendo. Pero... ¿Qué pasa si desobedeces las leyes? — pregunto curiosa.
— Tenemos una muerte lenta, al desobedecer las leyes, tenemos un tiempo determinado de vida, después de que se acaba ese pequeño tiempo, nos convertimos en piedra lentamente — respondió Anika, pero no estaba triste por su situación, al contrario respondió tranquilamente, 'Cómo puede responder así, si se trata de su propia vida' penso Zaida.
Cualquier persona se hubiera puesto feliz al tener semejante tesoro en sus manos, pero Zaida... Se sentía triste por Anika, recordaba un poco la leyenda que le habían contado, donde las bestias divinas habían sido sometidas a la fuerza, para obedecer al humano, una especie que ellos no odiaban, pero al final terminaron haciéndolo.
— Anika, hay alguna forma de poder liberarte... — no había terminado de hablar cuando de repente tocaron la puerta.
Anika que ya había escuchado los pasos acercándose se convirtió en un gato blanco, subiéndose a la cama.
Zaida vio que Anika se había convertido en un gato, ¿Cómo era eso posible?, pensó, rápidamente el collar que se había puesto, lo tapo con su delgada ropa, sin decir nada más, me dirigió a la puerta y pregunto, — ¿Quien es? — mientras abría la puerta.
— Buenas noches, por órdenes de la Princesa se nos ordenó traerles comida — dijo un sirviente mientras llevaba una pequeña canasta en sus manos. No dudo en tomarlo ya que Zaida tenía hambre, — Muchas gracias — haciendo una pequeña reverencia despidiéndose del sirviente haciendo que este se retire.