¡Casada Con Un Mafioso! ¡El Contrato!

Dean

Detengo el auto inmediatamente y me dirijo hacia ellos, que no me ven acercarme. Le doy un puñetazo en la cara al hombre, quien cae desmayado al suelo. Hazel me sujeta justo cuando iba a darle una patada al hombre que está en el suelo inconsciente.

— ¿Qué estás haciendo? ¡Detente, Dean! No hagas más nada con él.

— ¿Lo estás defendiendo? ¿Quién es él? ¡Voy a matar al desgraciado!

— Él no es de aquí y me pidió información sobre dónde estaba una calle, me estaba agradeciendo cuando viniste aquí todo machito y le pegaste.

— No me gustó verlo poner la mano en ti. Entiende una cosa, Hazel. Estás casada con un mafioso extremadamente celoso, y no voy a perdonar a nadie que te toque, nadie puede tocarte excepto yo.

— ¡Eres un psicópata!

— ¡Gracias! – miro a los guardias de seguridad — Llévenlo y llévenlo a un hospital. Y tú vienes conmigo. – le digo a Hazel, quien me mira con enojo.

— ¡No! ¡No iré! – le lanzo una sonrisa sádica, y ella se asusta — ¿Qué vas a hacer?

La tomo y la cargo en mi hombro, camino hacia mi auto y la hago entrar.

— ¡Vamos a casa!

Cuando llegamos, Hazel entra corriendo y ya sé a dónde va. Camino tranquilamente hacia arriba y voy hacia la habitación donde probablemente se encerró.

— Hazel, abre esta puerta. No voy a tocarte de nuevo, solo quiero hablar.

— Vuélvete un ser humano normal y consideraré tu caso. No voy a abrir esta maldita puerta, si quieres entrar, tienes que forzarla.

— ¡Como quieras!

Digo esto y me alejo, con solo una patada la puerta se abre golpeando la pared. La veo caer sentada en la cama asustada.

— Lo que necesitas saber sobre mí, Hazel, es que no soy amable, estoy intentándolo contigo. Soy celoso, pero es algo que solo me sucede contigo. Soy un mafioso y mi forma de resolver las cosas a veces te asustará, solo necesitas acostumbrarte a mí.

Me acerco a ella lentamente y cuando menos lo espero, ya estamos uno sobre el otro. Qué delicia la forma en que resolvemos nuestros problemas. ¿Será así la próxima vez también?

Cuando paramos lo que estábamos haciendo, tomo una sábana y nos envuelvo a los dos, la cargo en mis brazos y la llevo a nuestra habitación. De esta forma, haremos el amor en toda la casa.

A la mañana siguiente, me aseguro de aclarar las cosas con ella.

— Para evitar que vuelva a ocurrir el malentendido de ayer, no permitas que te toquen. Me convierto en otro hombre cuando estoy celoso y realmente no querrás ver de lo que soy capaz.

— Ya entendí el mensaje y ya he visto suficiente. No necesitas decir ni hacer más nada.

— ¡Perfecto! En cuanto a mí, no tienes de qué preocuparte, me has atrapado de una manera que otras mujeres son aburridas e insignificantes en comparación contigo.

Quería pasar más tiempo con ella, pero tengo trabajo y mucho para hoy. Anthony y Mayra me ayudaron a limpiar la banda que nos estaba robando y hoy veremos si no quedó nadie atrás, queremos dejar solo a los que confiamos trabajando para nosotros.

Cuando llego a la oficina, Mayra me arrastra a su despacho y parece preocupada.

— ¿Mataste a alguien por accidente? ¡Solo quema el cuerpo hasta que se convierta en cenizas y tíralo por el retrete!

— ¡Qué graciosa! – Mayra dice — Entonces, ¿dime, papá del año, por qué Ayleen está contando por todo el submundo que tienen un hijo juntos y tú no quieres asumirlo porque te casaste con una mujer más joven? ¿Tienen realmente un hijo juntos, Dean?

— ¿Estás volviéndote loca? O mejor dicho, ¿se está volviendo loca ella? ¡No tenemos un hijo juntos! Ayleen tiene un hijo de Cassius.

— ¿De verdad? ¡Porque también dijo que puede demostrarlo solo con un examen!

— ¡Yo... yo la mataré! ¿Cómo esta desgraciada puede difundir algo así sobre mí por ahí?

— Eso ya no lo sé, pero resuélvelo rápido porque el consejo del submundo acordó tener una audiencia con ella pronto y las cosas no van a salir bien para tu lado. – Mayra me advierte.

— ¿En serio esto tenía que pasar justo ahora? ¡No me voy a divorciar por culpa de esta loca! Ayleen está muy equivocada, sé que ese hijo no es mío. Gritó a los cuatro vientos que era de Cassius y que nunca fui un hombre para ella.

— ¿Están jugando al club del té y no me llamaron? ¡Qué maldad! Me siento excluido. – Anthony se tira dramáticamente en el sofá y se cubre la cara con las manos.

— Se parece más a un baby shower... No pudimos esperarte. El papá del año aquí está en problemas. – Mayra se burla.

— No me llames así, Mayra. – digo irritado — La única mujer que tiene derecho a concebir un hijo mío lleva mi apellido en este momento.

— Entiendo. Ese tema que nos contaron esta tarde en el bar del submundo. – Anthony afloja la corbata — También quiero saber si es verdad.

— ¡Pero claro que no! Ustedes estuvieron conmigo en todo lo que he vivido y recuerdan bien lo que ella me hizo. Tú, Mayra, solo no la mataste porque fui un idiota al suplicarte que no lo hicieras y ni siquiera sé por qué.

— Creo que es porque la amas, a pesar de que sea una serpiente cruel. El amor es ingrato, por eso yo no siento esa mierda. – mi amiga se encoge de hombros.

— ¡Estoy de acuerdo con May! – Anthony completa — No me gusta ese sentimiento a pesar de que nunca me haya hecho daño. Pero prefiero no arriesgarme.

— ¡No quiero hablar de esto! No quiero

hablar de nada. Perfecto, arruinaron mi día, gracias a los dos.

— Pero ¿qué hicimos...?

Ni siquiera espero a que Anthony termine la frase, salgo de la sala dejando a los dos idiotas atrás. Entro en mi oficina y de inmediato lanzo un vaso contra la pared, la furia en mí empeora cada segundo que recuerdo que tendré que asistir a esa reunión con Ayleen, no puedo dejar que manche mi imagen diciendo algo que no es verdad. No quiero matarte, Ayleen. No quiero.