Siendo Esa Princesa

Diana se quedó sin palabras. Estaba asombrada por lo que acababa de hacer el duque Hendrick. El anciano no era cualquiera. Si para Diana, Ashlan era una figura con múltiples personalidades, ahora encontró una figura que era mucho más aterradora que eso.

Se podría decir que el duque Hendrick es un psicópata. Es natural, si todo este tiempo la duquesa Levrina y Lady Verónica estuvieron dispuestas a obedecer ordenes de este hombre.

-¿Por qué guarda silencio, Su Majestad? ¿Está insatisfecha?- el duque Hendrick pregunto cuando Diana ignoró su primera pregunta.

El hombre se volvió hacia su esposa y se preparó para darle una segunda bofetada.

-¡Suficiente!- Diana habló para evitar que el hombre volviera a golpear a su esposa.

El Duque Hendrick sonrió mientras bajaba la mano.

-Entonces, ¿podemos charlar en algún lugar más cómodo?- Diana asintió.

-Claro- respondió.

La posición de Diana ahora es como estar rodeada por una manada de hienas salvajes.

Las tres personas que estaban sentadas frente a ella parecían estar observando todos los movimientos de Diana. La defensa de Diana no se vio defraudada.

La bella mujer no quería darles a las tres astutas personas la más mínima oportunidad de atacarla. Incluso si está sola, no perderá.

-¡Díganme! ¿Por qué están aquí?- Diana abrió la conversación en tono frío.

El duque Hendrick sonrió. Los ojos del hombre estaban envueltos en un aura extraordinariamente astuta. Diana también sabía que el Duque Hendrick era la persona que había estado controlando a Ashlan todo este tiempo.

Aprovechando la tristeza y la pérdida del hombre cuando era niño para convertirlo en un muñeco obediente y aparentemente sin corazón.

Con el pretexto de ser amigo del Rey anterior, estableció su posición cerca de Ashlan como la única persona que se preocupaba por la tristeza del hombre.

Y Ashlan, o es realmente estúpido o tiene sus propios trucos, por lo que tiene que obedecer cada palabra de ese hombre en cualquier momento.

-Su Majestad, vinimos aquí para registrar a nuestra hija, Verónica Hendrick, como candidata a concubina del Emperador- La declaración del duque Hendrick hizo que Diana olvidara por un momento cómo respirar.

¿Concubina? Ni siquiera pensó que el duque Hendrick querría convertir a su hija en concubina.

-¿Su majestad?- El duque Hendrick reprendió a la reina que no reaccionó.

-¿Concubina?- repitió Diana, tratando de asegurarse de que sus oídos habían escuchado correctamente.

El duque Hendrick asintió.

-Sí, concubina. ¿No es deber de Su Majestad la Reina buscar chicas nobles dignas de ser concubinas del Emperador?- Él levantó ambas cejas.

-¿O tal vez no conoces tus deberes hasta ahora?- añadió con expresión sarcástica y condescendiente.

-¿Por qué tienes que llamarla Reina? Llamarla Diana es suficiente. Además, ella sólo está aquí como prisionera de guerra. ¡Nada más!- dijo la duquesa Levrina en respuesta a las palabras de su marido.

La mirada aguda del duque Hendrick fue la respuesta a las palabras de la duquesa Levrina hace un momento. Parecía que al hombre no le gustó que su esposa interfiriera en su conversación con Diana.

-Me pregunto hasta qué punto llegó el comportamiento descarado de la duquesa hacia mí- Diana sonrió torcidamente a la duquesa Levrina.

-¿Realmente cree la duquesa que mi paciencia nunca se acabará? A pesar de los rumores de que solo soy una prisionera de guerra, sigo siendo la reina de esta tierra.

-¿Te atreves a criticar las palabras de tu tía?- La comisura de los labios de la duquesa Levrina se torció.

Sus ojos miraron a Diana, quien en cambio actuó con indiferencia.

-¿Tía?- Diana se rió entre dientes.

-La Duquesa es sólo la hijastra de mi abuelo. Incluso ingresaste a la familia de mi madre porque fue la madre de la Duquesa quien engañó a mi abuelo para que se acostara con ella.

-Por suerte, mi abuelo es una buena persona así que estuvo feliz de darte el título de nobleza así que que la gente no te insultara. Otra vez.

-¡Diana!- gritó la duquesa Levrina con la cara roja.

-¿Qué?- preguntó Diana. La bella mujer miró a la duquesa Levrina sin inmutarse.

-¿Te sorprende que se sobre tu pasado?- La duquesa Levrina miró hacia otro lado.

No podía soportar mirar más a una mujer que siempre había considerado tan débil. No sé de dónde vino la fuerza para que su sobrina se volviera tan valiente.

Lo que es peor, Diana incluso conoce el pasado que ha estado tratando de ocultar delante de todos.

-Entonces, ¿mamá...?- Verónica pareció sorprendida. Miró a su madre quien solo desvió la mirada con el rostro cada vez más rojo.

Las cosas que había estado ocultando todo este tiempo finalmente fueron reveladas frente a su hijo y su esposo.

-¡No desvíes la conversación, Su Majestad!

Aunque se sorprendió al saber que su esposa no era de sangre real sino simplemente una plebeya común y corriente, el duque Hendrick intentó mantener su autoridad:

-Estamos discutiendo el nombramiento de una concubina. No sobre el pasado de mi esposa.

-¡La selección de una concubina sólo se hará si el Emperador está de acuerdo, señor Duque!- respondió Diana. El duque Hendrick arqueó una ceja.

-Por supuesto que el Emperador estará de acuerdo.

-¡Je! ¡Qué confiado está!- Diana murmuró para sí misma.

-¿No sabes que Verónica fue candidata para ser Reina antes que tú?- De repente, Diana se sorprendió al escuchar las palabras del duque Hendrick.

Mientras tanto, el hombre parecía satisfecho disfrutando de la expresión de asombro de Diana.

-Si no fuéramos nosotros quienes rechazamos la propuesta del Emperador, entonces aún podrías estar encarcelado en una habitación estrecha en el reino del Este.

Añadió el Duque Hendrick en una frase que logró hacer retumbar el pecho de Diana.

-No fueron ustedes quienes rechazaron la propuesta, pero yo cambié de opinión- dijo alguien en voz alta tan pronto como se abrió la puerta.

Todos los ojos estaban ahora centrados en la figura del hombre alto y robusto que entró en la habitación. A diferencia de lo habitual, Ashlan fue visto solo sin el Caballero Bennett a su lado.

El hombre inmediatamente se acercó a las cuatro personas que hablaban seriamente.

-¡Su Majestad!- El rostro de Verónica se iluminó de inmediato cuando vio a Ashlan.

La mujer inmediatamente se puso de pie. Caminó hacia Ashlan y se aferró al brazo de Ashlan.

-¿Dónde has estado? Te he estado buscando durante mucho tiempo- dijo en tono mimado.

Diana apartó la mirada de la escena que de repente le revolvió el estómago. Incluso sintió ganas de vomitar pero trató de taparse la boca para que nadie pudiera verla.

-¡Por favor suéltame!- Ashlan preguntó con firmeza mientras soltaba la mano de Verónica de su brazo.

La atención del hombre sólo se había centrado en la Reina.

-¡Reina!- Llamó y luego tomó asiento junto a su esposa.

-Sí, ¿qué pasa?- Diana preguntó mientras intentaba controlar su expresión facial. La mujer sonrió burlonamente a Verónica, lo que Ashlan claramente ignoró.

-¿Estás bien?

-Claro. ¿Por qué no lo estaría?

Ashlan no respondió. Un suspiro de alivio se escuchó débilmente en la boca del hombre.

-¿Para qué le conviene al Duque ver a la Reina?- Ashlan preguntó.

el duque Hendrick parecía estar intentando controlar su expresión facial. Parecía que estaba enojado pero estaba tratando de reprimirlo él mismo.

-Sólo quiero proponer a Verónica como candidata para ser su concubina- respondió.

Ashlan miró a Verónica quien inmediatamente sonrió con timidez. Sin embargo, el hombre de ojos grises no parecía demasiado preocupado.

Lo que hizo en cambio fue agarrar la mano de Diana con fuerza, lo que hizo que el Duque Hendrick solo se concentrara en el vínculo entre sus dedos.

-No tendré ni una sola concubina. Con la Reina es suficiente para mi- Ashlan se giró para mirar a Diana quien estaba confundida por su actitud.

-Ella es la única mujer que dará a luz a mis hijos en el futuro- La mandíbula del duque Hendrick se tensó inmediatamente cuando escuchó la respuesta de Ashlan.

La duquesa Levrina y Lady Verónica se miraron sorprendidas.

-¿C-cómo es eso posible?- preguntó el anciano.

-¡Nuestro acuerdo no fue así desde el principio, Ash!

-¡Lo siento! amo a Diana. Desde la primera vez que la vi hasta ahora, ese sentimiento sigue siendo el mismo.

-¡No puede ser !- gruñó el Duque Hendrick molesto. Ahora, los verdaderos colores del hombre estaban comenzando a mostrarse.

-¡Solo te casaste con ella como prisionera de guerra, Ash! Hemos hablado de esto desde el principio. Ella era solo una herramienta para que Sean no pudiera moverse bajo nuestras órdenes.

Ashlan miró hacia abajo en silencio mientras Diana parecía no creer lo que acababa de decir el duque Hendrick. La mujer miró a Ashlan con una ira claramente visible en sus ojos.

-Entonces, ¿están todos confabulados?- preguntó Diana con voz temblorosa. Sin respuesta. El hombre interrogado guardó silencio.

-¿Puede el reino de mi padre someterse al tuyo porque mi tía Levrina y el duque Hendrick eran espías?

Todavía no hay una respuesta que realmente se refiera a la verdad de todas las acusaciones de Diana. La cabeza de la mujer de repente se sintió mareada.

Tratar de juntar incidente tras incidente y luego conectarlo con la historia de la novela mientras recuerda que tal vez hay partes que ha olvidado.

-Sois todos iguales- susurró, llena de ira.

-Di2- Diana sacudió la mano que todavía estaba en el agarre de Ashlan.

-¡Eres cruel, Ashlan! Por tu propia ambición, ¿no sabes cuántas víctimas murieron a causa de la guerra?

-Diana- llama Ashlan otra vez.

-¡Suficiente! No expliques nada- La mujer se puso de pie.

Diana vio a Ashlan, al duque Hendrick, a la duquesa Levrina y a Lady Verónica con una mirada llena de odio.

-Tengo curiosidad, si muriera repentinamente, ¿mi padre permanecería en silencio y se rebelaría?-

-¡Di, no seas imprudente!- Ashlan se detuvo cuando vio algo extraño en la expresión de Diana.

-¡Y tía!- Diana señaló a Levrina sin dudarlo.

-Después de matar a mi madre, ¿ahora también renuncias al reino que mi padre trabajó tan duro para prosperar por la ambición de tu marido a quien le gusta torturar?

Preguntó Diana, girándose ahora para señalar el rostro del duque Hendrick.

-¡tía de verdad eres estúpida!- maldijo mientras salía corriendo de la habitación.